Muy largo me lo fiáis
Calisto, el amor de su vida, murió en un accidente de tráfico, y Melibea se hundió en la tristeza. Su padre le dijo:
—Hija, el tiempo todo lo cura.
Ella le respondió:
—Para mí es demasiado lenta esa medicina.
Al día siguiente, se arrojó desde el balcón de su casa.
—Hija, el tiempo todo lo cura.
Ella le respondió:
—Para mí es demasiado lenta esa medicina.
Al día siguiente, se arrojó desde el balcón de su casa.
¡Enrique! Qué alegría leerte aquí. Dosis masivas de ironía en cincuenta palabras, una nueva receta para paladear.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Muchas gracias, Patricia, si no aparecí antes fue por mi total inutilidad a la hora de manejarme en estos mundo informáticos. De hecho, es la tercera vez que intento contestar a tu mensaje. Ahora lo hago con ayuda, aun así, veremos si lo consigo. Abrazo fuerte, igualmente.
EliminarEnrique Angulo... lo leeréis y lo esperaréis.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por el comentario, Salvador. Un abrazo igualmente. Nos leemos.
EliminarY demasiado larga ha sido nuestra espera para leer sus historias en 50 palabras, Sr. Angulo. Aplaudo su decisión y tomo asiento para disfrutar de esta y de las que, espero, están por venir.
ResponderEliminarBienhallado y un cordial saludo.
Muchas gracias por vuestra bienvenida, acabo de llegar y ya me siento como en casa. La razón por la que no aparecí antes ya la he expuesto en la contestación a Patricia. Ahora llevo casi una hora investigando, aparte de la ayuda de Carmen, para poder contestar, pues este desagradable sistema me decía: "La URL debe contener el nombre de un host". Algo que me sonaba a chino, pero investigando por Internet, he sacado un numero que, ¡eureka!, puesto en la casilla correspondiente ha sacado a la luz mis contestaciones, eso sí, después de demostrar que no soy un robot, como me ha pedido otra casilla. O sea, casi una aventura kafkiana de las que a mí me suelen pasar cada poco con el ordenador, a pesar de que todos los que están avezados en estos asuntos dicen siempre eso de "pero si es muy fácil". Sea como fuere, gracias por tus palabras, en cuanto a lo de publicar, según he visto, la lista de espera supera el mes.
EliminarExcelente el relato en el que has montado cuál fue el final de La Celestina. Me ha gustado mucho, Enrique.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Gracias por el comentario, Pablo, y me alegro de que te haya gustado. En efecto, es un pequeño homenaje a ese gran clásico de nuestra literatura que es La Celestina.
EliminarDon Enrique Angulo Moya, también conocido como Protoplasto, escritor de raza y hombre de letras donde los haya, tanto que hasta su imagen oficial se asemeja a un Shakespeare con el rostro de Groucho Marx, lo cual sólo puede dar como resultado un cóctel de inventiva, humor y calidad, como demuestran, una vez más, estas cincuenta palabras.
ResponderEliminarMe alegro mucho de leerte también por aquí.
Un abrazo fuerte
Muchas gracias, Ángel, por tu amable comentario. A ver si después de varios intentos consigo contestarte, pues me está pasando de todo, es como si el ordenador fuese un malévolo HAL 9000 dispuesto a tocarme la moral. En cuanto a lo de Shakespeare y Groucho Marx, creo que ya sólo Shakespeare reúne en sí mismo al mejor cómico a la vez que al mejor trágico, aunque tampoco le viene mal un toque 'marxista'. Así que no podría estar en mejor compañía. Un abrazo igualmente.
EliminarAdemás de leer con fruición su versión de La Celestina, le diré que 'se le estima', amigo Enrique, en 140 caracteres, 50 palabras o las que juzgue necesarias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vicente
Gracias por esa estima, amigo Vicente, la cual es mutua. A la Celestina creo que me la dejé por ahí, pero seguro que intervino para que Calisto y Melibea cayeran el uno en los brazos del otro. Un abrazo igualmente.
EliminarQué alegría leerte también en este formato, Enrique. Celebro mucho tu llegada a 50 Palabras.
ResponderEliminarTu versión del final de "La Celestina" es soberbia. A la tragicomedia del ilustre bachiller le has añadido la ironía que caracteriza a gran parte de tus escritos.
Me ha resultado deliciosa la lectura. Bienvenido a esta extensa familia. Un abrazo.
