Temor a la caída
Demasiado tiempo sintiéndose feliz le producía gran temor, pues sabía que la felicidad es efímera, volátil e incluso desconocida para muchos.
Ahora vaga por salas y pasillos de hospitales, buscando entre médicos especialistas alguna pequeña dolencia que aminore la fuerza de su felicidad para así sentirse, nuevamente, un ser normal.
Ahora vaga por salas y pasillos de hospitales, buscando entre médicos especialistas alguna pequeña dolencia que aminore la fuerza de su felicidad para así sentirse, nuevamente, un ser normal.
Pues es una triste realidad, esa especie de culpa y temor cuando las cosas nos van bien, como si no nos permitieran que nos lo mereciéramos. Lo has reflejado con mucho acierto en tu excelente relato, Isidro. Un gran abrazo.
ResponderEliminarSí, en el fondo creo que la felicidad también nos produce sentimiento de culpa además del miedo a que se acabe.
EliminarMi lema favorito es "Carpe Diem", para al menos intentar, que estos pensamientos y contradicciones no te amarguen la existencia.
Gracias por comentar.
Abrazo fuerte.
¡Qué complicados somos! Tenemos miedo a no ser felices y miedo a dejar de serlo. Tu protagonista quizás debería buscarse un sentido propio a las palabras 'normal' y 'felicidad' antes que a ningún galeno que terminará diagnosticándole un virus y que beba mucha agua.
ResponderEliminarUn relato para reflexionar, Isidro.
Un saludo
Convencido de que la condición humana es lo más complicado que existe. Sinceramente creo que la mecánica sideral es una ñoñería al lado de la complejidad de la mente humana. Tan complicada que ni siquiera sabemos sus límites ni posibilidades.
EliminarSigamos aprendiendo.
Gracias Antonio.
Me temo que esa incapacidad para ser feliz no hay especialista que la cure.
ResponderEliminarMe gusta la sensación que me has provocado.
Un saludo
La felicidad está, si es que está, en el interior de cada cual y no hará falta un especialista, ni el cirujano jefe, ni S. Freud.... a veces bastará con solo una acaricia para alcanzarla.
EliminarMuchas gracias Margaret . Un abrazo.
¿No se ha dado cuenta que su felicidad se ha convertido en zozobra? Luego entonces, paradójicamente, tu personaje puede sentirse tranquilo.
ResponderEliminarMuy bueno e interesante, Isidro.
Saludos.
Supongo que si el relato fuera de cien palabras, el protagonista llegaría a esa conclusión de que le zozobra la felicidad y que es mejor que zozobre que no que fafalte ¿verdad? jejeje!
EliminarSi el relato fuese de 150 palabras, supongo que algún médico de esos, lo mandaría lejos o que se diera una vuelta por determinados lugares... Se le quitaría ipso facto la exultante e insultante felicidad.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
El ser humano, eternamente insatisfecho, incluso receloso de su felicidad… ¡pero qué complicados somos!
ResponderEliminarUn saludo, Isidro.
Efectivamente. Tal y como le he comentado a Antonio B., me río de los problemas de matemáticas y física cuántica al lado de lo enrevesado de la mente humana.
EliminarGracias Mª Jesus. Un abrazo.
Creo que somos muchos los que hemos experimentado algo similar a lo que cuentas. Ese miedo a que se acabe la felicidad que sentimos en determinadas situaciones. Supongo que la clave está en saber disfrutar de cada momento feliz, aun siendo conscientes de que todo tiene un final. Y cuando las cosas van mal, no perder la esperanza de que volverán, de nuevo, a ir mejor. Que la vida está llena de altibajos, y que de todo se aprende. Muy bueno para la reflexión, Isidro.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo. Hago mío tu comentario sin restar ni poner una humilde coma.
EliminarMuchas gracias y un abrazo para tí Juana
Me ha gustado mucho, Isidro. El título ya es una gran verdad. Cuando uno está pasando un buen momento, teme el momento de la caída.
ResponderEliminarOtra gran verdad es que la felicidad es efímera.
Me ha encantado lo bien que has tratado el tema. Me ha recordado un poco a aquel personaje que construía castillos en el aire y los demás lo miraban con recelo.
Un abrazo.
Pablo.
Realmente las 50 palabras del relato las quise estirar para "tocar" o hacer pensar sobre la felicidad, lo efímero de la misma, la complejidad de los sentimientos humanos y la diversidad de pensamientos o conductas (tantas como personas)
EliminarMe alegro de que te haya gustado Pablo
Gracias y un abrazo fuerte.
Si lo correcto en la vida se identifica con el equilibrio, cuando todo va mal el consuelo es que no puede ir peor; por el contrario, sufrimos con los buenos tiempos, conscientes de que los podemos perder. Quién no se ha dicho a sí mismo alguna vez: "esto no puede ser verdad". Según se cuenta en esos libros de autoayuda que circulan por ahí, como también en muchos mensajes de Facebook, la felicidad está en uno mismo, todo es cuestión de cómo nos tomemos las cosas, las buenas y las malas, pero eso es fácil de decir y arduo de aplicar, aunque tú lo haces con tu estilo brillante, o lo que es lo mismo, de forma profunda y desenfadada.
