Los malditos
Cada amanecer repetían el ritual. Entraban en sus ataúdes ataviados de riguroso negro y, cuando sus cuerpos pálidos adquirían rigidez mortuoria, sentían algo parecido a la dicha plena.
Horas después, al descubrirse sobre sus víctimas con las fauces ensangrentadas, recordaban que sólo eran míseras criaturas condenadas irremediablemente a la inmortalidad.
Horas después, al descubrirse sobre sus víctimas con las fauces ensangrentadas, recordaban que sólo eran míseras criaturas condenadas irremediablemente a la inmortalidad.
Silvina, me parece soberbio tu relato sobre estos vampiros, dividido en dos partes: una de alegre en la que los protagonistas se encuentran satisfechos tras haber cenado su hemoglobina nocturna, y otra triste cuando se levantan para buscar su sustento y se dan cuenta de la esclavitud a que están sometidos, por culpa de su inmortalidad.
ResponderEliminarLo asemejo al cuerpo que se nos queda cuando nos levantamos los lunes por la mañana los demás mortales.
Un beso.
Pablo.
Hay un de que sobra antes de la palabra alegre. Cosas que pasan.
EliminarLa triste inmortalidad. Un relato que se centra en el sentimiento de estos seres.
ResponderEliminar¡Muy bien!
«Who Wants to Live Forever?», ciertamente, yo no. Una buena historia que nos brinda un acercamiento a la figura del vampiro, a sus debilidades y deseos.
ResponderEliminarSaludos, Silvina.
Personajes condenados a un ciclo dañino, para ellos y para sí mismos, malditos están y la maldición siembran. Un bucle tan irremediable como interminable, contado desde el punto de vista de estas víctimas-verdugos.
ResponderEliminarUn saludo
¡Qué bien narrado, Silvina! El ciclo perpetuo de plenitud y condena de los vampiros. Hay pocos mitos tan fascinantes y aterradores.
ResponderEliminarUn relato con mucha fuerza y perfectamente trenzado.
Saludos.
¡Uno de vampiros! Una feliz idea, Silvina, la de acercarte a estos seres tan singulares y el tema de la inmortalidad, visto como una carga trágica, es, en verdad muy literario.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Una existencia de complacencia y amargura en un ciclo interminable. Muy bien narrado, Silvina. Un saludo y bienvenida.
ResponderEliminarDos sentimientos opuestos para una misma existencia que giran y giran y giran...
ResponderEliminarMe ha gustado, Silvina.
Un saludo
Amigos, muchas gracias! El placer de escribir, y la faceta lúdica que tiene el hecho de amasar un relato con cincuenta palabras, ni una más ni una menos, es casi comparable al de leer todos vuestros generosos comentarios. Me encanta estar entre ustedes. Les mando un abrazo a todos y muchas gracias por leerme.
ResponderEliminar