Aquel encuentro
Era otoño su estación favorita. Mirar el baile de las hojas, sentir el viento despeinando su cabello... Era un día perfecto. Hasta aquel encuentro.
Ojos color azul cielo y una sonrisa que le iluminó el alma. Se olvidó del baile de las hojas y, torpemente, trató de arreglarse el cabello.
Ojos color azul cielo y una sonrisa que le iluminó el alma. Se olvidó del baile de las hojas y, torpemente, trató de arreglarse el cabello.
Hola Marisol, lo primero darte la bienvenida a esta familia de 50 palabras.
ResponderEliminarTu relato demuestra que una mirada y una sonrisa son capaces de cambiarte el día e incluso la vida.
Marisol me han gustado mucho, tus primeras 50 palabras, ahora ya esperando tu siguiente micro.
Un beso y enhorabuena,.
¿Quién dijo que el amor es sólo asunto de la primavera?
ResponderEliminarBuen micro, Marisol.
Saludos cordiales.
Marisol, bienvenida a la familia cincuentista. Precioso micro, en el que nos demuestras que cuando alguién irrumpe en tu vida y llega a tu corazón, vuelve tu vida del revés y todo lo demás pasa a ser secundario. Me ha encantado. Enhorabuena. Besos
ResponderEliminar¡Qué bonito es el amor! Y qué bien contado ese instante en el que todo cambia y empiezas a percibir las cosas que te rodean de distinta manera y a otro ritmo. Muy bien narrado, Marisol. Un saludo y bienvenida.
ResponderEliminarQué bonito lo has contado, Marisol. Esta es la magia de las palabras. ¡Bienvenida! Me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
Bienvenida, Marisol. Qué bello micro sobre la llegada súbita del amor. Me gusta cómo está contado y, como siempre, la dulzura que emanan tus palabras. Un beso.
ResponderEliminarA todos nos puede llegar a cautivar la belleza que existe en aquello que nos rodea, hasta el punto de deleitarnos y recrearnos en ella, pero esa percepción se altera cuando es sustituida, de repente, por otra belleza mayor que se superpone a todo, como bien has contado
ResponderEliminarUn saludo y bienvenida
Relato muy otoñal, y al mismo tiempo, fresco y luminoso como una mañana de primavera.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Marisol, y bienvenida.
Primero creí encontrar el amor en tu relato, pero después me dejó la sensación agridulce de haberme perdido. Todo era perfecto... hasta que sucedió el encuentro. Estaba integrada con la naturaleza, el clima, las hojas... pero luego me hice consciente de mí misma, de mis defectos, de mis temores. Será augurio para algo malo? Saludos!
ResponderEliminar¿Será esto también un efecto del cambio climático, que ya el amor no necesite de la primavera para aflorar?
ResponderEliminarMuy bonito relato y muy bien contado.
Va mi me gusta e intuyo, Marisol, que no será el último que te dedique como tampoco será esta tu última microhistoria.
Un saludo y bienvenida a este rincón cincuentista.
Tal cual: el pelo desordenado, el rubor en las mejillas, un ligero temblor en las rodillas, el corazón desbocado y no saber qué hacer con las manos. ¡Qué sensación tan bonita y qué bien lo has contado, Marisol!
ResponderEliminarBienvenida
Alguien que se queda mirando las hojas y el viento, de naturaleza romántica, seguro que reacciona con torpeza con ese amor a primera vista.
ResponderEliminarRelato ligero con palabras que, como las hojas, también bailan.
Saludos y bienvenida!
Carme.
Marisol, pero qué bonito lo has contado, coincido con todos los comentarios, sobre todo con aquello de por qué solo relacionamos el inicio del amor o enamoramiento con la primavera. Aquí nos has dejado bien claro que los colores ocres, el viento e incluso esas bajadas de temperaturas propias del otoño, bien pueden traernos algo más que frío y lluvia.
ResponderEliminarMe ha encantado, bienvenida.
Un beso.
Malu.
Qué malas pasadas nos juega el enamoramiento. Cuando queremos agradar, nos ponemos nerviosos, nos tropezamos, se nos traban las palabras... Así y todo, esa sensación es inigualable. Me gustó mucho cómo lo has contado, y el detalle del pelo me parece genial.
ResponderEliminarUn beso y bienvenida, Marisol.