A ver si nos aclaramos
Es Halloween. La calle está repleta de gente. Muchos me miran y se ríen, algunos también se detienen para posar en una foto conmigo. Una señora incluso me ha obsequiado con una bolsa repleta de golosinas.
No lo entiendo. El resto del año, cuando me ven gritan y salen huyendo.
No lo entiendo. El resto del año, cuando me ven gritan y salen huyendo.
Que no se preocupe tu desfigurado protagonista. Sus semejantes lo tienen claro; sólo fue una breve excepción en una sociedad que le incomoda lo diferente
ResponderEliminarBuena critica a la volátil percepción de lo que consideramos normal, echando mano de un refrescante sentido del humor.
Un saludo Juan
Me ha parecido muy bueno este relato de una persona que, una vez al año, se siente igual que los demás. Tiene mucha miga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo
La importancia del contexto, amigo mío. Te encuentras a un hipster gordinflón vestido de rojo chillón en agosto y seguro que hasta te parece que huele mal. Pero, ah, si lo ves en diciembre te parecerá entrañable.
ResponderEliminarPues eso, que no tenemos criterio ni remedio.
A sus pies.
Al leer el relato me ha parecido que tu protagonista podría ser la misma Muerte, un esqueleto andante con su capucha y guadaña, alguien a quien debiéramos saber recibir de una forma natural, algo fundamental y que en ningún sitio se enseña. Si en lugar de ser la Parca se tratase de una persona con una fealdad extrema igualmente debería ser aceptada, cosa que no sucede más que un día, el resto no toca. Hipócrita sociedad la nuestra que sólo se vale de la apariencia y que tú has reflejado muy bien.
ResponderEliminarUn saludo
Al menos este pobre monstruo tiene un dia al año para integrarse y ser reconocido en la sociedad. El resto del año tendrá que seguir llevando su cruz.
ResponderEliminarMuy bueno, Juan Carlos.
Saludos.
Por eso existe la exclusión social, porque los humanos somos así de tontos, si no nos ponen un día para adorar lo diferente, ni lo tomamos en cuenta.
ResponderEliminarMe ha parecido muy bueno, con mucho trasfondo.
Un beso Juan Carlos.
Malu.
¡Genial! Nos muestras que muchas veces nuestra intolerancia transforma lo distinto en amenaza. Además lo narras con un toque de humor.
ResponderEliminarSaludos, Juan Carlos.
Pues eso, Juan, lo explicas perfectamente, que vemos poco y nos aclaramos menos, y así no hay quien entienda nada.
ResponderEliminarUn saludo
Simplemente genial.
ResponderEliminarUn beso, Juan Carlos.
Será porque solo en la noche de Halloween aceptamos que nos turbe lo distinto y “feo”, mientras que el resto del año no lo hacemos. De tu micro se extrae una excelente reflexión, Juan Carlos. Un saludo.
ResponderEliminarMe ha recordado una escena de la película ET durante Halloween, cuando los niños se atreven a sacarlo de la casa sabiendo que esa noche no llamará la atención.
ResponderEliminarMuy bueno, Juan Carlos.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarSaludos.
En Halloween ese desharrapado queda muy bien con el decorado, pero en lo cotidiano es muy antiestético en medio de la ciudad. Además, verlo igual nos incomoda la conciencia y...
ResponderEliminarMuy lograda la idea y cómo la has plasmado, Carlos. Saludos
Por una vez al año, la apariencia no engaña. El resto de días, el estupor de la gente ante lo extraño o diferente (por no decir el miedo o el rechazo) se hace mucho más patente.
ResponderEliminar¡Genial historia, Juan Carlos! Seguramente con un trasfondo mucho más profundo que el que sobrenada en tus cincuenta palabras. Y encima nos lo trasladas con cierto humor y mediante un título para que reflexionemos si estamos, como se dice, a Rolex o a setas.
Van mi me gusta y también mis felicitaciones por tu relato.
Saludos.
Muchas gracias por vuestras palabras.
ResponderEliminarResulta muy gratificante que lo que uno a escrito le agrade a personas a las que no conoce de nada.