Una nota anónima sin la menor importancia
Pero ya nada será igual. Fingiendo enamoramiento, me besarás con pasión al llegar. Yo aceptaré, encantada, el perfume que me regalarás. Comentarás el tedioso viaje de negocios con sus innumerables reuniones... Sin tiempo para deshacer las maletas, prepararé la cena y sazonaré con matarratas la ensalada que solo comerás tú.
Espero que la nota está acompañada de pruebas, porque tampoco es plan creerse a pies juntillas lo que te dice cualquiera y poner así.
ResponderEliminarHola Luisa, no sé si la nota estaba acompañada de pruebas, no le pregunté... Pero algo más se removería en la cabeza de esa mujer para pensar así. La verdad es que tampoco sé si llevó a cabo su plan esa noche, tal vez fue solo un calentamiento mental momentáneo.
EliminarMuchas gracias por pasar por aquí y comentar. Un beso.
Cualquier persona puede cometer un error o tener un desliz, somos humanos, pero precisamente esa condición también nos confiere dos virtudes para las que se precisa un cierto esfuerzo: el arrepentimiento y el perdón. Ya nada será igual cuando se quieren mantener las apariencias viviendo en una mentira, otra cosa es, como ha comentado Luisa, la medida drástica de venganza, pero pocos géneros hay más literarios que un buen drama. Estructuralmente me llama la atención la conexión absoluta del título con el texto, incluso enlazándolo con la primera frase.
ResponderEliminarTe deseo felices fiestas y te mando un abrazo, Fernando
Una reflexión muy acertada, Ángel, como todas las que tú haces.
EliminarFelices fiestas y otro gran abrazo para ti, maestro.
La ensalada mata, más si es aderezada con odio y celos. Muy intenso relato, sólo puedo decir que me gustó.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te haya gustado, Ricardo. Yo intento evitar las ensaladas por eso (así estoy de gordo), aunque a veces me obligan a comerlas.
EliminarUn abrazo.
Fernando, ahí has dejado una muestra de lo que puede llegar a pasar cuando los problemas no se afrontan y el teatro de una vida en armonía, puede acabar con terribles consecuencias.
ResponderEliminarUn abrazo, Fernando.
Pablo.
Es verdad, Pablo-Cary. Hay veces que detrás de una relación aparentemente modélica se oculta una bomba de relojería, que estalla cuando menos te lo esperas.
EliminarUn abrazo.
Como dice, Luisa, ¿y si la nota fuera una mentira que ha conseguido su objetivo? Ante todo, la comunicación debe prevalecer.
ResponderEliminarMuy bueno, Fernando.
Saludos.
Cierto, Vicente, todo puede ser. Veo que la idea da para más de cincuenta palabras.
EliminarGracias por comentar. Un abrazo.
Para no tener importancia, le ha dado toda la credibilidad. No sé, me da que a esa mujer hace tiempo que la cosa le huele a chamusquina. Me gusta mucho cómo has ido estructurando la historia, Fernando. Un saludo.
ResponderEliminarMatrioska, me da a mí también que por ahí van los tiros. No creo que fuera la primera sospecha o indicio que tuviera, pero ¿quién sabe? No me dio tiempo a preguntarle en tan solo cincuenta segundos, o palabras...
EliminarUn abrazo.
Fernando, has descrito muy bien las consecuencias de vivir una mentira y querer guardar las apariencias cuando las cosas van mal. Lo mejor afrontar los problemas y buscar soluciones razonables. Enhorabuena! Besos
ResponderEliminarCoincido contigo, Pilar, y espero que reflexionara antes de aderezar la maldita ensalada. Yo, cuando llego de viaje, procuro no tomarla, por si acaso.
EliminarUn abrazo.
Desde luego que ya nada será igual, yo creo que hace tiempo que las cosas no son iguales en esa pareja, pero con esa nota y el matarratas, se acabó la historia, a grandes males, grandes remedios.
ResponderEliminarMe gusta la historia querido Fernando y, sobre todo, cómo la has contado.
Un beso fuerte y felices fiestas.
Malu.
Malu, tus palabras suenan en mi cabeza como lluvia caída del cielo sobre mi seca tierra, soleada pero necesitada de cariño y agua. ¡Muchas gracias!
EliminarFelices fiestas y un fuerte abrazo.
