Campanas tristes de Navidad
De regreso del viaje todo su mundo se hundió. El tiempo se paralizó al borde de aquella siniestra carretera. Este año no brillan en la casa luces de Navidad. Sólo unas velas titilan ante la foto de una carita risueña.
A solas susurra villancicos que le recuerdan una cálida vocecilla.
A solas susurra villancicos que le recuerdan una cálida vocecilla.
Waooo! Has mostrado el aspecto triste o trágico por el que a muchas personas no les gusta la navidad. Es evidente que la alegría y felicidad que desde niños nos aporta el ambiente navideño, se puede convertir en opuesto extremo o en arma hiriente cuando hay pérdida de seres queridos y sólo queda el recuerdo.
ResponderEliminarMuy buen relato Mª Jesus. Espero que la navidad para tí sea feliz.
Un beso.
Estoy seguro que si trasladases el cuento al verano con la playa de fondo y los helados en la mano.. las campanas ahogarían a la canción del verano. La pérdida puede sobrevenir siempre. Precioso.
ResponderEliminarUna época de felicidad teórica puede convertirse en el peor de los sufrimientos. El contraste entre la alegría de fuera y un interior destrozado puede ser atroz, algo que has reflejado perfectamente en tu relato. No somos de piedra ni lo queremos ser, las heridas a veces tardan en cicatrizar, la digestión se vuelve demasiado pesada. Es más fácil de decir que de cumplir, pero sólo queda darle tiempo al tiempo, mirar hacia adelante, buscar nuevas ilusiones, sin dejar de honrar la memoria de los que tanto significaron, pensar que siguen vivos en algún tiempo y lugar y que volveremos a encontrarnos.
ResponderEliminarUn abrazo, María Jesús
Me gusta la imagen de las velas que, temblando, aportan luz y calor en una casa demasiado grande y vacía.
ResponderEliminarUn abrazo navideño, María Jesús
Ante una tragedia como esta, los eventos que antes nos traían la dicha pueden tomar otro significado y suscitar sentimientos de tristeza, soledad, vacío.
ResponderEliminarQué bueno que salió publicado en esta fecha.
Muy bueno, Mª Jesús.
¡Felices fiestas!
¡Qué triste también este relato, María Jesús! Parece que nos hayamos puesto de acuerdo para contar el drama de la pérdida de un hijo. Me gusta cómo has expresado la ausencia del niño en los días navideños. El título muy acertado. Un abrazo afectuoso.
ResponderEliminarNavidad es fecha de encuentro...y también de recuerdos a los que no están. Mº Jesús, me has metido esa angustia de tu protagonista en el corazón. Una historia tan triste como bien contada, lo que no es una sorpresa.
ResponderEliminarCoincido con Juana: un genial título.
Un beso y felices fiestas. Y por supuesto un 2016 lleno de alegrías.
Pablo.
Querida Ma Jesús, qué relato tan sentido nos regalas el día de Navidad.
ResponderEliminarDesgraciadamente hay muchas familias que escuchan esas campanas tristes en Navidad. El paso de los años mitiga el dolor, pero esas velas seguirán dando luz para recordar a los que no están.
Precioso, me ha encantado. Mil besos y Feliz Navidad.
Malu.
M. Jesús, muy triste tu relato pero muy real. Los accidentes de carretera dejan más víctimas que las del asfalto. Me ha gustado, aunque duela! Enhorabuena! Besos
ResponderEliminarOh, Mª Jesús, me temo que esa casa vivirá enterrada en las sombras durante mucho tiempo y que nunca más se volverán a cantar villancicos en voz alta.
ResponderEliminarTriste y desgarrador relato, pero -qué duda cabe- excelentemente escrito.
Un abrazo lleno de afecto y un beso.
Inmensamente triste, Mª Jesús. Y lo peor de todo es que tiene parecido con infinidad de realidades, lo que aumenta su carga de dolor. Tragedias como esta se producen con mayor frecuencia en fiestas como estas, en las que la gente se ve más obligada que nunca a desplazarse. La cara más amarga sin duda de la navidad.
ResponderEliminarEnhorabuena, Mª Jesús, por esta historia tan lograda.
Un fuerte abrazo.
Alegría por decreto, reencuentros obligados y cantos por tradición. Pero el otro lado del christma es el que nos has contado y que se atraviesa en el corazón como el peor puñal.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte y mi deseo de que sigamos celebrando durante mucho tiempo nuestra particular fiesta de letras.
Un beso, MJ.
Tristísimo, Mª Jesús, solo el tiempo y la vida pueden hacer que el espíritu de la navidad asome de nuevo. Me ha encantado. Un abrazo y felices fiestas.
ResponderEliminarDescribes muy bien el vacío de esa madre por la desaparición trágica de su hijito y cómo los pequeños detalles navideños que la rodean le acercan a él y su recuerdo. Muy triste, pero también muy bien escrito, Mª Jesús. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarLa imagen de las velas titilando ante la foto y el susurro de los villancicos es desgarradora.
ResponderEliminarUn relato triste, contado con maestría.
Un beso y ¡feliz 2016!
Es difícil encontrar a alguien que no conozca la cara triste de la Navidad. Tú has ido más allá y nos has descrito una Navidad amarga. Enhorabuena, María Jesús.
ResponderEliminarUn abrazo.
No todos celebran y son “felices” en Navidad, también están los que, como el personaje de esta historia, lo pasan mal en esta época del año, de esos nos olvidamos. Es un relato triste, Mª Jesús, pero creo que narra la realidad de algunos.
ResponderEliminarSaludos.
Cuánta gente no vuelve a casa por navidad... es la otra cara del anuncio.
ResponderEliminarMuy bien reflejada la tristeza.
Un abrazo y Feliz 2016.
Muchas gracias a todos por vuestros amables comentarios. Gracias, Isidro, Salvador, Ángel, Margarita, Vicente, Juana, Pablo, Malu, Pilar, Carles, Enrique, Patricia, Salvador, Matrioska, Sandra, Fina, Beto y Rosy.¡Ufffff! ;)
ResponderEliminarYo a cambio os envío a cada uno un fuerte abrazo y mis sinceros deseos de que disfrutéis de un magnífico 2016, llenito de ideas geniales para escribir y compartir. ¡A ver si puede ser!
¡¡Feliz año, amigos cincuentistas!!