La tos
Todos los días se veían, desde temprano ella echaba a andar sus motores enamorados y esperaba verlo pasar. Le ofrecía sonrisas, miradas y amor a gritos, pero en silencio. Ella no se atrevía.
Una mañana cuando llegó ahí lo encontró, estaba con su perro y su blanco bastón. Ella tosió.
Una mañana cuando llegó ahí lo encontró, estaba con su perro y su blanco bastón. Ella tosió.
me parece un relato lleno de ternura en el que el final explica todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo
Precioso, Cecy. Seguro que él intuía algo. Ya nos contarás más sobre ellos.
ResponderEliminarY no tardes mucho.
Cecy, precioso relato. Cuando descubrimos que nuestras armas de seducción no funcionan hay que cambiar de estrategia. Tu protagonista lo hace muy bien... Enhorabuena! Besos
ResponderEliminarDicen que el amor es ciego, ¿y qué importa? Su materia trasciende los sentidos.
ResponderEliminarMuy bello, Cecy.
Saludos.
Que bonito, una historia preciosa llena de amor y ternura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Está visto que las miradas no le habían servido de mucho. Espero que la chica pierda pronto su timidez y se decida a hablarle.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso, Cecy.
ResponderEliminarUn saludo.
ResponderEliminarCecy: Me ha sorprendido gratamente ver un relato tuyo en la página, y ver que formas parte de nuestra "familia".
La historia que nos presentas es muy tierna y bella.
Felicidades