Una inmensa oquedad
Una noche más, tras cantar una nana con voz susurrante, entornará suavemente la puerta de la habitación del hijo para no interrumpir su sueño. El sueño de una madre efímera que desea, estérilmente, llenar esa inmensa oquedad que un aciago día se adueñó de la cuna y de su vida.
Qué triste y bello relato a cerca del vacío y el dolor que puede dejar la ausencia dramática de un hijo. Precioso, Juana, me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo y ¡feliz Navidad!
Una tragedia descrita con maestría, donde el lenguaje poético parece utilizarse como medio de sanación. Hermoso y triste, muy triste.
ResponderEliminar¡Felices fiestas, Juana!
Un abrazo.
Agradezco mucho tus palabras, Vicente. Celebro haber transmitido la tristeza que requería el micro.
EliminarFelices fiestas también para ti y los tuyos. Otro abrazo
Sí, no quiero ni pensar (aunque lo he pensado un poquito para este relato)en lo doloroso que tiene que ser perder a un hijo. Dios nos libre de esa terrible experiencia. Mil gracias, Mª Jesús por tu comentario. Felices días de Navidad también para ti y tu familia. Un abrazo
ResponderEliminarMi abuela, que perdió a dos hijos, decía que el dolor más grande para una persona era perderlos. Ella sabia lo que decía pues quedó viuda y huérfana de padres antes que de hijos.
ResponderEliminarExcelente relato, Juana. Que bella forma de contar un drama cómo el que nos has contado.
Me ha gustado mucho. Un besote y felices fiestas.
Pablo
Mil gracias, Pablo, por tus generosas palabras. Como comentas, perder a un hijo tiene que ser durísimo. Dios quiera que sean ellos los que nos pierdan a nosotros. Es lo más natural y asumible (eso sí, que sea dentro de mucho. Felices fiestas te deseo, una vez más.
EliminarQué bonito, Juana. Me ha recordado el dramatismo y la belleza de los personajes de García Lorca. Sí, ya sé, exagerada, bla, bla, bla. Pero es lo que me ha venido a la cabeza nada más leerlo.
ResponderEliminarTe deseo unas navidades entrañables con los tuyos. Un abrazo grande.
Me encanta que te haya traído a la memoria a Lorca. Ojalá fuéramos aprendiendo algo de los grandes.
EliminarTambién para ti y tu familia mucha felicidad para estos días y los próximos. Otro abrazo enorme.
De este buen relato, tan entrañable como desgarrador, destacaría especialmente dos cosas: un título que lo dice todo, y ese hablar del sueño del hijo, cuando en realidad es el de la madre, que desearía que nunca se hubiese ido, que necesita hacer ese ritual cada noche para dar un sentido a su vida, pese a todo, irremediablemente vacía.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Juana y, una vez más, y las que haga falta, felices fiestas.
No se puede explicar mejor el sentido del micro, Ángel. Me alegro de que te haya llegado así de nítida la figura de esa madre rota por el dolor de la ausencia del hijo. Otro abrazo fuerte para ti y felices fiestas junto a los tuyos.
EliminarConmovedor ese ritual de velar cada noche el sueño de un bebé que ha muerto dejando un vacío imposible de llenar.
ResponderEliminarMuchas felicidades, Juana.
Gracias, Asun, por tus palabras. Celebro que te haya conmovido el micro. Te deseo unas felices fiestas con los tuyos.
EliminarHay mucha belleza en el dolor de esta madre y en tus cincuenta palabras, Juana. Casi puede oírse la nana que le canta al hijo perdido.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y felices fiestas.
Gracias por ver belleza en la tristeza que rezuma esa madre no resignada a la ausencia. Otro abrazo grande para ti, Carmen, con mi deseo de felicidad para estas fiestas y los días futuros.
EliminarUna madre que no puede dormir, sólo soñar.
ResponderEliminar¡Qué bien lo cuentas, Juana!
Un abrazo navideño
Tiene que mantener el sueño cada noche. Cantar la nana, le mantiene unida a su hijo. Aunque puede acabar siendo una obsesión enfermiza. Tendrá que pasar mucho tiempo para llenar, solo en parte, esa inmensa oquedad.
EliminarOtro abrazo navideño para ti, ¿Isabel o Margarita?
