Entre axolotes
Condenado al sufrimiento entre seres insensibles, el dolor hizo posible un oscuro encantamiento.
Su quietud tras los cristales me abrumaba, les temía. No eran simples animales, algo de humano escondían.
Capturado en el acuario, el tiempo resulta ajeno; el mundo no es un calvario y el dolor se siente menos.
Su quietud tras los cristales me abrumaba, les temía. No eran simples animales, algo de humano escondían.
Capturado en el acuario, el tiempo resulta ajeno; el mundo no es un calvario y el dolor se siente menos.
Con un espléndido ritmo poético nos traes una ensoñación sobre los axolotes, las fascinantes criaturas que sedujeran a Cortázar.
ResponderEliminarPrecioso, Sandra.
Un abrazo. ¡Felices fiestas!
Vicente
Cuánto me alegro de que te haya gustado, Vicente. Y me alegra también que lo hayas relacionado con Cortázar que fue el autor del magnífico cuento Axolotl, en el que me basé para escribir esto. Seguramente ya lo has leído, pero por si acaso no, o por si lo quieres volver a leer, te dejo el link: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/cortazar/axolotl.htm
EliminarMe pone muy contenta tu comentario. Muchas gracias.
Un abrazo y ¡felices fiestas!
Sandra, el título me ha intrigado. El primer párrafo me ha predispuesto a seguir leyendo con mucho interés. El segundo, me ha fascinado. Y al acabar de leer el tercero, he abierto la ventana (y eso que hace mucho frío) para aplaudir muy fuerte. Espero que el viento te haga llegar a tu tierra el sonido de mi entusiasmo. Tu "capturado en el acuario, el tiempo resulta ajeno" es extraordinario.
ResponderEliminarFeliz Navidad.
Ay, Patricia, te cuento que leí tu comentario en el trabajo y me ha dejado con la sonrisa fija todo el día. Además, apenas llegué a mi casa abrí la ventana, por el calor que hace por estos lares, y ¡oh, sorpresa! pude escuchar tus generosos aplausos que tanto tanto agradezco.
EliminarEspero que pases una hermosa Navidad.
Un abrazo y ¡muchas felicidades!
Sandra, muy bonito micro. Que poco importa el tiempo cuando uni está encerrado sin posibilidades de escapar. Enhorabuena! Besos
ResponderEliminarEs cierto, Pilar, el tiempo deja de existir y de importar para quien está encerrado y pasa los todos los días iguales. A pesar de eso, él, convertido ahora en axolotl, se siente mejor. Imagínate cómo debía estar...
EliminarMe alegra que te haya gustado. Muchas gracias por hacérmelo saber.
Un beso y ¡felicidades!
Maravilloso, Sandra. Me has dejado sin palabras con tu micro-poema sobre el relato de Cortázar. Creo que has abierto una nueva línea en 50, a la que por desgracia no podré apuntarme porque no se me da nada bien la poesía.
ResponderEliminarEnhorabuena, besos y felices fiestas.
No, por favor, Asun, no te quedes sin palabras, tú que tan bien sabes usarlas. Te agradezco mucho por tu amable comentario. Espero que pases unas hermosas fiestas.
EliminarUn abrazo.
Voy a decir algo sobre la estructura del micro cuento:
ResponderEliminarLe noto mucho la prosa poética y queda perfecto. Así, bien separado en esos tres párrafos, cada uno con un sentido único, pero que a la vez hace la unión de una sola idea magnífica.
Ya sabés que me agrada lo que escribís. Está muy bueno :)!
Beso!
Me pone muy contenta que te haya gustado y que hayas notado lo de la estructura, sobre todo porque pensaba que no se iba a notar mucho la conexión entre los tres párrafos.
EliminarMuchas gracias por haberlo leído y comentado.
Un beso, Paste, y ¡felicidades!
Espléndido micro de género fronterizo entre la narrativa y la lírica. Si, además, cuenta con la influencia de Cortázar, no podría resultar tan bello. Enhorabuena, Sandra. Un abrazo.
ResponderEliminarAsí es, Carmen, Axolotl me ha impactado tanto que no sé cómo no terminé convirtiéndome en pez. Si no lo leíste, te lo recomiendo.
EliminarTe agradezco mucho tu hermoso comentario.
Un abrazo y felices fiestas.
Excelente. Aunque los ajolotes también me recuerdan seres fantásticos de Lovecraft.
ResponderEliminarNo sabía que también Lovecraft hubiera escrito sobre ajolotes. Gracias por el dato y por dejarme tu comentario.
EliminarUn beso y ¡felicidades!
Un pez con manos o patitas, igual que si tuviera alas (que también los hay) es por fuerza un animal curioso y enigmático, de ahí que su sensible protagonista haya creído ver en esta especie cualidades humanas, hasta el punto de fusionarse en su hábitat.
ResponderEliminarUn relato valioso por sí mismo, al que se une la mención u homenaje a Cortázar algo que siempre debe ser bien recibido.
Un abrazo, Sandra.
Felices fiestas
Me encantó tu observación de que compartimos con los axolotes esas cualidades de curiosos y enigmáticos.
EliminarMe alegra mucho que consideres valioso mi relato y te doy las gracias por decírmelo.
Un abrazo, Ángel, y ¡felices fiestas!
Cortázar estaría muy orgulloso de ver que lo has homenajeado con un relato tan poético y bien estructurado. Sin olvidar que todo lo escrito resulta una magnífica historia.
ResponderEliminarEnhorabuena, Sandra y Feliz Navidad.
Un beso muy fuerte.
Pablo
Me alegra mucho tu comentario, Pablo. Gracias por pasarte siempre y ser tan amable con tus palabras. Me hacen sentir muy bien.
