En breves momentos...
Después de cenar, en horario de máxima audiencia, Marta carraspea en el salón. Desvía la mirada cuando su novio pregunta qué ocurre con sus ojos y le suelta: "Tenemos que hablar", provocando el silencio sepulcral entre los tertulianos exaltados de la televisión, a la espera de escuchar tan inquietante anuncio.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web
Me ha encantado ese cambio de papeles: de observadores a observados. Por lo cotillas que parecen los tertulianos, apuesto que estaban viendo telecinco.
ResponderEliminarUn saludo.
Pablo.
Se acepte o no, la influencia de la televisión en nuestras vidas es real y poderosa. Al igual que a Pablo, me ha gustado muchísimo la manera en que has invertido los roles del telespectador y el actor.
ResponderEliminarSaludos, anónim@.
Este micro deja claro que todos podemos ser objetivo de la prensa y pasar de ser espectadores a protagonistas.
ResponderEliminarMuy bueno.
Enhorabuena
Me ha gustado la sensación que se desprende del relato respecto a la sensación de pararse el mundo cuando entre dos personas se abordan asuntos para ellos vitales. Hasta la tele, ventana del vertedero de los sentimientos, se rinde a la importancia que realmente tiene la vida real.
ResponderEliminarMuy original. Enhorabuena desconocid@ 21.3
Muy bueno e impactante.
ResponderEliminar¿Conoceremos el desenlace después de la publicidad?
Me he quedado perplejo como el novio, intrigado como los tertulianos y alucinado como Marta!
ResponderEliminarBuen relato con ese cambio de papeles de observantes a observado y viceversa.
Va mi me gusta y mi saludo al anónimo.
Me gusta ese cambio de papeles, ya es rizar el rizo, lo único que nos faltaba, que los tertulianos de pacotilla (con perdón) comenten nuestras vidas.
ResponderEliminarFelicidades, muy original y divertido.
Besos.
Malu.
La famosa frase de tres palabras que todo lo paraliza, que bien puede ser el comienzo del fin o el principio de algo nuevo, el anuncio de un cambio trascendente en todo caso. Seguro que la conversación que mantenían los tertulianos era menos interesante, de ahí que haya captado su atención. Tal y como avanza la ciencia, puede que no falte tanto para lograr unas pantallas así de interactivas, para un lado y para otro.
ResponderEliminarSaludos
Ese "tenemos que hablar" provoca un gran silencio, pero a nosotros nos ha dejado sin saber, por favor en el próximo 50 palabras cuéntalo.....
ResponderEliminarMuy bueno, me ha gustado.
Saludos.
Y se les metió la televisión en casa? Más de lo que esta ya? En ese momento?
ResponderEliminarJope, qué chungo.
Algunos programas nos bombardean con la vida y milagros de los demás, pero de momento, podemos elegir si verlos o no. Quizás llegue un día en que solo por tener la tele encendida se cuelen en casa determinados “informadores” para cotillear, entrando a formar parte, sin quererlo, del circo. Un micro muy original e irónico. Un saludo.
ResponderEliminarUff... que paranoía, por eso yo veo poco la televisión , no sea que me salgan un día por la pantalla. Muy agudo el cuento.
ResponderEliminarMe ha encantado, creo que explica perfectamente lo que son los programas de prensa rosa de la televisión. Y ese efecto surrealista, de igual forma casa con los contenidos y las formas que suelen emanar de esos programas y tertulias de cotilleo.
ResponderEliminarMuy bueno, si señor.
Viendo la expectativa generada en la televisión, lo mejor sería apagarla para no airear sus problemas en prime time.
ResponderEliminarUn enfoque original.
Saludos!
Eso sí que es una televisión interactiva. Es muy original tu relato, y muy divertido.
ResponderEliminarSaludos.
Sensacional vuelta de tuerca a la realidad. ¡Muy bien!
ResponderEliminarGenial. Pochoclos para los actores, por favor. A veces, la realidad es más interesante que la ficción.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un beso.
Muy divertido, al tiempo que inquietante. Puestos a imaginar que los personajes de la tele se nos metieran en el comedor, no se me ocurre ninguno más terrorífico que esos tertulianos.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
El cazador cazado y cargado con un arma mortífera, el cotilleo. Muy original. Un abrazo.
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