Cuatro paredes y miles de ventanas
Entre las manos de Nacho, una mariposa pavo real. En la mirada de María, caravanas de camellos transportando dátiles y sal por el desierto del Sáhara. Ante tal alboroto, una hechicera pide silencio desde las murallas del castillo.
María sonríe, guiña un ojo a su hermano y pasa la página.
Escrito por Jose Bravo - Twitter
María sonríe, guiña un ojo a su hermano y pasa la página.
Un relato precioso. Se nota el amor por los libros que tiene quien lo ha escrito. Y la magia que tan sólo puede salir de esos libros, fundamentales para activar la imaginación de los niños.
ResponderEliminarMuy bonito.
Pablo.
Un gran relato de cuentos y un magnífico título, sin duda. Esas miles de ventanas como un abanico de sueños que se abren a los ojos del que imagina historias.
ResponderEliminar¡Enhorabuena! Un saludo.
Preciosísimo relato y título inmejorable.
ResponderEliminarAplausos y reverencias.
Maravilloso. No hay duda de que la lectura despierta nuestra imaginación y nos puede llevar más lejos que cualquier otro medio de transporte. Me encantó!!
ResponderEliminarTodo un tributo a la literatura y al poder de la imaginación realizado por alguien que sin duda domina bien ambas cosas.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Y seguro que esa página pasará volando orgullosa para dar oportunidad a que las siguientes puedan contemplar cómo las historias que contienen se albergan en la mirada cómplice de esos niños.
ResponderEliminarMagnifico relato de amor por la lectura. Enhorabuena desconocid@ 30.2
Los libros hacen que nuestra imaginación no tenga límites.
ResponderEliminarUn título perfecto para un gran relato.
Enhorabuena.
Besos
Precioso. Miles de ventanas o páginas quizás, contemplándonos desde varios siglos de escritura con personajes llenos de magia como la arena del desierto.
ResponderEliminarGenial, anónim@.
Saludos.
Amor por la lectura, en este caso compartida. No me hago idea de las maravillas que les esperan a esos hermanos en las siguientes páginas, en los siguientes libros. Me da envidia imaginarlo porque, pasada cierta edad, ya es imposible volver a esas fantasías de la infancia. El cerebro se nos estropea con el paso de los años, las neuronas se nos deben de convertir en ‘neurroñas’, y aquella magia que levantaba mundos de la nada se pierde, aunque ese hábito no nos deja del todo en el desamparo y, pasados los años, podemos seguir gozando con la lectura, pero de otra manera.
ResponderEliminarEn sólo cincuenta palabras, el microrrelato te hace evocar esos universos quiméricos que surgían de las páginas de un libro de cuentos, de un tebeo, de una película.
A mí, en un instante, me han pasado por la cabeza Las mil y una noches, las historias de Julio Verne y de Emilio Salgari, los cuentos de los hermanos Grimm, de Andersen y de Perrault, y no sé cuántas cosas más.
Espero que el silencio que ha solicitado la hechicera alcance también a mi mente, pues si no el alboroto que me ha provocado el microcuento no me va a dejar dormir.
Exquisita historia, enhorabuena a la autora o autor.
Cuando leemos un libro la imaginación es libre y podemos pensar y ver cosas muy diferentes.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos.
¡Imaginación al poder, que nunca falte!
ResponderEliminarMe encanta la historia, pero sobre todo el título, las cuatro paredes, pero las mil ventanas por las que todo puede entrar, salir o simplemente verse.
Besos.
Malu.
Precioso y exquisito micro que demuestra el formidable poder que posee la lectura y las infinitas ventanas que se pueden abrir con ella en nuestras mentes. Un saludo.
ResponderEliminarDentro del espacio más reducido los libros abren espacios infinitos para la imaginación. Un relato evocador y narrado con estilo.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias por todos vuestros comentarios. Aunque yo ya podría quitarme el antifaz, respetaré los tiempos marcados para este mes.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.