No e lo digas a Patricia, pero lo de que yo soy feminista era broma, era por tenerla de amiga más que nada, porque tiene una derecha... Con tu micro, me reafirmo en que no te puedes fiar de ellas. ¡Con matarratas, nada menos! Por lo visto es algo horrible y muy doloroso. Si es que las mujeres son así, ya sabes... Buen micro, Fernando. Felicidades y Feliz Navidad.
ResponderEliminar¡Me encanta tu buen humor, amigo Luis! Actualmente todos debemos ser feministas, no nos queda más remedio. O eso, o tragarnos más de una ensalada con aspecto sospechoso. Yo prefiero no enfrentarme a las consecuencias.
EliminarFelices fiestas y un fuerte abrazo.
Ejem... Pasaba por aquí y, como no soy rencorosa y estamos en fechas entrañables, os dejo este relato de aquí mismo, de una feminista y que se os debió pasar en su momento: http://www.cincuentapalabras.com/2014/08/rolling-in-deep.html
EliminarPaz y amor. :)
Con qué potencia nos muestras los deseos asesinos de esa despechada, Fernando. Como decía Agatha Christie, el veneno es el método preferido por las mujeres. Muy bueno (y temible), besos.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado, Belén. No quisiera yo que esta mujer me invitara a comer, no...
EliminarLa nota anónima la habrá recibido ella, confirmando las sospechas que desde hace tiempo ya intuye. Ya no hay vuelta atrás, me parece que ese marido mentiroso no vuelve a hacer un "viaje de negocios".
ResponderEliminarMás le hubiera valido solicitar un divorcio civilizadamente, pero él pensaba que era más listo y que podía vivir esa doble vida de engaño.
Un abrazo, Fernando.
Tu análisis me parece correctísimo, Asun. Ahora solo falta saber si ella va a cumplir con su amenaza o es solo un calentón momentáneo.
EliminarAbrazos.
El tedio y la rutina van minando el amor. Intuyo que para ese drástico final también tiene la sospecha de un engaño. Me ha gustado, Fernando. Un abrazo y felices fiestas.
ResponderEliminarMuchas gracias, Salvador. ¿Qué es el amor? Nada que dure más de veinte minutos, dicen algunos.
EliminarYo no, ¿eh?
Un abrazo y felices fiestas también para ti, amigo.
Bien jugada la técnica inicial del "in media res" mediante la que nos zambulles, sin explicarla, en una relación que tuvo un antes y un después. Y luego, sin solución de continuidad, el retrato de una mujer calculadora y vengativa y de un marido infiel.
ResponderEliminarBien por ti, Fernando.
Saludos cordiales
Me gusta tu disección del relato, Carles. Rezumas maestría hasta cuando comentas los textos ajenos.
EliminarUn placer verte por aquí. Un abrazo.
La narración en futuro no deja lugar a la duda: con premeditación y alevosía.
ResponderEliminarUn saludo navideño, Fernando
Es verdad, Margarita, como cumpla su amenaza no hay quien la salve de las agravantes.
EliminarUn abrazo y felices fiestas.
Esa nota seguramente fue el detonante de un artefacto hecho pieza a pieza a lo largo de mucho tiempo. El que se deba proceder o no así en la vida real es un tema complicado que invita al debate, pero en la ficción, como este caso que tan bien nos planteas, seguramente había motivos sobrados para ello.
ResponderEliminarMe gusta bastante, del mismo modo que fue un placer conocerte.
Un abrazo, Fernando.
Para mí también fue un placer conoceros a todos, Enrique. Disfruté muchísimo aquel par de horas en el "Dinosario" con tan buena gente y tan buen rollo. Espero engancharme más a este club, repleto de magníficos socios como tú.
EliminarUn abrazo y felices fiestas.
Un 50 que con verbos que denotan futuro, monotonía y cansancio nos muestras toda una vida. Una ensalada preparada con gotas de infidelidad, desamor y desengaño.
ResponderEliminarGenial historia en la que en poco nos has contado un todo.
Un abrazo Fernando.
Belén, la de los ojos literarios... Qué bien miras este humilde texto. Me alegra mucho que te haya gustado y que veas una historia mucho más allá del encorsetamiento de cincuenta palabras, ese era mi objetivo.
EliminarUn abrazo y felices fiestas.
Una nota anónima que actuó como detonante ante un cúmulo de sospechas, sin duda. Drástica decisión, buen micro. Feliz Navidad, Fernando.
ResponderEliminarUn saludo.