Cena de empresa
Despertó con un espantoso aliento de anís y un tremendo dolor de cabeza. Apenas recordaba algún detalle de la cena de empresa de la noche anterior. Desorientado, avanzó torpemente a través de aquel pasillo desconocido pero fue al oír la voz ronca del jefe desde el dormitorio cuando se desesperó.
Escrito por Pau
Ja, ja, ja. Hay que tener mucho cuidado con el alcohol y nuestra conducta bajo su influjo.
ResponderEliminarMuy divertido.
Saludos, anónim@.
Qué cuidado hay que tener en esas cenas de empresas. Y el segundo despertar tuvo que ser terrible, jajaja.
ResponderEliminarMirándolo por la parte positiva, quizá tenga un ascenso, aunque el precio va a ser muy caro.
Un buen relato con mucha gracia e ingenio.
Un saludo.
Pablo.
Me da que esa cena va a traer una larga resaca, más allá del anís.
ResponderEliminarEstán muy bien transmitidas todas las sensaciones que has dejado plasmadas. Casi se puede ver la cara de nuestro 'trotapasillos' cuando retumba en esa perjudicada cabeza la profunda voz de su torpeza.
Buen relato desconocid@ 25.3
Ja, ja, ja... Con lo tierno que es el amor laboral y que poco valorado está.
ResponderEliminarMuy bueno.
Ya se sabe que el anís es muy traicionero. Has elaborado muy bien la escena, me imagino al pobre "resacoso" totalmente inmóvil en el pasillo y con los ojos abiertos como platos al oír al jefe. Muy simpático y bien escrito. Un saludo.
ResponderEliminarLuego dicen de la heroína, probado queda que no hay nada peor que el anís, bueno, sí, el panorama que se ha encontrado el protagonista, peor que la peor de las resacas. A partir de ahora se le abre un mundo de cara o cruz: o le ascienden o le echan. Muy simpático
ResponderEliminarSaludos
¡Ay Dios! Si es que las cenas de empresa tienen mucho peligro.
ResponderEliminarMuy bueno, me encanta como vas contando la situación y me imagino la cara petrificada del protagonista al oír al jefe.
Besos.
Malu.
Muy bueno,bien contado y un final nada esperado...
ResponderEliminarBuena suerte
Besicos
Hay que tener mucho cuidado con quién se va uno de juerga, hacerlo con el jefe no suele ser una buena idea y si, además, uno se enjarrilla con añís, pues puede esperarse lo peor. El que el personaje se desespere al oír la voz del jefe, quiere decir que ha metido la pata hasta el corvejón y que se abre ante él un futuro de lo más incierto. Seguro que el jefe le va a pedir que haga horas extras a partir de esa noche de intimidad y desenfreno. Gracioso y divertido el microrrelato, una sonrisa siempre viene bien. Mi agradecimiento por ello.
ResponderEliminarSi es que las cenas de empresa las carga el diablo.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos.
Un golpe de humor en cincuenta palabras.
ResponderEliminarDifícil papeleta la de tu protagonista. Le va a resultar muy complicado encontrar una salida airosa. Muy divertido. Un abrazo de Gloria
ResponderEliminar¡Madre mía! ¿No había donde esconderse?. Muy bueno. Besos
ResponderEliminarJajajajajaj ay madre!!! La que has liao pollito jajaajajajja. Buenísimo!!!
ResponderEliminarPara eso están las cenas de empresa, para afianzar los lazos laborales y acercarse más a los compañeros. Pero está visto que este no midió bien sus pasos y acabó... como acabó. Quién sabe, quizás le llegue pronto un ascenso.
ResponderEliminarSaludos.
Vaya nochecita! Hay que ver los estragos que causa el alcohol! Jajaja.. Menudo peligro tienen esas cenas!
ResponderEliminarUn toque de humor estupendo. Me ha gustado mucho.
Enhorabuena!
Besos
Jajaja, muy divertido, un nuevo horizonte le espera. Un argumento genial para una película de Billy Wilder. Un abrazo.
ResponderEliminarJajajaja.. Que peligro tienen las cenas de empresa y más cuando tras una noche de locura todo queda en un vacío que ojalá nunca se hubiera llenado.
ResponderEliminarGenial !!! Quien seas allá va mi saludo.
Igual el lunes lo reciben con vítores los compañeros; seguramente ha llevado a cabo lo que muchas veces todos han deseado para el jefe.
ResponderEliminarMuy divertido y bien escrito. Enhorabuena y saludos.