Fénix
La vista se me nublaba y el corazón sentía estallaba. Ningún pensamiento mi cerebro alojaba.
Muerte pequeña: sucede con la unión de tu cuerpo, que bebo en pequeñas dosis de cicuta en los efluvios de tus senos.
Esta noche estoy muriendo y mañana renaceré en la comunión de tu cuerpo.
Muerte pequeña: sucede con la unión de tu cuerpo, que bebo en pequeñas dosis de cicuta en los efluvios de tus senos.
Esta noche estoy muriendo y mañana renaceré en la comunión de tu cuerpo.
Poético en pretérito imperfecto, en presente y en futuro. Cuando el ave resurja de sus cenizas deberá hacerlo en subjuntivo, para que todo cuadre.
ResponderEliminarEnhorabuena por el lirismo de tus palabras. Un abrazo.
Gracias Fernando por renacer al fénix en tu lectura.
EliminarPoesía pura, Ricardo, sublime metáfora del ave fénix.
ResponderEliminarHe ahuecado bien mi sombrero de plumas para hacerte con él la más florida de mis reverencias.
Magnífico.
Aunque no sea merecedor de una reverencia por un hada de las letras, la lectura basta para satisfacer al fénix.
EliminarUn abrazo.
Genial narrativa poética, Ricardo. Es bello de principio a fin.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Asun.
EliminarRicardo, precioso lirismo para describir el momento del climax, asimilándolo con una pequeña muerte. No está nada mal morir amando y renacer cada día! Me ha gustado mucho. Enhorabuena! Besos
ResponderEliminar¡Que sería una buena forma de renacer en cada día!
EliminarGracias por la lectura.
El renacer de tú poético ave Fénix es un homenaje a la poesía.
ResponderEliminarUn abrazo, Ricardo.
Pablo
Pablo, gracias por tu palabras.
ResponderEliminarAsí da gusto morir. Una exquisitez en cincuenta palabras. Felicidades, Ricardo. Un saludo.
ResponderEliminarUna pequeña y deliciosa muerte. Gracias.
ResponderEliminarBellísimo ejemplo de prosa poética. Enhorabuena, Ricardo, y Felices Fiestas.
ResponderEliminarUn saludo.