ResponderEliminarUn abrazo, artista
Dicho lo dicho Angel, solo puedo decirte dos cosas, pero dos cosas serias:
Eliminar1ª- Muchas gracias por tu siempre generosos comentarios
2º- Un abrazo muy fuerte, amigo.
La situación de tu personaje es más profunda de lo que parece, pues esa inquietud y ese temor que siente se encargan por si solos de mitigar esa felicidad, que es más o menos lo que ya ha apuntado Vicente. Aunque sí alguien se lo hace ver quizá se tranquilice, con lo que la felicidad se le podría disparar de manera alarmante... No sé, Isidro, pero la cosa pinta mal, :-D. Tu relato en cambio goza de perfecta salud.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Es cierto que la mera preocupación de perder la felicidad, le debiera de valer al personaje para bajar los niveles de la misma, pero su obsesión le hace buscar elementos externos que le digan lo que quiere oir.
EliminarDe todo hay en la viña del Señor!
Muchas gracias Quique por tu grato comentario.
Un abrazo.
Genial Isidro, como siempre, feliz me haces a mí cada vez que leo alguno de tus relatos.
ResponderEliminarMuchas gracias. Supongo que eres Luis ¿No?. Es que me resultas familiar bajo el seudónimo.
EliminarGracias por pasarte por aquí y comentar.
Un abrazaco.
Bravo, Isidro. Has dado en el clavo. Personalmente, haré lo posible por recordar tu micro cada vez que me vea tentada de preocuparme por lo que imagino que puede pasar antes incluso de que llegue.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya sabes... Carpe diem, quam minimum credula postero.
EliminarMe alegro de que te haya gustado y si lo vas a recordar cuando estés feliz... ya la releche para mí.
Un abrazo y muchas gracias por tu comentario.
Efectivamente estoy de acuerdo con el prota de tu relato que cuando te sientes feliz, internamente buscas alguna situación, digamos negativa, como para volver a la realidad. M lema es "hoy es el primer día del resto de nuestra vida ". Enhorabuena, cmo siempre, por tu relato. Un abrazo.
ResponderEliminar¡A mi también me gusta la frase de R. Tagore! y es quizá la que más he recomendado por escrito en las típicas dedicatorias. La primera vez la vi escrita en grande, en inglés, en una sala de conciertos roqueros de Madrid J&M ó M&M, ya no recuerdo, pues eran mediados de los 70, pero reconozco que me marcó para siempre. (Today is the first day of the rest of your life)
EliminarAngel me alegra mucho que me leas y comentes por aquí. Te mando un abrazaco... bueno dos abrazacos que para eso fuiste mi jefe.
Tu compañero... Y LO SABES.
EliminarCurioso micro por lo paradójico. El ser humano busca sin cesar la felicidad y, en los pocos momentos que la siente, no es capaz de disfrutarla por miedo a perderla. Si no fuese algo tan irracional sería hasta cómico. Me ha encantado cómo muestras esa realidad, Isidro. Un abrazo.
ResponderEliminarEs cierto que puede resultar cómico. Tu comentario me ha recordado una buena frase que leí hace tiempo y que venía a decir: "Unos se pasan media vida perdiendo la salud para conseguir dinero y la otra media, perdiendo su dinero para conseguir salud", por lo que llego a la conclusión de que el ser humano es bastante gilipollas. ¿O no?
EliminarMuchas gracias por tu comentario Matrioska. Un abrazo.
El título y la primera parte me han recordado a los que no se quieren enamorar por miedo a una posible futura ruptura de la pareja...
ResponderEliminarSi además va en busca de médicos para encontrar algún problema, ya puede considerarse problemático en sí mismo, como ha comentado alguien antes.
Interesante micro, para hacernos valorar bien las cosas.
Saludos!
Carme.
Si, es una reacción bastante normal el no querer disfrutar de algo cuando existe la certeza de que ese algo es finito.
EliminarHe oído a basteante gente, que no quiere tener perro porque le daría mucha pena cuando se le muriera !!!! Bueno, está en su derecho de pensar así. Yo he sufrido la muerte de dos perros y la verdad es que... jode bastante. (perdón)
Muchas gracias por comentar. Saludos.
La hipocondría al servicio de la felicidad... Mejor aconséjale que escriba, que como terapia es más sana y proporciona altas cantidades de oxitocina, la hormona de la felicidad. ¿O no?
ResponderEliminarUn besote.
Buena idea. En cuanto vea a Argan le daré tu consejo. (por cierto sabías que el personaje se llamaba Argan? Yo tampoco. Se lo acabo de poner. Es como "Le malade imaginaire" -Moliere.
EliminarCreo que por mucho que escribiera, nunca llegaría a hacerlo como tú.
Muchas gracias Patricia por leerme y comentar.
Un abrazo.
