La vampiresa
Él le dijo con voz suplicante:
—Te amo con toda mi alma. Déjame amarte.
Ella anotó en su gastada libreta: "El treinta y dos está perdidamente enamorado".
Dos días después, tras un examen rutinario, escribió el doctor en el certificado de defunción: "No podía vivir, imposible, le faltaba el corazón".
—Te amo con toda mi alma. Déjame amarte.
Ella anotó en su gastada libreta: "El treinta y dos está perdidamente enamorado".
Dos días después, tras un examen rutinario, escribió el doctor en el certificado de defunción: "No podía vivir, imposible, le faltaba el corazón".
Estupendo, Nicolás.
ResponderEliminarMuchas vampiresas y vampiros hay por ahí, esperando a su próxima víctima. Tal vez prefieren los corazones de los enamorados para asegurarse de que el sacrificado no estaba ya muerto en vida.
Saludos.
Un corazón desangrado con un colmillo de Cupido clavado en el centro, sin vida. Me ha gustado, Nicolás.
ResponderEliminarPablo
Me gusta el contraste que estableces entre las dos partes de tu relato: emociones que traban el ritmo en la primera parte para acabar con un rápido garabato del doctor que cruje sobre el papel.
ResponderEliminarSaludos, Nicolás
Curioso relato, me ha gustado la idea, y no se si se ha escrito algo así antes (anda que son pocas las películas de terror de vampiresas), me gustaría una continuación con el frío pero seductor personaje.
ResponderEliminarSaludos.