Afónico
Aparca en la última planta para encontrar sitio.
Con la compra hecha, baja en el ascensor. Planta -1: salen cuatro personas. Planta -2: se va otra, quedándose solo. Planta -3, -4, -5... Empieza a gritar, tocar botones y golpear la puerta. El centro comercial sólo tiene tres plantas de parking.
Con la compra hecha, baja en el ascensor. Planta -1: salen cuatro personas. Planta -2: se va otra, quedándose solo. Planta -3, -4, -5... Empieza a gritar, tocar botones y golpear la puerta. El centro comercial sólo tiene tres plantas de parking.
Iba a soltar un taco, de los que decimos en mi tierra cuando nos acobardamos ante algo o nos asustamos en demasía o nos sorprendemos hasta el mayor de los límites. Lo he soltado. Sorprendente final. ¿Afónico? ¿Y quién no daría gtitos desgarradores al tomar conciencia de lo que sucede?
ResponderEliminarNos podemos imaginar la escena en una peli de terror, pero ... en la realidad? Si sucediera algo así ¿qué haríamos? Yo también me quedaría afónica, seguro. (Y soltaría muchos tacos ;-)
EliminarGracias por comentar Salvador.
Un abrazo.
Una posibilidad es que, sin haberlo contratado, a tu protagonista le ha tocado un viaje subterráneo al centro de la Tierra, que puede resultar interesante. Una segunda opción es que se trate de una caída al abismo sin vuelta atrás, un billete directo a los infiernos, lo que lleva a pensar que algo habría hecho, quizá robar en ese centro comercial. A mí, que voy teniendo unos años, me ha recordado y lo equiparo con un corto de mi niñez que recibió muchos premios, tan genial como terrorífico: "La cabina", con José Luis López Vázquez.
ResponderEliminarUn abrazo, Carme
Ángel, buen apunte este de un viaje al centro de la Tierra, pero si no le informan antes, igual llega abajo cadáver, más que nada por la impresión.
EliminarComo castigo por robar me parece demasiado fuerte. Muchos "ladrones" hay sueltos por ahí, no de supermercado precisamente, sin castigo alguno, para que este pobre se lleve tamaño susto.
Y en "La cabina" hay menos espacio, pero alrededor hay cristal, como mínimo ;-)
Un beso.
Me recuerda a esa películas de ciencia ficción de los años cincuenta que te creaba la misma ansiedad que tiene tu protagonista. En el ascensor de la playa, también salen los números que le parece en la pantalla. Esperemos que solo sea eso, una avería de la pantallita, si no, creo que su destino es el infierno.
ResponderEliminarBuen relato y bien contado, querida Carme.
Pablo
Destino: el infierno. No está mal! Pero... y si no para de bajar? Se cocerá en el magma!
EliminarBueno, como "avería" de la pantallita sería una broma de cámara oculta demasiado fuerte.
Gracias Pablo por comentar. Un beso.
Este pobre hombre sí que está hundido, je, je, je. Ya poniéndonos serios, el inesperado descenso al inframundo de tu personaje me parece una buena metáfora sobre la alienación del ser humano actual, de cómo muchas veces las masas nos arrastran sin darnos cuenta y terminamos dando a nuestras vidas un rumbo involuntario.
ResponderEliminarUn abrazo, Carme.
Bien hundido, sí!!
EliminarMe gusta tu apunte, una metáfora sobre el rumbo impuesto de nosotros mismos, parece que la sociedad nos puede arrastrar donde nosotros mismos no iríamos.
Gracias Vicente, otro abrazo de vuelta.
Carme, a mí que me dan un poquito de claustrofobia los ascensores, me has acabado de rematar. Ahora cada vez que me quede sola en uno me acordaré del tuyo, espeluznante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya, tampoco se trataba de eso! Creo que ninguno de los que nos paseamos por esta página (ni nadie que conozcas) habremos estado en uno que traspase sus límites numéricos. Espero que este pensamiento anule el que has escrito, y te deje entrar tranquila de nuevo en los ascensores.
EliminarUn abrazo con mucho aire :-)
Como para no quedarse afónico... Te cuento que durante un tiempo tuve una pesadilla bastante similar a la situación que vive el protagonista de tu historia, salvo dos pequeños detalles: el primero, yo era incapaz de articular palabra y el segundo, el ascensor subía y se salía del edificio. Realmente no sé qué es peor. Lo que sí sé es que tu micro me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo, Carme.
Fina, tu sueño coincide con mi idea inicial!!
EliminarEste relato sale de un tweet que hice hace unos meses -está en catalán, pero creo que se entiende (nota: pujava amb=subía con) https://twitter.com/carme_tuit/status/596740174224187392.
Al extenderlo a 50 palabras pasó a un ascensor que bajaba a un parking.
Me alego que te guste el micro! :-)
Un beso.
Coincido con Pablo. La atmósfera que has creado me ha recordado aquella serie -seguro que te acuerdas- de "la dimensión desconocida".
ResponderEliminarAhora, que en cierto modo, envidio al protagonista, pues a mi me encantaría visitar también esa dimensión desconocida.
Petons, Carme.
Tenéis razón. Esta historia encajaría en uno de los episodios de "The Twilight Zone". Algunos eran muy inquietantes...
