Con un miserable, no
Ella fue la alegría de sus días, el motor de cada primavera, su tesoro más preciado. Con ella la vida cobraba sentido. Lo supo mucho antes de perderla porque siempre temió que le abandonara por otro. Pero no debía haberle dejado por un albañil, eso no se lo pudo perdonar.
Quizás no lo dejó por un albañil, sino por su soberbia de creerse mejor que un albañil, por los prejuicios que teñían su vida, por su posesividad al creerla propiedad suya (su tesoro)... habrá que ver qué dice la otra campana ;) Saludos!
ResponderEliminarSi le hubiera dejado por un Ingeniero aeronáutico quizás habría podido esgrimir la coartada de "fue por el dinero", pero con un albañil... no le quedaba más que pensar que aquél era mejor y eso ya...
EliminarGracias por tu comentario y un saludo.
ResponderEliminarSe lo tiene bien merecido por clasista. A ver quién se cree que fue capaz de construir su casa. Él no, seguro.
ResponderEliminarUn beso, Gemma.
Jajaja, tienes toda la razón.
EliminarGracias por tu comentario, Pablo. Un abrazo.
El título aporta razón: con un miserable... desde luego que no merecer la pena convivir.
ResponderEliminarMuchas veces -siempre, diría yo- perdemos lo que queremos por nuestra soberbia y por no aceptar que nosotros no lo somos todo.
Va mi me gusta, Gemma, y un abrazo cálido por tu regreso a este rincón que tú me descubriste, buena amiga.
Un beso y mi enhorabuena por tus cincuenta palabras (y por ese título).
Muchas gracias, José Antonio. Me alegro muchísimo de haberte descubierto este rincón.
EliminarUn protagonista-narrador que no entiende que el amor nada tiene que ver con contratos u obligaciones previas, que si es verdadero no conoce edad, raza o condición. Si tu intención era crear un personaje odioso lo has conseguido con creces, un individuo que se descalifica a sí mismo, o más bien se autocalifica con el adjetivo que has utilizado en el título, que parece hecho a su medida.
ResponderEliminarUn saludo, Gemma
A este tipo lo que le consumía era la certeza de saber que lo dejaron por algo contra lo que no podía competir. Está visto que a veces el desamor busca excusas ridículas, en este caso bastante clasista, ¿no?
ResponderEliminarMuy bueno, Gemma. Encantada de verte de nuevo por aquí.
Un fuerte abrazo.
La vanidad nos pierde a todos.
EliminarMe vais a animar a darle más a esto de las 50 palabras, jeje, ¡qué calorcito dais!
Pues a mí me parece que al albañil se la ha puesto muy fácil este pelmazo con su delirio de grandeza.
ResponderEliminar«Hay gente tan pobre que sólo tiene dinero».
Muy bueno, Gemma.
Saludos.
Me encanta esa cita, me suena pero no sabría decir de quién es, pero es muy, muy buena.
EliminarGracias por recordármela y por el comentario, Vicente.
Por un albañil o por un arquitecto, el caso es que has sacado una de las peores lacras que aún convive con nosotros, la violencia de género. Gracias por salir en defensa de las mujeres.
ResponderEliminarGracias a ti, Salvador, por esa sensibilidad con este tema desde tu condición de hombre, no sabes cuánto lo aprecio. Siendo mujer está fácil...
EliminarUn abrazo.
Con lo que me gustan a mí los albañiles...: te arreglan las goteras, tiran los muros incómodos, reparan las azoteas, meten las manos en la argamasa,... Vamos, que te dejan la casa hecha un hogar. Ole por la muchacha, y ole por lo bien que lo has contado, Gemma.
ResponderEliminarUn saludo
Y tanto, Margarita, donde esté un albañil que se quite todo, jajaja, y ya si te lo imaginas como aquel cacho hombre del anuncio de Coca-Cola... ni te cuento.
EliminarDicen que el amor es ciego, pero el orgullo herido puede ser, además, sordo y necio, y por lo general, inútil.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Gemma.
Totalmente de acuerdo. A menudo cuando escucho la noticia del asesinato de una mujer a manos de su pareja o ex pareja y el posterior suicidio de este, se me ocurre pensar por qué no ha cambiado el orden de sus actos, es un pensamiento tonto y un poco bruto, pero no lo puedo evitar.
EliminarTu protagonista peca de orgulloso y prepotente, por eso no soporta que le dejen por alguien “inferior” a él. Ahora que también podría, además de eso, ser un miserable y darle la vuelta a la tortilla pensando que quien le ha abandonado vale tan poco que solo puede aspirar a estar con un "pobre" albañil. En cualquier caso, seguiría siendo igual de cretino. Buen micro, Gemma. Un saludo.
ResponderEliminarCreo que muchos de los hombres que asesinan a sus parejas es por esa razón: porque no pueden soportar ser abandonados.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, un saludo.
Miserable el que cuenta la historia, ¿no? Desde luego que buen albañil debe ser porque ha sido capaz de construir algo que este miserable ha sido incapaz.
ResponderEliminarMe encantan los micros que critican, así a sin tapujos, a la cara, un beso Gemma.
Malu.
Miserable sí, aunque él piensa que el miserable es el otro sólo porque es albañil. Pobriño!
EliminarMuchas gracias, Malu. Un beso.
Parece que ella tardó en darse cuenta de con qué tipo de persona estaba compartiendo su vida. No así nosotros porque desde el título nos lo has dejado bien clarito. Excelente historia, Gemma. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces cuesta conocer a la gente, no te creas Fina. Muchas gracias, guapa. Un abrazo.
EliminarGemma, el protagonista tiene bien merecido su abandono. Cuando ella se marcha con otro, no le importa perderla, si no por quién lo ha cambiado, sintiéndose humillado porque se cree superior. Me ha gustado mucho. Enhorabuena! Abrazos
ResponderEliminarMuchas gracias, Pilar. Un abrazo.
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