Mar de lágrimas
Había una sirena que vivía devorada por los remordimientos. No poder llorar, por grande que fuese su pena, le provocaba un sufrimiento insoportable. Hasta que una tormenta la varó en tierra firme. Aliviada, vio cómo sus lloros bombardeaban la arena. Y llena de felicidad volvió a su mar de lágrimas.
Muy poético y bello, Stbn.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Un abrazo.
Pablo
Nunca lo había pensado, dentro del agua no debe ser posible llorar. A veces es muy saludable salir del mundo en el que estamos para soltar aquello que nos atenaza. La tontería de no llorar, con lo que desahoga, es más de hombres, pero a este personaje femenino no se lo impedía la masculinidad o un orgullo mal entendido, sino su medio natural. Lo importante es que, antes de volver a su entorno, sus penas y remordimientos hayan quedado en la orilla.
ResponderEliminarUn abrazo, Esteban
Me gusta tu alegoría, y es que a veces la contención no es sana, y una tiene que estallar (aunque desate una tormenta) y des-ahogarse... O ahogarse en su propio mar de lágrimas :-D
ResponderEliminarUn saludo,
Bellísimo microrrelato. Y muy simbólico... Hay que llorar siempre (hombre, mujer o sirena) para liberarse de aquello que consiga apenarnos.
ResponderEliminarVa mi me gusta, Stbn, y un aplauso porque me has conmovido.
Saludos.
Reivindico las lágrimas y el llanto siempre que sea necesario, faltaría más ... Con lo a gusto que se queda uno después de soltarlo.
ResponderEliminarMe ha gustado, un beso.
Malu.
Entiendo a esa sirena. Se pasa fatal cuando una profunda tristeza te envuelve y sientes un nudo en la garganta que te impide llorar...
ResponderEliminarUn micro lleno de sensibilidad. Me ha encantado, Stbn. Saludos
Muchísimas gracias a todos. Me alegra que os haya gustado. Abrazos y besos
ResponderEliminarMuy lindo, Stbn. Muchas veces necesitamos una tormenta que nos saque de donde estamos para ver las cosas desde otro lugar. Y generalmente las tormentas empiezan con una lágrima.
ResponderEliminarUn beso.
Quizás el motivo por el que no lloraba dentro del mar era para que no se derramara con sus lágrimas.
ResponderEliminarA pesar de tanta sal, te ha salido un relato la mar de dulce.
Saludos cordiales.
Un relato que invita a buscar algún rincón o momento para llorar cuando sea necesario.
ResponderEliminarBien encontrado el escenario para reflejarlo.
Un saludo.
Carme.
Qué a gusto se queda uno cuando lo echa todo por los ojos. Muy poético, Stbn. Un saludo.
ResponderEliminarStbn, precioso micro. Me ha encantado la metáfora del agua salada del mar y las lágrimas que también son saladas, dónde es dificil apreciar tus lágrimas si vives en ese medio. Al salir tiene la oportunidad de ver que si que puede llorar, pero no había visto sus lágrimas hasta entonces. Muy bonito. Enhorabuena! Besos
ResponderEliminar