El alquimista
El accidente le había dejado una pensión de viudedad y un dolor gris y pesado. Con todo, cada mañana arrancaba una página del calendario, aunque tras éstas sólo encontraba nuevos días de plomo.
Una tarde, un desconocido le lanzó un guijarro. Al recogerlo, supo que había hallado la piedra filosofal.
Una tarde, un desconocido le lanzó un guijarro. Al recogerlo, supo que había hallado la piedra filosofal.
Hasta en la existencia más gris puede darse lo extraordinario. A veces las cosas llegan cuando menos se buscan, tanto que nos parece algo misterioso, pero la vida, el destino o quien maneje los hilos sabe dosificar. Si el sueño de un alquimista es el de convertir en oro las piedras, tú eres capaz de sacar valioso petróleo de cualquier idea.
ResponderEliminarUn abrazo, Carles
Pues, te doy la razón. La vida es imprevisible, tanto para lo bueno como para lo malo. Así que lo mejor es mantener la mente abierta y no perder nunca la esperanza. Como dice un poeta catalán, llamado Miquel Martí i Pol, "Todo está por hacer y todo es posible".
EliminarAbrazo grande, Ángel.
A veces hay que sujetarse a cualquier piedra, filosofal o no, para mantener el hambre de vivir.
ResponderEliminarMuy bonito, Notincgas.
Abrazos.
Detrás de cada esquina, debajo de cada piedra, por pequeña que sea, puede esconderse una ilusión que te haga la vida más llevadera. Sí señor.
EliminarAbrazos, Vicente
Y ahora nuestra imaginación nos llevará a ver qué hará ese alquimista con el guijarro para convertirlo en puesta filosofal. Bravo Notincgas, me gustan este tipo de finales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Pues yo creo que convertirá esos día de plomo en unos días de oro, el cómo ya se me escapa, pero puestos a imaginar...
EliminarSaludos cordiales, mi querido Pablo.
Muy bonito, Notinc. Días de plomo fundidos por la promesa mágica del resplandor rojo de un fuego purificador.
ResponderEliminarA sus pies.
Oh, creo que yo también acercaré mis frías manos a ese fuego purificador. Muchas gracias, Mrs. Richmond.
EliminarUna piedra que despertará sensaciones que creía pérdidas. A veces sí es bueno tropezar con la misma piedra. Muy bien relatado, Carles.
ResponderEliminarClaro que sí. La vida está llena de tropiezos, pero también de nuevas oportunidades de levantarse y seguir andando, y correr y volar...
EliminarBeso, Belén.
Tal vez pensó que si el guijarro le hubiese dado en la cabeza no viviría para contarlo; así que valoró que la vida le daba una nueva oportunidad. A partir de ese momento, supo cómo convertir días plúmbeos en luminosos. Muy bueno, Notincgas. Saludos.
ResponderEliminarTambién llevas razón. A veces pasamos por la vida como si estuviéramos dormidos y algunos acontecimientos nos hacen despertar, ver las cosas con una nueva luz.
EliminarSaludos cordiales, Juana.
¡Ponga un alquimista en su vida!
ResponderEliminarEn esta página tenemos la fortuna de tener varios (y varias), y tú eres uno de ellos.
Tengo por aquí un "me gusta" que no hace falta que lo toques.
Un abrazo, Notincgas
Gracias, Margarita. Pero además de alquimistas, también tenemos alguna maga de las palabras, como tú.
EliminarDéjame decir que ayer tuve la oportunidad de escucharte en el espacio de Relatos en Cadena de la cadena Ser, que me pareció que tu relato era soberbio y que me encantó que dijeras que estás leyendo el libro de "El mundo en cincuenta palabras". ¡Muy Bien!
Abrazos.
PD. Enhorabuena también a Rafa Olivares. Es muy meritorio que os hayan seleccionado de entre más de 900 relatos.
En realidad, aquí no hace falta ningún alquimista, pues ya estáis hechos todos de materiales nobles.
ResponderEliminarAbrazo grande, Margarita.
Dolor gris, días de plomo, ... pero un final esperanzador. ¡Bienvenidos los imprevistos que nos hacen reaccionar!
ResponderEliminar(Ah, me gusta poner colores a nombres que no "se suelen" colorear, nos ayudan a "visualizarlos" mejor)
Muy bien contado.
Un petó, Carles.
¡Ah, esa es la actitud, Carme!
EliminarPetó.
Acabo de leer una frase que me ha gustado mucho, "una vez que se pone punto final a un cuento deja de pertenecer al autor, ahora es del lector y de cada lectura nacerá una nueva versión".