Parece que poco a poco y con sangre, sudor y lágrimas voy consiguiendo contestaros a todos quienes habéis tenido la amabilidad de comentar este mi primer micro en 50 palabras. De muchos de esta familia ya formaba parte, pero ahora diré que he estrechado los lazos. Un abrazo.
EliminarQué sorpresa tan agradable ver tus letras por aquí, Enrique. Como nos tienes acostumbrados, un micro divertido y lleno de ingenio. Bienvenido y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLa sorpresa me la estoy llevando yo al encontraros a la mayoría de quienes siento más afinidad formando parte de esta familia de amantes de las letras, así que feliz por haber logrado entrar en ella a pesar de mi inoperancia a la hora de manejarme en estos mundos de Internet. Un abrazo de vuelta.
EliminarUn final para los amantes muy en tu línea, querido 'Protoplasto', donde el padre no se deja la piel, precisamente, en consolar a su hija y ésta no se piensa demasiado cómo resolver su aflicción.
ResponderEliminarMe alegra mucho tener la oportunidad de leerte también aquí, Enrique. Bienvenido.
Muchas gracias, Antonio, por tu comentario. En efecto, el padre recurre al tópico, a la frase hecha, y la hija, zarandeada por la tragedia, se desespera y renuncia a la vida, como muchos otros suicidas famosos por causa de un amor frustrado. Gracias por la bienvenida y un abrazo.
EliminarHau medicinas que no sirven ni contra el amor ni contra el tiempo.
ResponderEliminarHay relatos geniales como el tuyo Gracias.
Muchas gracias por el comentario. Hay males en la vida contra los que fracasan todas las medicinas, quizá la única que funcione sea la aceptación, píldora muy difícil de tragar cuando la tragedia muerde por dentro. Saludos.
EliminarGenial Enrique, esto si es regalo navideño, leerte en 50 palabras (espero muy seguido) no tiene precio. Me sumo a los comentaros de los compañeros, que alegres, celebran tu debut.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, amigo, por el comentario y por tus amables palabras. Lo de leerme seguido ya no depende de mí, sino de la persona que gestiona este proyecto, al cual, según parece, se van apuntando cada vez más enamorados de las letras, lo que es una buena noticia entre tanta banalidad y estupidez -por no mencionar cosas peores- que nos rodean. Encantando de estar también aquí con tantos tuiteros a quienes aprecio y admiro. Un abrazo.
EliminarLa admiración es mutua Enrique...
EliminarMuy buen debut, Enrique. Buen resumen del final de esa magnífica obra.
ResponderEliminarBienvenido, espero que te sientas a gusto en esta casa, y que sigas regalándonos micros tan buenos.
Un abrazo.
Muchas gracias por el comentario, Asun, si he logrado aportar algo a este derroche de ingenio de 50 palabras, pues me congratulo. En cuanto a lo de sentirme a gusto, más a gusto ya no podría sentirme. Y ojalá pueda seguir haciendo alguna aportación más a este hermoso proyecto. Un abrazo de vuelta.
EliminarPenoso consuelo es el tiempo para un enamorado, aunque todos sabemos que solo con él se curan las heridas. Con un poco de paciencia, Melibea también lo hubiese aprendido. Felicidades por tu micro, Enrique. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Sí, en los momentos álgidos del dolor, el desencanto y la tragedia, de poco sirve cualquier consuelo y, quizá, el que menos es esa máxima de que el tiempo todo lo cura –o todo locura, que no sé-, sin embargo, sólo con el paso de los días, los meses y los años van cicatrizando las heridas del alma, y la vida puede volver a ser deseable. Saludos afectuosos.
ResponderEliminarRevisión de nuestro clásico contado con maestría.
ResponderEliminarVa mi me gusta, Enrique, y mi cálida bienvenida a la familia cincuentista. ¡Y que en 2016 nos sigamos leyendo!
¡¡Feliz Navidad!!
Muchas gracias por su comentario, celebro que le haya gustado mi breve aproximación al gran clásico de las letras castellanas. Contento de estar en esta familia fantástica por partida doble: por amar la fantasía -bien entendida- y por ser excelente. Feliz Navidad igualmente y un 2016 lleno -entre muchas otras cosas- de buenas letras.
EliminarMagnífico debut, Enrique. Ahora bien, espero que ningún estudiante de bachillerato lea tu versión ;). ¡Bienvenido!
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias por la bienvenida, por el comentario y por el halago. En cuanto a los estudiantes de bachillerato, mejor que lean a Fernando de Rojas, o, al menos, que lean. Saludos afectuosos.
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