En blanco y negro
Quizá me sorprenda el amanecer con nuestras piernas enlazadas y me pregunte si, a pesar de todo, hicimos el amor. Quizá no sepa tu nombre, ni dónde estoy, como en las películas. Seguramente tengas que recordarme que los de la foto de la mesilla, en blanco y negro, somos nosotros.
Se dice que con el trato continuo las personas llegan a conocerse mejor, sin embargo, se da el caso contrario: con el paso del tiempo, en algunas parejas se va abriendo un abismo tan grande que al final se convierten en desconocidos el uno para el otro.
ResponderEliminarTu historia plasma esto a la perfección.
¡Felices fiestas!
Gracias por comentar, Vicente. Mi idea era plasmar una enfermedad, pero tampoco me disgusta la lectura que tú le has hecho. El tiempo en la pareja, tienes razón, a veces crea abismos.
EliminarFelices fiestas.
La vejez, esa etapa en la que el color refulgente se vuelve definitivamente blanco, negro y gris. Falla el cuerpo, cabeza incluida, y cuando eso ocurre todo se tambalea. Tu protagonista, al menos, aún tiene un asidero al que aferrarse, aunque no recuerde quien fue ni sus circunstancias, si que intuye que la persona que le acompaña ha de hacerlo por motivos poderosos. Llegará un momento en que hasta eso también se apague; lo principal es estar preparado para ello, aceptarlo serenamente como el final de una fase, pensar quizá que no todo termina aquí.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Raquel. Feliz Navidad
Me gustaría pensar que el "motivo poderoso" por el que siguen juntos es porque la memoria, aunque frágil, no olvida dónde encuentra su refugio.
EliminarAbrazos de vuelta, Angel.
Felices fiestas
Raquel, conozco muy de cerca una enfermedad tan dura como el Alzheimer. Es muy duro ver como la persona acaba por no reconocerse ni a si misma. Lo has contado muy bien. Me ha emocionado. Enhorabuna y Felices Fiestas. Besos
ResponderEliminarGracias, Pilar. Si a tí, que lo conoces de cerca te he emocionado, la que se siente emocionada ahora soy yo.
EliminarFeliz Navidad.
Raquel, me encanta la forma en que has contado este amor desmemoriado, y el título es sublime.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo.
Sí, el título fue un guiño también a la desmemoria.
EliminarBesos, Pablo. Un placer tenerte siempre por aquí.
Me encanta este micro Raquel. Plasma toda la dureza y crueldad de la enfermedad pero desde el lado más tierno qué podía escribirse. Enhorabuena.
ResponderEliminarSandra.
Muchas gracias. Esa era mi idea, Sandra. Ponerle el lado más tierno a una enfermedad tan dura.
EliminarFelices fiestas
Hay cosas tan bellas que están incluso más allá de la memoria y que el olvido no puede borrarlas.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Raquel.
Sin duda.
EliminarSaludos y Feliz Navidad.
Magnífico Raquel. Mi enhorabuena!!!
ResponderEliminarGracias, Pedro.
EliminarSaludos
Ese quizás es lo más terrible, cuando eres consciente de que los recuerdos empiezan a borrarse sin saber cuándo se perderán para siempre. Me ha gustado mucho la sensibilidad con que lo has narrado y esa referencia al tiempo vivido representada en la imagen de la fotografía en blanco y negro sobre la mesilla. Felicidades, Raquel. Un saludo.
ResponderEliminarQué miedo tenemos siempre a ser conscientes del deterioro. Ha de ser terrible, si.
EliminarGracias por comentar.
Besos.
Muy buen relato en el que describes una cruel enfermedad que por desgracia sienta cerca de mí. Como es posible que no recordemos ni quien somos ni que hemos hecho, incluso amaneciendo desnudos y juntos no sepas quien eres y con quien estás. Siempre pienso lo duro que debe ser para estos enfermos el andar por la vida como zoombis o que pensaran cuando tienen esos momentos en que se reconocen, debe ser muy duro saber que uno no sabe quien es.
ResponderEliminarMe ha encantado y me ha emocionado, gracias por compartir tan bellos sentimientos.
Un beso.
Han de ser terribles los momentos de lucidez, pero sin duda lo serán menos si la compañía es la que siempre quisiste a tu lado.
EliminarBesos.
Las fotografías que ayudan a recordar lo que alguna vez fuimos. La pasión que brota a colores y a veces muere en una ceniza gris.
ResponderEliminarExcelente.
Las fotografías son pequeños pellizcos de realidad que nos transportan a otros momentos. Deleitarse en ellas es volver a vivirlos
EliminarBesos.
En blanco y negro... tan lejano como un recuerdo... Tan antiguo ya en el tiempo, en la memoria... Tan cercano y, a la vez, tan distante. ¡Ojalá siga sintiendo sus piernas entrelazadas que le demuestran, al menos, el cariño, el amor... que todavía perdura en su pareja como una reliquia!
ResponderEliminarBenditas reliquias.
EliminarBesos
Triste enfermedad la del "olvido". Muy bien narrado, me gusta.
ResponderEliminarUn beso y Feliz Navidad.
Muchas gracias.
EliminarBesos de vuelta
Me gusto ese final y como con cada palabra fuiste marcando la historia para que entendamos ese olvido por el que sufre la persona. Lo identifico como que tiene una enfermedad.
ResponderEliminarMuy bueno. Saludos!
Gracias por comentar.
EliminarSaludos
¡Qué bonito Raquel! El título ya dice mucho del relato y las dos últimas palabras cierran con broche do oro, "somos nosotros".
ResponderEliminarTu micro se une a las muchas historias que hay en 50 palabras sobre esta dura enfermedad para tener presentes a quienes la sufren.
Felicidades, me ha encantado.
Besos.
Malu.
Muy bello, Raquel. Creo que has sabido encontrar un rescoldo de belleza en una situación en la que en principio solo parece haber desolación. Lo has contado además de una manera extremadamente delicada. Enhorabuena y felices fiestas.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tocaya, evidentemente tu protagonista tiene algún tipo de síndrome amnesico... Aunque por el blanco y negro será seguramente un principio de alzheimer, o de demencia senil... por lo que la escena de sexo insinuado es encantadora.
ResponderEliminarUn saludo y suerte,
Y pensar que ahora no necesitas salir de casa para solo ver todavía más lo virtual de la vida. Y no hablo del tiempo. Me encantó tu micro. Saludos
ResponderEliminarQué bueno que en algún rincón de su memoria le queda el conocimiento de que es amada por alguien. Bonito relato.
ResponderEliminarSaludos.