Juana, creo que me colé, pero me pareció que tu historia estaba escrita para mí por su contenido y que te habías equivocado al poner el nombre. Ayer comprobé que no fue así, ¡lo siento!
EliminarSupongo que te refieres al Amigo Invisible de ENTC. Estoy muy extrañada con lo que está pasando. Yo no conocía a Isabel Centeno, así que me dirigí a Jams y me dijo que eras tú. Hice el relato conforme a títulos de tus micros de Cincuenta Palabras y a tu única participación en ENTC. ¿Entonces, quién es Isabel Centeno?
EliminarNo lo sé, ella escribió uno para mí hace un par de días, y ahí me di cuenta de mi error.
EliminarIdentifiqué mis relatos en tu historia y por eso contesté.
En cuanto a mi participación en ENTC, es mi tercer relato, pero algo ha pasado porque en el correo que me enviaron para el amigo invisible los organizadores, también me hablaban de que era el primero y me preguntaron cómo podían obtener información sobre mí para enviársela a quien correspondiera.
En fin, que este error no te haga dudar de que soy Margarita, no Isabel ;-)
Mis disculpas a todos por utilizar esta vía para comunicarme con Juana sobre algo que nada tiene que ver con nosotros.
Qué poco fundamento tienen por ahí, ¿eh?
EliminarLa verdad es que un error de información ha generado un poco de confusión, pero al final me pareció muy chistoso que en lugar de un "amigo invisible" fueran dos los que me agradecieran el relato. Yo había interpretado que Isabel Centeno era tu sobrenombre, Margarita. Muy curioso todo.
EliminarSaludos, Álex y Margarita.
La vida desconocida / la he vivido sin ti. / Pero a tu lado. Con estos hermosos versos habla el poeta Joan Margarit de su hija muerta.
ResponderEliminarPienso que si se nos muere una persona muy cercana, de alguna forma, su presencia es incluso más real que cuando vivía. Quiero decir con esto que cuando una persona amada vive, puede estar a nuestro lado, y al ser algo cotidiano, no le damos la importancia que eso tiene. Sin embargo, su ausencia se convierte en una enormidad, es como un agujero negro que se lo traga todo, como le ocurre a la madre de tu microrrelato que necesita hacer ese ritual para, dentro de nuestra absoluta impotencia ante la muerte, intentar paliar el descomunal desgarro.
Microrrelato lleno del lirismo y la sensibilidad que te caracterizan. Mi enhorabuena, Juana, y mis mejores deseos para estas fiestas y para el futuro por vivir.
Me encantan los versos que citas, Enrique. Muy adecuados para el mensaje del micro, la verdad.
EliminarComparto totalmente tu reflexión sobre las ausencias. Lo he vivido en especial con una hermana a la que estaba muy unida. Han pasado cinco años de su muerte y su vacío sigue siendo inmenso.
Gracias por este generoso e interesante comentario, Enrique. Felices fiestas también para ti y los tuyos.
Me gustado mucho la forma en la que has contado esta historia de pérdida y vacío. El empleo de la palabra sueño como enlace entre presentación y desenlace me parece genial permitiendo al texto fluir hasta un final que coloca al lector en mitad de la tristeza.
ResponderEliminarEnhorabuena, Juana y feliz navidad.
Agradezco mucho la indicación que haces sobre la palabra sueño en el micro, ya que esa era mi intención, que fuera el nexo entre el hijo y la madre.
EliminarMil gracias, Antonio, y feliz navidad para ti junto a los tuyos.
¡Oh, Juana! ¡Cómo duele sólo de pensarlo y qué bien los has escrito. todas y cada una de las palabras aporta su matiz, su granito de pena, su parte de una historia no contada pero que está ahí, dentro de esa oquedad de la que hablas.
ResponderEliminarMuy bien, Juana.
Felices fiestas.
Me alegra saber que he transmitido el dolor y la pena de esta madre. Muchísimas gracias, Notincgas. Felices fiestas también para ti.
EliminarUn micro triste pero escrito de una manera suave, melodiosa como esa nana. Me ha gustado mucho, Juana, felicidades. Un beso.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Matrioska, por tus palabras. Me ilusiona que te haya gustado. Felices fiestas para ti y los tuyos. Otro beso.
EliminarPrecioso y poético relato de un vacío que solo puede llenar en sueños, y al despertar, la terrible realidad. Un abrazo Juana y felices fiestas.