La felicidad es tan vulnerable, cogida siempre con alfileres, que es comprensible cierto temor. Tal vez esta se encuentre precisamente en ese camino de lucha por buscarla. Me ha gustado mucho, Isidro. Un abrazo.
ResponderEliminarVulnerable, efímera... y los más pesimistas dicen que no existe.
EliminarYo creo que merece la pena buscarla.
Muchas gracias como siempre por leerme y comentar.
Un abrazo, Salvador.
¡Qué identificada me siento, Isidro! Una vez que las cosas nos salen bien, que se alienan los planetas, ya estamos pensando "esto no puede ser", "seguro no va a durar". Y ahí casi caemos en la profecía autocumplida, porque solo por ese pensamiento, por ese temor a que todo se termine, ya no somos tan felices.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un beso.
Lo has definido perfectamente. Ese es el trasfondo del relato. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn beso que cruza el charco hasta... ¿Argentina?
Sí, hasta Argentina. Lo he leído un poco tarde, pero ¡ha llegado! :-)
EliminarBesos.
¡Qué complicados somos, Isidro! Nos gusta algo y su contrario. Cuando somos felices, nos entra el canguelo de perder esa dicha, pero si estamos apenados, echamos en falta algo de felicidad. Y así vamos... Si a eso le añadimos la hipocondria, tenemos un magnífico relato, como el tuyo.
ResponderEliminarVa mi me gusta y con este, mi enhorabuena y un fuerte abrazo.
Parece que la complicación del ser humano es condición "sine qua non" para su existencia, por eso no me parece extraña ni excepcional la preocupación que muestra el personaje. Evidentemente las preocupaciones y ocupaciones son tantas y tan variadas como individuos hay.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo fuerte.
Neurótico, y además hipocondríaco, peregrinando por el hospital en busca de un médico que le diagnostique alguna enfermedad por muy leve que sea, para poder centrarse en esa nueva preocupación y dejar de darles vueltas a la cabeza. Me alegro mucho de no trabajar en ese hospital.
ResponderEliminarUn beso, Isidro.
Jajaja!. No te preocupes pues si no ves a ese individuo en el hospital verás a otros y es sabido y notorio que todos somo neuróticos en grado más o menos grande y de hipocondríacos, pues también. Sólo se salvan los malos héroes de ficción y los muertos.
EliminarGracias Asun por tu comentario. Un beso.
Bien, Isidro, sacando punta al tema de la endémica incapacidad de los seres humanos de ser felices.
ResponderEliminarBuen disparo.
Un abrazo virtual a la espera de darte uno de verdad el sábado que viene.
Hola Carles! Si el ser humano fuera feliz... no sería lo mismo. Morir de felicidad... también es morir y creo que faltaría sal a la existencia. ¿No?
EliminarMe alegra verte aunque sea en sombra y bajo seudónimo. Sí espero nos veamos el sábado.
Un fuerte abrazo amigo.
Desde luego, cómo somos los seres humanos. Bien cierto es aquel dicho que quien no tiene problemas, se los busca. Yo también veo un tinte hipocondríaco a tu protagonista.
ResponderEliminarUn gran relato Isidro, felicidades y besos virtuales. En breve reales.
Malu.
El que dijo que quien no tiene problemas se los busca, además de ser humano, era un observador, ni siquiera gran observador de la conducta humana, pues está bastante a la vista la cuestión y la insatisfacción de la persona.
EliminarMuchas gracias Malú y espero nos veamos pronto en el encuentro.
Un beso
¡No me digas que existen personas que no se sienten bien siendo felices... !Qué raros son algunos humanos!
ResponderEliminarBuena reflexión la tuya.
Un abrazo.
Es que no se pueden creer que son felices y ese desasosiego les empieza a cortar la felicidad. Por eso es tan generalizado el concepto de que la felicidad no existe como tal y lo que se suele alcanzar son momentos felices, con lo cual, te puedes dar con un fragmento de materia mineral de mediano tamaño en las piezas óseas y blancas que crecen en la boca. jejeje.
EliminarMuchas gracias amiga Rosy. Me hace ilusión que leas mis relatos.
Un 50 que desborda felicidad contenida e increible por parte de tu protagonista. y es que cuando todo va sobre ruedas, cuando la vida nos sonríe de una manera especial y por mucho tiempo, tendemos a pensar que algo malo está por llegar, que quizás no nos lo merecemos y mil ideas más carentes de sentido.
ResponderEliminarMe encanta tu idea y como lo has logrado plasmar en tan poco espacio. Un mundo de felicidad que se ha de tratar con pastillas de incredulidad.
Ahora me dejas con la duda... Yo soy feliz, ¿Me ha me preocupar? jajajjaja..
Un beso Isidro. Genial.
Yo creo que se es más feliz buscando la felicidad que cuando creemos haberla encontrado, pues es esa plenitud que muchas veces nos ahoga y por lo tanto, acaba con ella.
EliminarYa lo decía Cervantes, "hay mayor placer en el camino que en la posada". (O algo así)
Muchas gracias por tus generosas palabras. Como siempre.
Saludos y hasta mañana si vas a Madrid.