El estreno
Su nuevo abrigo tipo esquimal se merecía viajar a un lugar realmente frío. Algo económico, sin comprar billetes, sin esperas, sin equipaje. En un espacio algo reducido, pero para eso había adelgazado. El día elegido, se enfundó la nueva prenda, abrió su gran nevera alemana y se introdujo en ella.
El ingenio tiene mil formas de manifestarse y a tu protagonista le sobra. En lugar de gastar en una onerosa expedición ha encontrado la manera de darse gusto y cuidar su economía. Igual de ingenioso has sido tú, Hipérbole, para movernos a la reflexión y la risa.
ResponderEliminarSaludos.
Tanto tute para allá y para acá, de eso nada. Viajar sin salir de casa. No veas lo bien que se lo pasó.
EliminarGracias y saludos, Vicente.
Ingenios(a), me entero y corrijo, María Isabel. Je, je. Saludos.
EliminarRelato muy imaginativo con regate final. Esa nevera alemana será un buen sitio de vacaciones.
ResponderEliminarSaludos.
Pablo
Muy buen sitio, con comida y bebida a discreción. Alemana, por cierto. Que para eso compro en cierto supermercado.
EliminarGracias y saludos, Pablo.
Lástima que tenga que irse solo, un viaje acompañado siempre es mejor.
ResponderEliminarBueno, queda el archisabido consuelo de "más vale solo que mal acompañado", pero el espacio no daba para mucho más.
EliminarGracias y saludos, Luisa.
¿Viajar con la imaginación a zonas polares o simplemente probar la efectividad de su nueva prenda de abrigo, "tipo esquimal"?
ResponderEliminarLa imaginación al poder, Hipérbole. Y en el equipaje también...
Va mi me gusta, un poco aterido dicho sea de paso, que las neveras alemanas ya se sabe que tienen muchas frigorías.
Saludos y enhorabuena.
Mató dos pájaros de un tiro, José Antonio, viajó al frío y probó que su nuevo abrigo podía con él.
EliminarSe nota que estoy contenta con mi nevera alemana.
Gracias y saludos.
¡Qué bueno! Amortizó el abrigo y la nevera. Como lo lea un publicista te copia la idea para un eslogan: "Compre una de nuestras neveras y viaje al Polo Norte sin salir de casa", o algo así. Me ha encantado, Hipérbole.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Fina, que no me la copie, que me la pague que se la dejo barata, porque no soy ambiciosa.
EliminarSaludos.
Una forma como cualquier otra de dar uso y amortizar su nuevo y flamante abrigo. Yo intenté hacer lo mismo con unos esquís, ni que decir tiene que no pude estrenarlos ni en vertical. :) Simpático micro, Hipérbole, más “low cost” no le podía haber salido el viaje a tu protagonista. Un saludo.
ResponderEliminar¿Te metiste en la nevera con unos esquís? Pero mira que tienes ideas descabelladas, Matrioska :)
EliminarGracias y saludos.
Ja, ja, ja, es buenísimo Hipérbole, me parece una idea estupenda, viajar sin salir de casa y poder estrenar el abrigo, todo en uno y por un módico precio, oiga.
ResponderEliminarFelicidades, un beso.
Malu.
Gracias, Malu, hay que animarse a experimentar nuevos tipos de viaje, este fue un éxito, saludos.
EliminarTener ilusión es vital, estrenar un abrigo y realizar un viaje sin moverse del sitio pueden ser buenos métodos para obtenerla. Saberse conformar con lo que se tiene es otra de las claves de la felicidad. Si a ello se le une la imaginación, el resultado es un conjunto armonioso.
ResponderEliminarUn relato muy simpático
Un saludo
Creo que se nota que no me atrae demasiado viajar, por eso no me moví del sitio, como bien dices, pero pude estrenar el abrigo, que era el objetivo que me había planteado.
EliminarGracias por tus comentarios, Angel, saludos cordiales.
No sé si la meseta castellana le pillará muy lejos a tu protagonista, pero seguro que puede darle un buen estreno a su espléndido abrigo solo con asomarse a la ventana y, además, con un buen pastel en la mano por aquello de las calorías ;-)
ResponderEliminarSaludos, Hipérbole
Le pilla algo lejos, Margarita, ella vive en el sur, de ahí la elección de la nevera, que le cogía mucho más a mano. El pastel si me lo pido y que sea de chocolate, que con el estómago lleno los fríos son menos.
EliminarGracias y saludos.
Hola Hipérbole, desde luego ante la falta de recursos lo mejor es echarle imaginación y tu protagonista la tiene, y ya que se había comprado el abrigo de alguna manera había que amortizarlo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato Hipérbole, enhorabuena.
Un beso y saludos.
Gracias por tus comentarios, Javier, una cosa trajo la otra y al final salió este relato, me alegro que te haya gustado.
EliminarSaludos.
El viaje como tema clásico te da pie a un giro final muy ocurrente. Felicidades, buen micro.
ResponderEliminarEste es mi segundo relato de viajes, seguro que acabo viajando más con la imaginación que en la vida real.
EliminarGracias y saludos, Miguel Ángel.
Di que sí, que el caso es amortizar el pastón del abrigo de pieles, aunque sea compartiendo espacio con lechugas y mortadela, a pesar de que pueda coger olores...
ResponderEliminarUn relato muy imaginativo, María.
Un saludo
El abrigo no es de piel auténtica ni resultó caro, lo compré en una tienda de oportunidades :) Lo ventilaré bién, por si acaso.
EliminarGracias y saludos, Antonio.
Dos cosas he descubierto con este relato:
ResponderEliminar1ª Qué fácil puede probarse un abrigo esquimal
2ª Resulta que hipérbole es María Isabel Pérez.
Muy buenos sendos descubrimientos.
Va mi me gusta y mi cordial abrazo.
Me alegra que hayas descubierto buenos descubrimientos, valga la redundancia.
EliminarGracias por tus comentarios, Isidro, saludos cordiales.