ResponderEliminarGracias por ver belleza y poesía entre la tristeza, Salvador.
EliminarFelices fiestas también para ti y los tuyos. Otro abrazo.
Ese sigilo es una paradoja: ¡qué más quisiera que ese sueño eterno se interrumpiera y su hijo volviera a la vida, con ella! Qué bien has traducido la sensación de vacío ante la pérdida. Hermosamente triste. Felicitaciones y un beso grande.
ResponderEliminarTienes mucha razón con tu interesante reflexión, Silvina. Ella mantiene ese sigilo, en un intento de lograr lo imposible. Se autoengaña noche tras noche.
EliminarMil gracias por leerme y comentar.
Felices fiestas y otro beso grande para ti.
Cantar una nana a una cuna vacía ¿cabe más dolor? En tu relato tampoco cabe más sensibilidad.
ResponderEliminarFelicidades.
Me halaga que encuentres tanta sensibilidad en el relato. Desde luego, ese era mi objetivo. Muy agradecida, Crispín. Te deseo un feliz 2016.
EliminarTriste poesía destila por tu bello relato. Un dolor en el vacío del corazón y de la cuna. Una nana que cada día entona para que le llegue a su niño amado. Debe ser terrible la perdida de un hijo. Una oquedad que nunca se puede cubrir.
ResponderEliminarFantástico título 50.
Un beso guapa.
Precioso resumen el que me haces, Mª Belén. Celebro haber acertado con el título. No me suele gustar repetir una expresión del micro para título, pero en casos como éste me pareció oportuno. Otro beso para ti y feliz 2016.
EliminarJuana, me sumo a los comentarios anteriores. Bello y poético micro, lleno de emoción dolorosa. Enhorabuena! Besos
ResponderEliminarMil gracias, Pilar, por leerme y comentar. Me alegra saber que te ha gustado. Besos y feliz 2016.
EliminarSiempre he pensado que el dolor producido por una situación así era indescriptible, pero no solome equivocaba sino que veo que se puede hacer de una manera muy bella.
ResponderEliminarEnhorabuena, Juana, por un relato tan contenido y sensible al mismo tiempo. Un fuerte abrazo y mis mejores deseos para ti y los tuyos en estas fiestas.
Valoro mucho lo que me dices, Enrique, y me ilusiona haber conseguido transmitir ese dolor que se debe de sentir. Dios nos libre de vivir una expericia así. Muchas gracias y feliz 2016.
EliminarLa pérdida de un hijo es antinatura. Creo que solo quien haya pasado por ese dolor sabe lo que es realmente, yo no quiero, ni puedo imaginármelo.
ResponderEliminarDesde luego que el dolor y la pena deben ser inmensos, como ese hueco y esa tristeza que tan bien nos describes.
Solo me queda darte la enhorabuena, mi querida Juan a, por este regalo navideño que nos dejas y mandarte un beso enorme para ti y los tuyos con mis mejores deseos para estas fechas.
Malu.
Un regalo muy triste, Malu. Pero la vida a veces nos deja experiencias así de tremendas. Que no nos toque. Muchísimas gracias y feliz 2016.
EliminarNunca se logra el desapego cuando se pierde a un ser querido y este bonito micro describe muy bien esa “inmensa oquedad”. Me gusta, muy bueno el micro y el titulo muy bien escogido.
ResponderEliminarSaludos.
Me ilusiona que te haya gustado el micro, Beto, y haber acertado con el título. Va a ser verdad, ya que sois varios los que lo habéis comentado. Saludos y feliz 2016.
EliminarCreo que has expresado perfectamente la vivencia de lo ausente.
ResponderEliminarEl dolor irreparable de la pérdida que revive cada noche. Genial
Felicidades.
Mil gracias, José María, por tus generosas palabras.
EliminarRecibe mis mejores deseos para el 2016.
Un abrazo.
¡¡¡Tienes una facilidad para encogerme el alma... que ni te cuento!!! Ya desde el título se respira una desolación absoluta.
ResponderEliminarAbrazo y Feliz 2016, Juana.
Bueno, es halagador lo que me dices, Rosy. Es importante que las palabras que una escribe lleguen al corazón de quien las lee. Muchísimas gracias y otro abrazo de vuelta, junto a mis mejores deseos para el año que comienza.
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