EliminarUn besote y espero que pases unas ¡muy felices fiestas!
Tres párrafos como tres destellos secuenciales de luz tenue pero bien definida. Tres láseres de juegos de letras fraccionando en pequeñas porciones una historia de filosofía poética sobre un lecho de armonía y ritmo.
ResponderEliminarUna mágica historia contada con la belleza que brevemente se asoma desde donde susurra la poesía.
Enhorabuena Sandra.
Un saludo
Me siento feliz porque te haya gustado mi relato y porque me hayas dejado un comentario que no puede ser más hermoso. Muchas gracias, Antonio.
EliminarUn abrazo y ¡felices fiestas!
Poético, reflexivo, encantador. Me gustó tú estilo.
ResponderEliminarY a mi me gustó tu comentario, Carmen. Gracias por dejármelo.
EliminarUn beso y ¡felicidades!
El dolor hace posible oscuros encantamientos... ¡Cuánta verdad! ¡Cuántas veces nos ha transformado el dolor... a veces, hasta hacernos irreconocibles! Un abrazo.
ResponderEliminarEs cierto, Salvador, el dolor es capaz de operar en nosotros terribles mutaciones. Solo basta pensar en los ojos para darnos cuenta de cómo cambian cuando la mirada es de tristeza o de alegría.
EliminarUn abrazo y ¡felices fiestas!
No sólo he disfrutado con tus palabras, Sandra, también he aprendido sobre ajolotes.
ResponderEliminarUn beso navideño
Me alegro mucho por ambas cosas, Margarita. Y te agradezco por el comentario.
EliminarUn beso navideño también, y que pases unas ¡felices fiestas!
Muy chulo tu micro, Sandra. Me encanta su estructura, su mensaje y su reconocimiento a un grande. Gracias por este regalo y felicidades. Un beso grande.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado, Matrioska. Para mí el regalo es tu comentario tan bonito. ¡Muchas gracias!
EliminarUn abrazo y ¡felicidades!
Mi enhorabuena Sandra, muy buen relato, concuerdo con las palabras de Vicente, Margarita y Patricia.
ResponderEliminarUn gran abrazo y que tengas felices fiestas.
Muchas gracias, Jean.
EliminarUn abrazo y ¡muchas felicidades!
Magnífico relato, Sandra. Bueno por el mensaje, esa reflexión sobre el dolor; bueno por su forma poética, de una gran dificultad; y buena por su estructura. O sea, ¡Rebuena, Sandra!
ResponderEliminarFelices fiestas y un beso.
Me pone muy contenta saber que te gustó. Muchas gracias por tus palabras que son un aliciente para seguir.
EliminarUn beso, Notincgas, y que pases unas ¡muy felices fiestas!
Sugerente esta reclusión en cierto modo voluntaria (si no lo he entendido mal, fruto de un encantamiento, consciente o inconscientemente, deseado) entre unos seres tan enigmáticos como inofensivos. A veces una naturaleza extremadamente sensible, en medio de un mundo hostil, te puede llevar a desear algo así. Lástima que ni así el dolor desaparezca por completo. Me encanta el hábitat hipnótico en el que nos has sumergido, también el modo en que has plasmado la mezcla de miedo y seducción que los axolotes ejercen sobre tu protagonista, y todas las frases de tu poética historia en general, aunque destacaría la misma que Patricia. Enhorabuena, Sandra, y un abrazo.
ResponderEliminarHas entendido perfectamente, Enrique. La reclusión entre esos seres inofensivos es voluntaria. Y lamentablemente el dolor no desaparece del todo, aunque sí experimenta cierto alivio.
EliminarTu comentario me llena de alegría y te lo agradezco muchísimo.
Un abrazo y ¡felices fiestas!
Precioso relato que, con el recuerdo de Cortázar, nos sumerge en un mundo de atmósferas diferentes pero que se interrelacionan. Un abrazo, Sandra, y felices fiestas.
ResponderEliminarEsas atmósferas se relacionan de manera que ni siguiera sospechamos. Muchas gracias por tu comentario, Salvador. Me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarUn abrazo y ¡muchas felicidades!
De la unión de la prosa y la poesía sólo pueden gestarse exquisitos relatos como este bello homenaje a Cortázar. Enhorabuena, Sandra, y Feliz Navidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Fina. Me alegra mucho que te haya gustado y que me hayas dejado un comentario tan lindo. Espero que hayas pasado una hermosa Navidad y que tengas un excelente año.
EliminarUn abrazo.
“Condenado al sufrimiento entre seres insensibles”, sí, a veces somos insensibles y restringimos la libertad de seres que no tienen los medios para enfrentarnos. Bonito relato/homenaje. Me gusta.
ResponderEliminarSaludos.
Saludos.
La insensibilidad o la indiferencia a veces traen consecuencias irreparables.
EliminarMe alegra que te haya gustado y te agradezco el comentario.
Un beso, Beto, y ¡felicidades!
Querida Sandra, no sé cómo he podido dejarme escapar esta historia entre axalotes, un canto a la incomprensión, una reclusión elegida y una resolución dolorosa pero más llevadera de lo que hasta el momento eran sus días. El resultado es fantástico. Enhorabuena.
ResponderEliminarMis mejores deseos para 2016, besos.
Malu.
Me encanta tu descripción, Malu. Mi relato a la luz de tus palabras parece más interesante. Muchas gracias por tu generosa apreciación.
EliminarUn abrazo y ¡muchas felicidades para el 2016!
Aunque en el tercer párrafo el dolor se mitiga, a mi, todo él, me sobrecoge...
ResponderEliminarMe ha gustado, Sandra.
Un beso y un deseo; ¡feliz año nuevo 2016!, que en nada aterrizará en nuestras vidas.