Ignorante
Casualmente, halló el manzano de la sabiduría y decidió comerse una manzana cada día.
Y así, indolentemente, se fue haciendo tan sabio que llegó a creerse que había aprendido todo lo que podía ser aprendido.
Pero se equivocaba. Todavía ignoraba que el gusano del olvido tenía un sabor muy amargo.
Escrito por Carles Quílez - Web
Y así, indolentemente, se fue haciendo tan sabio que llegó a creerse que había aprendido todo lo que podía ser aprendido.
Pero se equivocaba. Todavía ignoraba que el gusano del olvido tenía un sabor muy amargo.
Cuando nos creemos por encima del bien y del mal y nuestra mente acaba endiosándose, siempre hay algo que nos recuerda lo insignificantes que somos, simples motas en el universo. Me ha encantado. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buen relato. Me ha encantado. Besitos de fin de semana.
ResponderEliminarLa sabiduría es un pozo inagotable, núnca podremos decir que no hay nada más que aprender. Sin embargo, existen personas tan ignorantes que creen que lo saben todo.
ResponderEliminarAdemás con los años llegan los problemas y las enfermedades del olvido, que cruelmente nos dejan perdidos.
Muy buen relato.
Felicidades. Un abrazo
"Todavía ignoraba que el gusano del olvido tenía un sabor muy amargo". Esta frase me parece genial, bueno el micro es estupendo todo él. Confiemos en que al menos logremos ser un poquito menos ignorantes leyendo textos como el tuyo. ¡Enhorabuena! Saludos.
ResponderEliminarEl olvido a veces puede ser bendito, otras veces puede ser amargo. Creo que de tanta sabiduría adquirida esa persona puede darse ese capricho de olvidar algo un poco.
ResponderEliminarSaludos!
Me parece un relato muy interesante, desconocid@ 9.1. Ese manzano puede ser una biblioteca y los libros manzanas que decide leer tu protagonista pensando que en ellos adquirirá la sabiduría. Eso en teoría, pero resulta que la vida también es práctica y a olvidar no enseñan los libros sino la experiencia de recordar. Es demasiado complejo simplificar.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato.
Saludos.
Sócrates dijo aquello, tan simple, profundo y permanente, de "sólo sé que no sé nada", por eso el título de este texto me parece un gran acierto, en tanto define perfectamente a ese protagonista endiosado, que no acaba de aprender lo más esencial, que nunca se sabe bastante, que todo conocimiento es poco, que somos grandes ignorantes por mucho que tratemos de instruirnos, tanto más cuanto más eruditos nos creamos, empeñados en dejar huella, cuando estamos condenados al olvido.
ResponderEliminarUn relato lleno de sabiduría.
Saludos
Y... ¿el gusano del olvido estaba en una manzana del manzano de la sabiduría? (paradoja??)
ResponderEliminarAunque parece que el protagonista no piensa "solo sé que no sé nada", el gusano le recordará que en el cerebro no queda todo grabado a fuego, sino que va diluyéndose con el tiempo.
Buen relato!
Saludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo hay que ser tan prepotente y pensar que se sabe todo, siempre nos queda algo por aprender.
ResponderEliminarBuen relato, me ha gustado.
Un saludo.
Bendito sea el gusano del olvido, si no el personaje de esta historia sufriría los pesares de «Funes el memorioso» del gran Jorge Luis Borges. Además, si realmente lo supiera todo, le estaría negado el delicioso almíbar de la curiosidad.
ResponderEliminarUn gran tema. Saludos, anónim@.
¿Cómo era? No hay peor ignorante que aquel que ignora su ignorancia.
ResponderEliminarUn saludo
Hermoso y ejemplar relato. Enhorabuena y un abrazo.
ResponderEliminarEl día que no aprendas nada es un día perdido.
ResponderEliminarMuy ignorante este personaje, tan sabio se creía y tan ignorante era.
Genial relato y colofón final con el gusano del olvido.
Besos.
Malu.
Veo que tu protagonista comete un gran error: no hay persona más ignorante que el que cree que todo lo sabe. Y desgraciadamente esta especie de ignorante suele abundar.
ResponderEliminarPor otra parte, el gusano del olvido siempre está al acecho.
Buena metáfora.
Saludos.
Pablo.
Un micro muy sabiamente relatado que encierra una gran verdad, el ser humano, por muchos conocimientos e inteligencia que tenga, no sabe ni tiene garantizado nada, ni siquiera sus recuerdos. Un saludo.
ResponderEliminarRealmente nuestro cerebro hace que olvidemos prontamente aquello que no nos interesa y no es significativo, para así brindar espacio para almacenar mas información importante. Este micro lo guardo en mi meoria.
ResponderEliminarCreo que era Cela quien decía que la cultura es aquello que queda cuando olvidamos todo lo que habíamos aprendido. Algo así como el fundamento de la homeopatía, diría yo.
ResponderEliminarCreo que tu protagonista tenía al menos afán por aprender, que ya es algo bueno, y/o que le gustaban las manzanas bastante, algo muy saludable también.
Muy buen relato con un final estupendo.
Enhorabuena y saludos.
El primer paso de la ignorancia -dejó dicho Gracián- es presumir saber.
ResponderEliminarSaludos