EliminarY pensando en esta historia, creo que no me convence visitar una dimensión tan subterránea. Me gusta mucho ver la luz del sol ;-)
Un petó Carles.
Espeluznante, aunque fíjate, lo primero que se me ha ocurrido pensar es que menos mal que le ha pasado justo después de hacer la compra, así tiene víveres para aguantar y contarnos lo que encuentra ahí abajo. Igual el mes que viene... ;)
ResponderEliminarUn saludo, M. Carme
Pues Margarita, a mí no se me había ocurrido! Ciertamente si la compra ha sido en un hipermercado, algo tendrá para comer mientras llega a su destino. Luego, una vez allí... quien sabe qué encontrará?
EliminarMe gusta leer "espeluznante" en vuestros comentarios, jeje, objetivo conseguido :-)
Un abrazo.
Prohibido a los claustrofóbicos leer este micro, yo no lo soy, por lo tanto me lo dis-fruto plenamente con su carga de terror. ¡Me ha gustado un montón!
ResponderEliminarSaludos.
Celebro que te guste Beto!
EliminarMuchas gracias por leer y comentar.
Un abrazo.
Cae y cae... Su mujer que ha ido a buscar una lata de tomate, vuelve a la zona de las verduras y le encuentra en el suelo rodeado de otras personas.
ResponderEliminar- ¡No hay nada que hacer! ¡Infarto fulminante!
Perdona por el desvarío, pero me he imaginado a tu personaje en el momento de su partida viéndose dentro de un ascensor en caída libre en vez de atravesando un túnel luminoso.
Muy bueno, Carme.
Un abrazo.
Anda Jose, esa es una buena idea! Se muere pero en lugar de ir hacia la luz va hacia... los infiernos?? (qué habrá hecho este hombre en vida? ;-)
EliminarGracias por tu aportación!
Un abrazo de vuelta.
Ayyyyyy ... Yo también me he quedado afónica ... Socorro ... Qué angustia, Carme, lo has conseguido, el relato es fantástico.
ResponderEliminarUn beso fuerte.
Malu.
¡Qué bien, Malu! Me alegro de conseguir enviaros algo de angustia con el micro.
EliminarMuchas gracias por el comentario y por el beso. Aquí dejo otro para ti.
Carme, que sensación debe tener tu protagonista al ver que el ascensor baja más de la cuenta,se comprende ese ataque de pánico y que se quede afónico.
ResponderEliminarBuen relato que me ha gustado mucho. Un beso.
Realmente agobiante bajar más de la cuenta, y bajar, y bajar...
EliminarEncantada de que te guste, Javier.
Otro beso que viaja (pero sin ascensor ;-)
Ay madre!!! Ya no subo ni bajo más la compra en el ascensor Jajajajaj. Seguro que cuando vaya al Centro Comercial y me monte sin acordarme, me vendrá el relato a la cabeza. Enhorabuena Carme!!! Besitos
ResponderEliminarCaramba, espero que no os afecte tanto el relato!!! :-D
EliminarLa verdad es que en los centros comerciales suelen ir llenos los ascensores, así que no hay problema!
Muchas gracias, tocaya. Besos también incluídos.
Inquietante (asfixiante, desesperante, claustrofóbica..., de pesadilla) situación, Carme, muy bien plasmada a pesar del límite de palabras.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Me satisface leer vuestros comentarios, parece que la atmósfera de la situación descrita os llega!
EliminarMuchas gracias Enrique.
Un abrazo, pero esta vez sin apretar, que no "asfixie" ;-)
En varias ocasiones soñé con algo similar, el ascensor no paraba de subir, y aunque angustioso, me quedo con esa versión de subida y no con la tuya de bajada. Buen micro, Carme. Un saludo.
ResponderEliminarMatrioska, tu sueño coincide con el de Fina! (y con mi idea inicial del ascensor, se lo comento en mi respuesta a su comentario, más arriba).
EliminarLa verdad, si se ha de salir del límite, yo también preferiría irme por el cielo. Quizá se vea algo más de luz -aunque la caída sería peor, no?.
Gracias! Un abrazo.
Bueno... ahora me van a dar miedo los ascensores!
ResponderEliminarNoooo! Que tienen muchos botones para emergencias: parada, alarma, teléfono, ... La clave está en hacer la llamada antes de llegar demasiado abajo, donde ya no tendrá cobertura ;-)
EliminarSaludos! (y bienvenida)
Carme, la situación claustrofóbica sumada con el hecho de qur no para en su descenso es para dejar sin voz a cualquiera. Enhorabuena. Me ha asustado y mucho! Besos
ResponderEliminarSeguro que yo también sería que las que gritaría mucho!
ResponderEliminarGracias Pilar por tu comentario. Un beso.
Una sensación de terror absoluto. Muy bien logrado, Carme.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Sandra. Me alegro de que te llegue la sensación.
EliminarOtro beso va de vuelta.
Excelente M. Carme, un relato de terror de los que me gusta...
ResponderEliminarSaludos y felices fiestas.
Celebro que te guste Jean. Si conseguí crear algo de terror en 50 palabras, objetivo logrado ;-)
EliminarBuena entrada de año. Un beso.