1944
Día septuagésimo quinto. Seguimos OK. En la trinchera matamos el tiempo jugando a las canicas. Apostamos los ojos marrones de Jackson contra los azules de Williams. El cabo espanta el aburrimiento ensayando unos pasos y, por fin, se ha decidido a sacar a bailar a la momia descarnada del general.
Escrito por Belén Sáenz - Web
Tema que con 50 palabras es muy sugerente. También es bastante macabro y el cabo, macabrón...
ResponderEliminarMe gusta amig@ anónim@
Y siendo tan siniestro, ¿por qué resulta simpático?
ResponderEliminarBuenas 50 palabras. El resto lo pone la imaginación
Me gusta mucho
ResponderEliminarJuegos macabros.
ResponderEliminar¡Muy bueno!
No queda otra que sobrevivir.
ResponderEliminarMe encanta la imagen que has creado, el sonido conciso, sordo y opaco de las canicas y de las botas que rechinan sobre la tierra en cada giro de baile, el olor a sudor y miseria reconcentrados, el tacto de una mano grande y delicada sobre el papel.
Y el título, preciso y esclarecedor.
¡Genial!
Un saludo
El título da sentido a todo el relato. Excelente elección.
ResponderEliminarSaludos.
Pablo.
Si es que entre batalla y batalla uno se debe aburrir mucho. Porque, claro, no te vas a poner a contar batallitas que todo el mundo se sabe, y al final acabas bailando con la más fea.
ResponderEliminarSimpático relato, desconocido 18.2. Me ha gustado
Quienes están acostumbrados, o más bien obligados, a matar para vivir, no es extraño que maten el tiempo con trocitos de cadáver. Los pobres tampoco tienen nada más a mano y han de aguzar el ingenio para buscar entretenimiento. Buen humor negro y, ya puestos, me atrevo a decir que está bien que le haya tocado ser momia al general, ya está bien de mandar a otros al matadero y librarse siempre.
ResponderEliminarSaludos
Dice tanto este micro y ese toque macabro lo convierte en un súper relato. ¡Me ha encantado!
ResponderEliminarSaludos.
Un micro que exhibe toda la fiereza de la guerra, donde no hay mucho sitio para escrúpulos y deferencias.
ResponderEliminarGenial.
Saludos, anónim@.
Relato algo macabro y irónico a la vez.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos.
Una escena brutal que los protagonistas, viviéndola en la situación bélica en la que están inmersos, la consideran de lo más normal y que reflejas muy bien con ese, “Seguimos OK”. Muy buen micro. Un saludo.
ResponderEliminarTras cinco años continuados de guerra la tropa debe de estar ya bastante desquiciada, así que lo mejor para matar el tiempo –y aquí lo de matar hay que tomárselo al pie de la letra- parece que es dedicarse a ciertos jueguecitos un tanto macabros. Hay aspectos tan espantosos de la realidad que quizá sólo es posible abordarlos desde el disparate, desde el delirio de un sueño sufrido tras los excesos de una noche de juerga. Excelente el punto de vista para desnudar el absurdo de que individuos que no se conocen de nada se maten los unos a los otros con encarnizamiento y odio, y cómo ese absurdo puede derivar en cualquier cosa, desde luego, nunca buena. Mis aplausos para el autor.
ResponderEliminarBuen relato. Una aproximación al tema de la sinrazón de la guerra desde una perspectiva humorística que la hace más llevadera.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
La guerra debe volver loco a cualquiera que esté inmerso en ella. Un buen relato con un toque de humor. Me ha gustado.
ResponderEliminarBesos
El micro destila un sabor amargo. Al estar rodeados de tanta muerte los protagonistas se insensibilizan.
ResponderEliminarDuro pero buen relato.
Un abrazo
Al final, el horror se vuelve cotidiano cuando día tras día lo contemplamos. Muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarAl final esto de ser soldado en una guerra infinita, no deja de ser un trabajo más, de los que paras para fumar un cigarro, tomar un café y hasta jugar a las cartas.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Muy divertido, dentro del ambiente trágico en el que se mueven los personajes, y extraordinariamente contado.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Leyendo el relato nos deja por un lado una sonrisa, pero por otro, si pensamos en qué podía pasar realmente en las trincheras...
ResponderEliminarBien narrado.
Saludos