ResponderEliminarPues este micro me lo quedo y creo que tras ese alquimista pudiera estar el propio autor del relato.
Sigue lanzando guijarros.
Saludos, Notincgas.
Gracias, Jose.
EliminarYo creo que es un proceso de ida y vuelta. Para que surja la magia tanta falta hace el alquimista como las ganas de dejarse "alquimizar".
Saludos cordiales.
Hay circunstancias (quizá es el destino) en que cada día es una carga pesada para algunas personas, solo los fuertes, los que no pierden la esperanza convierten, las piedras del camino en oro, esos son los verdaderos alquimistas. Leo en este relato una bonita metáfora, que describe a los que no se dan por vencidos. Muy bueno Notincgas.
ResponderEliminarSaludos.
Algo de eso hay en el relato, sí, Beto. La moraleja es que no hay que darse por vencido ni perder la capacidad de dejarse sorprender.
EliminarSaludos cordiales.
Me ha encantado y hecho recordar que, durante bastante tiempo en la pantalla de mi ordenador del trabajo, le puse "NUNCA TE RINDAS", después me lo hicieron quitar, "porque no era corporativo", yo creo que les daba miedo. Enhorabuena.
ResponderEliminarQué sugerente contradicción la que planteas, estimada Hija del Ferroviario. Sé que más allá de lo que diga el salvapantallas, el eslogan que citas sigue presente.
EliminarBesos.
Yo creo que le lanzó un guijarro y también le tiró los tejos, y el resultado no pudo ser mejor. Nos has dejado, Notinc, un mensaje de esperanza y de ilusión, por gris que nos amanezca el día. Enhorabuena, amigo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Ah, el amor. Ahí radica la verdadera magia que transforma las cosas.
EliminarGracias por tus palabras, María Jesús, que culmines bien tu recuperación y otro abrazo para ti.
Sí, Carlos nos dejas un posó de esperanza, de saber que todo puede cambiar en un instante. Precioso micro lleno de aliento. Un fuerte abrazo de
ResponderEliminarGloria
Muchas gracias, Gloria, por tu bello comentario.
EliminarAbrazos.
La esperanza es un alquimista, capaz de convertir el plomo de los días en algo tan precioso que haga merecer la pena el deshoje del calendario. Sólo es posible entrar si una puerta está abierta, y cualquier desconocido tiene el potencial de dejar de serlo para provocar reacciones tan intensas que licuen las barreras del infortunio.
ResponderEliminarUn buen relato, Notincgas. Con la química que acostumbras transmitir.
Un abrazo.
¡Paren las rotativas! Otro antológico comentario de Antonio.
EliminarYo creo que nuestro capitán debería empezar a plantearse hacer un spin off de "cincuenta palabras" con los mejores comentarios.
Abrazo grande, amigo.
Un 50 que destila tonos grises y plomizos, y despierta con un sencillo guijarro para ver que la vida hay que vestirla de colores y en tu relato están todos ellos. Historia de luz, esperanza y fuerza. Me encanta la bella química que desprende.
ResponderEliminarUn abrazo y un beso Notincgas
"Luz, esperanza y fuerza" son tres conceptos muy potentes. Me complace muchísimo que los hayas visto en mi relato. Beso agradecido, Belén.
EliminarA veces necesitamos que nos den un toque para salir del pozo en el que nos hallamos y volver a ilusionarnos con la vida, y tú lo has narrado de forma magistral. Enhorabuena, Carles.
ResponderEliminarUna abraçada.
Bienvenidos sean esos golpes del destino que nos hacen reaccionar.
EliminarLo de magistral, sin embargo...
Moltes gràcies, Fina, i una abraçada.
A lo mejor me repito, pero en ocasiones la tristeza y el dolor le lleva a uno a encerrarse en sí mismo y olvidarse de todo, y es necesario algo que te haga reaccionar, en esta ocasión una simple piedra. Muy bien relato Notinajas, me ha gustado mucho, enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier, aunque ese "Notinajas" no sé cómo tomármelo, ;)
EliminarOtro abrazo para ti.
Lo siento mucho, el corrector me jugo una mala pasada.
EliminarUn abrazo con mucho cariño Notincgas.
Más que un relato tu propuesta me parece una parábola o una fábula y, como ellas, tiene un enorme halo de trascendencia. Creo que está maravillosamente contado desde el principio y que has logrado de él, creando y ordenando magistralmente sus cincuenta moléculas, que reluzca como el oro.
