Siempre estamos ahí
Sabemos todo de él, lo que le gusta y lo que no, cuándo se enamoró, cuánto tiempo estuvieron juntos y cómo cortaron. Sabemos que se siente solo y queremos arreglarlo. Ahora vamos hacia su casa, acabamos de poner su dirección en el navegador: somos sus mejores amigos, acaba de alquilarnos.
¡Vaya!
ResponderEliminarNo acaba de convencerme. Y miedo me da pensar que tampoco me convencía el libro electrónico y ahora lo llevo conmigo a todos los lados.
Espero no tener que pagar más alquiler que el de mi piso.
Original (y demoledor), Luisa.
Un saludo
Siempre están ahí. Al mejor postor. Muy agudo, Luisa.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
Tristeza absoluta por la soledad del protagonista.
ResponderEliminarAunque... sería un buen negocio. Pásale mi número, le cobro la mitad. :-p
Me ha gustado mucho, Luisa.
Un beso.
Cada vez somos más y parece que nos comunicamos mucho, pero todo es un espejismo, las personas parecen islas aquejadas de una soledad que se acrecienta. Paradojas de nuestro tiempo.
ResponderEliminarEncantado de leerte también por aquí.
Un saludo, Luisa
La verdad es que es un rato triste. No que me comenteis, c!aeo, eso lo agradezco mucho. Y que no llegue nadie a nada parecido.
ResponderEliminarLos mejores amigos unos... desconocidos... quizás por eso precisamente... porque son los únicos que pueden serlo... los que no sepan cómo es en realidad
ResponderEliminarLuisa, últimamente parece que no somos nadie si no estamos presentes en las redes sociales, donde a veces se nos valora por el número de seguidores que tienes, pero ¿donde están los verdaderos amigos? Cada vez hay más soledad. Una verdadera pena. Me ha gustado mucho como lo has relatado. Enhorabuena! Besos
ResponderEliminarLectura interesante la de Salvador, no lo había pensado así pero podría ser.
ResponderEliminarGracias, Pilar. Veremos adonde nos llevan las redes sociales, supongo que a cosas buenas y otras no tanto.
Gracias
Ha sido leer tu relato y recordar una noticia sobre el hecho de que en Japón se ha puesto de moda que las mujeres contraten los servicios de un acompañante simplemente para conversar. De eso a alquilar amigos parece que no hay muchos pasos. Triste realidad, magnífico micro. Felicidades, Luisa.
ResponderEliminarUn abrazo.
El mundo virtual paralelo en el que, al final, todos acabamos viviendo, también encierra peligros y desaprensivos. Tu relato, Luisa, trata sobre la soledad, pero también es un recordatorio de esos peligros que acechan tras la pantalla del ordenador.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
El mercado cada día busca nuevas formas de expansión y para ello ha encontrado en la web un gran aliado: para la soledad, amigos de alquiler a buen precio. Triste, pero buen micro.
ResponderEliminarSaludos.
Mientras todo esto nos parezca triste... hay esperanza. Ahora, como acabe normalizándose... no quiero ni pensarlo.
ResponderEliminarGracias a todos, Luisa
A veces se conoce más a las personas por las redes sociales que a tu vecino, ese que saca la basura y un buenas noches parece toda una odisea.
ResponderEliminarLa soledad es triste y pero parece que está dispuesto a terminar con ella al alquilar a una familia conocida de manera virtual que le acompañe.
Original idea, genial 50 Luisa.
un beso guapa.
Un planteamiento muy interesante que me ha recordado a una estupenda película de León de Aranoa, "Familia". Supongo que situaciones así tendrán su lado malo, pero también uno bueno, y no hay que descartar que en ellas pueda surgir la verdadera amistad. En cualquier caso es triste tener que pagar por sucedáneos de la amistad y del amor. Enhorabuena, Luisa, y un abrazo. Por cierto, ¿te seleccionaron no hace mucho en REC, no?
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