Bucle
El mar calmo espera al próximo verano. Hasta ahora su memoria fue admirable. Ángela tiene que hacer esfuerzos extraordinarios, empieza a diluirse, pierde color, olor y detalles. Continúa, eso sí, la memoria añeja, la que deja una huella indeleble y sigue intacta. Espera alcanzar el mar calmo el próximo verano.
Los mecanismos del olvido son difusos, sin embargo, es curioso encontrar ancianos que, aunque no son capaces de recordar los componentes de su desayuno, guardan estampas claras de su infancia.
ResponderEliminarHermoso y profundo, Carmen.
Saludos.
Vicente
Gracias Vicente, y es que lo único que no se olvida, como dices, son esas estampas claras de la infancia...
EliminarBesicos
Sumergida en un bucle donde todo se diluye y degrada, con la vista en un mar calmo como única perspectiva, final lógico e inevitable, lo único capaz de romper ese círculo maldito en el que se ha convertido su existencia, cada vez más deteriorada.
ResponderEliminarTriunfaría quien diese con la clave para que el final de la vida no se convierta en algo triste, algo que reflejas bien en tu relato.
Un saludo
Recordar, recordar para no olvidar, me digo a mi misma cada día...
EliminarBesicos, Ángel y muchas gracias por leerme siempre.
Un mar calmo siempre aumenta la perspectiva, porque dirige suavemente la mirada al horizonte, como la de tu protagonista, con su memoria aplacada por el tiempo, como un mar colmado de experiencia que acaso ya no teme al eco.
ResponderEliminarUn bonito paseo por el mar del tiempo donde ya sólo importa la estela
Me ha gustado, Carmen
Un saludo
..Y que la estela no se pierda nunca, la memoria se ejercita, los recuerdos no se olvidan. Al menos eso pienso yo. Antonio B.
EliminarMe d encanta lo bien que has contado esas lagunas que empiezan a aparecer en la memoria y cómo destacas que las añejas perduran.
ResponderEliminarMe ha gustado, Carmen.
Un beso.
Pablo
Muchas gracias Pablo, esas son las que no pierden color, como las buenas fotos.
EliminarEn la memoria añeja (me gusta la imagen) se graban los recuerdos que se niegan a ser olvidados. Me gusta este relato que, aunque cuenta una historia triste, lo hace en un tono de mucha sensibilidad.
ResponderEliminarSaludos.
Es la historia triste de cada día, la que nos toca a los que tenemos una "cierta edad" Gracias Beto por tu comentario.
EliminarBesicos
Sensacional aproximación al deterioro que acarrea la vejez (sensacional por lo estupendamente que está escrito y por las sensaciones que despierta).
ResponderEliminarY ese mar calmo, que deja entrever una vida agitada, un gran hallazgo.
Bien contado, Carmen.
Saludos cordiales
Muy bien descrita esa vejez que va perdiendo facultades pero que se niega a que los recuerdos importantes, los esenciales, se diluyan como otras imágenes menos importantes.
ResponderEliminarUna triste historia la tuya, Carmen, que nos sirve para reflexionar porque, si nada ni nadie lo evita, todos estamos abocados a llegar a esa edad de "memoria añeja" (preciosa esa imagen).
Va mi me gusta y mi enhorabuena,
Saludos.
Muchas gracias José Antonio por tu comentario, es verdad, hay que jugar con la memoria y los recuerdos y si es junto al mar mejor para que su calma o su tormenta, nos permita que lo esencial no se olvide...
EliminarBesicos
ResponderEliminarMuchos recuerdos de la niñez se conectan fuertes en la memoria y nunca nos desprendemos de ellos, son los del día a día los que, cuando empezamos a perder color, se disuelven como un azucarillo en el agua. Muy bonito contado, Carmen. Un beso.
Así es todo es un juego en el día a día para no olvidar Matrioska. Gracias por comentar
EliminarBesicos
Precioso bucle de la vida. Con gran delicadeza planteas el deterioro de la memoria, la entrada a la tercera edad y sus consecuencias.
ResponderEliminarEl mar como fondo...una esperanza de el próximo año las olas le traigan más recuerdos y más presente. me encanta tu 50.
Un beso grande Carmen.
Qué bien lo has entendido Mª Belén. Ay, la memoria y los recuerdos, es una batalla de la vida que nos lleva con los años a no perderla.
EliminarGracias, bonica amiga
Besicos
Además de lo que han comentado los compañeros, me quedo con esa esperanza de contemplar de nuevo el mar el próximo verano. Cómo cambia la percepción del tiempo cuando eres consciente de que ya se está agotando el tuyo.
ResponderEliminarBien contado, Carmen.
Un saludo
"Ángela empieza a diluirse..."
ResponderEliminarUn micro triste pero delicado y tierno.
Saludos.
Carme