ResponderEliminarEnhorabuena, Notinc, y un abrazo. Fue un placer conocerte en persona.
Muchas gracias, Enrique, por tus amabilísimas palabras.
EliminarTe diré que mi intención había sido hacer un (micro)cuento de Navidad y más o menos creo que lo he conseguido.
Yo también me alegro de haberte podido conocer, aunque, ya te comenté, fue tan poco tiempo que me supo a nada. Creo que de repetirse nuevas quedadas surgirían grandísimas conversaciones.
Abrazo.
Creo que todos somos alquimistas y tenemos esa piedra filosofal al alcance de la mano, tan solo tenemos que reconocer en las pequeñas señales el modo de mutar lo oscuro y plomizo en oportunidades para ser felices y me da que tu protagonista, tras salir de ese accidente así lo ha visto. Me ha gustado mucho cómo nos relatas esa inteligente filosofía de vida. Felicidades, Notinc. Que digo yo que, como ya nos conocemos, me permitirás usar el modo abreviado y cariñoso. ;-) Un beso, Carles.
ResponderEliminar¡Pero si ya sabes que me encanta que me llaméis Notinc, Matri!
EliminarYo también creo firmemente en lo que dices, aunque no está de más recordarlo de tanto en tanto.
Besos.
Solo hace falta una pequeña inflexión en tu vida para querer seguir viviendo. Esa piedra transformará de color su existencia. Muy bueno, Notincgas. Un abrazo.
ResponderEliminarSí. Es cierto que en la película de la vida hay una parte que nos viene impuesta (el decorado, algunos personajes), pero en alguna medida el guión lo escribimos nosotros. Ya puestos, pongámosle algo de color.
EliminarAbrazos, Salvador y gracias por comentar.
Un dolor gris y pesado..., ¡que imagen tan descriptiva y poética!. Con sólo cincuenta palabras no cuentas una historia profunda en el fondo y hermosa en la forma.
ResponderEliminarEnhorabuena.
"Nos cuentas", quería decir, no "no cuentas", como por error ha salido en mi comentario.
EliminarMuchas gracias por tus amables palabras, Crispín. Saludos cordiales.
EliminarTu relato me ha recordado una frase muy bonita que no recuerdo bien pero que venía a decir que, se sigue siendo joven mientras te puedas sorprender de lo nuevo o desconocido.
ResponderEliminarA veces una simple piedra puede ser el origen de una gran montaña.
Me gusta tu relato.
Un abrazo amigo Carles.
¡Sí señor! No hay que perder jamás la capacidad de sorprenderse.
EliminarAbrazo, Isidro.
Querido Notinc, todos tenemos ahí esa piedra filosofal en el camino, solo tenemos que mirarla con buenos ojos y sacarle partido.
ResponderEliminarQué puedo decir del relato ... me encanta, es filosofía pura. Brindo por todos los alquimistas del mundo y para que no decaiga nunca la esperanza y la ilusión por encontrar el camino.
Un beso fuerte Carles.
Malu.
Pues me uno a tu brindis, estimada Malu. ¡Por los alquimistas!
ResponderEliminarBeso grande.
Bienaventuradas sean las serendipias porque ellas echan luz sobre caminos inexplorados. Y bienaventurado seas tú, que con tu alguimia, transformas las palabras en relatos maravillosos.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo.
Querida Sandra:
EliminarA pesar de la distancia, y más allá de agradecer tus palabras, me alegro de que esta página me haya permitido conocerte.
Abrazo.
Lo mismo digo, Notincgas.
EliminarUn fuerte abrazo.
La alquimia, la más bella de las ciencias, la mejor de las artes y l más incomprendida, sin saber que hay muchos alquimistas que transmutan los bajo en algo superior, como en tu caso, un conjunto de letras sin sentido en un gran relato en 50 palabras.
ResponderEliminarSaludos y felices fiestas!
Yo también creo que en el mundo habitan alquimistas como el del cuento, capaces de convertir las vidas grises de los demás en días de oro. Sólo hay que ser receptivo y no perder jamás la esperanza.
EliminarQue tengas un feliz 2016, Jean.
Me gustan los micros que terminan bien, y este es un canto a la esperanza...
ResponderEliminarNotincgas yo también quiero cantarte y bien alto ¡¡¡Un feliz 2016!!!
Gracias, Rosy.
EliminarComo había dicho en otro comentario, se ve que me he dejado atrapar por el espíritu navideño.
Feliz año 2016.