Inocente
Le encantaba jugar a ser invisible. Recorría los pasillos del subte y nadie lo veía.
Cuando se volvía visible repartía tarjetitas a los pasajeros. Las monedas obtenidas las guardaba su mamá.
Ella, con hambre, pensaba: "¡Qué inocente es! No hace falta ningún truco para que las demás personas nos ignoren".
Escrito por Paste
Buen relato y cuanta razón contiene, en ocasiones hay personas que están ahí y ni las vemos, pasan desapercibidas para nuestros ojos.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, con los tiempos rápidos en los que estamos las personas ignoran a otras. Demasiadas desapercibidas.
EliminarSaludos!
Estamos tan acostumbrados a ir a lo nuestro que ya nuestro subconsciente nos hace mirar a otro lado cuando no queremos ver.
ResponderEliminarUn saludo.
Pablo.
El mundo va rápido y ante esa prisa ignoramos lo que no rodea y no duele ver. Negar en parte la realidad triste de todas las sociedades del mundo.
EliminarSaludos!
Fantástico micro por bien escrito y por la verdad que encierra. Lo importante no es si echamos o no algunas monedas cuando nos piden, lo dramático es que no seamos capaces ni de mirarles a los ojos cuando negamos con la cabeza y, la mayoría de las veces, ni eso. Un saludo.
ResponderEliminarEs verdad, la indiferencia abunda por todas partes. Cada vez, menos preocupados por los demás.
EliminarSaludos!
Es verdad.
ResponderEliminarBuen micro.
Un saludo visible.
Saludo visible para vos también jaj!
EliminarAlgunas personas son invisibles muy a pesar suyo y para vergüenza de los videntes que no quieren verlas. Las ciudades, tanto más cuanto más grandes, son un caldo de cultivo de este fenómeno, cada vez menos raro.
ResponderEliminarSaludos
Sí, las grandes ciudades tienen esto como defecto común: hacen invisible a los que no tienen importancia en sus vidas. Por suerte, hay gente que se preocupa por estas personas y las ayudan un poco.
EliminarSaludos
...Buen relato, así "en pocas palabras" volvemos "invisible" lo visible.. esa es la "miseria" humana en lo que nos hemos convertido.
ResponderEliminarGracias por compartir..
Sí, lamentablemente es así.
EliminarGracias a vos por comentar.
"En el mundo han existido siempre grandes problemas, que parecieron no
ResponderEliminarmenos temibles a sus contemporáneos que a nosotros los nuestros. Sin
embargo, lo que caracteriza a nuestra época es la facilidad en todo.
Nuestra época es la época de la prisa, la inconstancia, lo provisional,
lo efímero, lo artificial, el sucedáneo, la imitación de lo superfluo, el
oportunismo, la calidad perdida, la técnica desenfrenada, el
desplazamiento incesante, la información inútil, la diversión
omnipresente, la concentración diseminada, la cultura sin esfuerzo, la
política sin principios, la justicia sin penas, la religión sin
exigencias y el pensamiento sin dirección".
(John Laurence Thomas)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarLindo fragmento.
EliminarRelato que no pasa desapercibido, que muestra lo crueles que podemos ser. La madre ha quedado aniquilada ante la indiferencia.
ResponderEliminarBuena interpretación la tuya, Ricardo. No me había dado cuenta lo acostumbrada que quedó la madre ante la indiferencia de la gente.
EliminarEs curioso que, cuando perdemos la inocencia, perdemos también la agudeza visual.
ResponderEliminarUn saludo
Es verdad. Saludos!
EliminarComparto totalmente la opinión de Matrioska, sentirse invisible es lo peor que puede pasarle a esas personas que viven de las monedas que piden en la calle. Todos los días veo a una chica africana cuando voy al trabajo, pidiendo en el semáforo. Todos los días nos saludamos, cruzamos unas palabras mientras el semáforo cambia a verde, me cuenta cosas de su hija de 5 años. Y siempre me sonríe, aunque hay muchos días que no le doy nada más que conversación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, vivir en la calle, encontrar la indiferencia de los demás a la hora de pedir ayuda es tremenda. Lo mejor que podés hacer es seguir hablándole.
EliminarAbrazo y saludo.
Relato que, por desgracia, narra la situación actual de muchísimas personas. Vivimos en un mundo donde a la ausencia de bienes la acompaña casi siempre el desconocimiento social.
ResponderEliminarBuen cincuenta, anónim@.
Saludos.
Gracias. Sí, el mundo, las personas piensan cada vez más en ellos mismos. Cada vez hay más marginados, lamentablemente.
EliminarLas historias que hacen chocar el despreocupado universo infantil con el mundo real suelen contener una amarga ternura que provoca una agridulce lectura, aunque se disfrutan cuando se escriben bien, como es el caso.
ResponderEliminarBuen relato, desconocid@ 18.1
Sí, es así como decís. Una lectura agridulce pero realista.
EliminarGracias por tus palabras.
Saludos!
La piel de gallina. Qué fácil es ser invisible!!! Me encantó. Besitos
ResponderEliminarGracias por tu comentario! Saludos!
EliminarEl que en todas las sociedades haya personas ‘invisibles’, no dice nada bueno sobre nosotros como seres humanos. ¿Cómo es posible que con el nivel tecnológico que hemos alcanzado exista gente viviendo de limosnas y en la miseria pura y dura? Bendita inocencia la del niño que aún no es capaz de apercibirse de las injusticias. El niño que, incluso, disfruta de su miserable situación, pues, luego, el paso de los años le irá desvelando la verdad y le expulsará de ese paraíso de su infancia. Éste me parece el mayor acierto del microrrelato. Es una realidad que ve incluso en documentales y reportajes en los que aparecen los niños pobres del Tercer Mundo. Se ve cómo sonríen y se divierten a nada que tengan cubiertas cuatro necesidades básicas. Mi enhorabuena al autor.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, estás muy acertado en tus dichos!
EliminarSaludos! Que bueno que te haya gustado!
Cruel la realidad que narra este micro. Muy bien contado.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Besos
Muchas gracias por tus palabras!
EliminarSaludos!
Una forma sencilla y hermosa de contar una situación cotidiana y dolorosa.
ResponderEliminarGracias por tus palabras!
EliminarSaludos!!
Muchas personas son invisibles a nuestros ojos, pero no deberían serlo a nuestra conciencia. Muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarDura realidad la que describís. Y lo peor es que aunque les demos una moneda, un billete, comida, o lo que sea, sabemos que, en el fondo, no los estamos ayudando realmente porque al otro día siguen igual de necesitados e invisibles. Lo único que logramos es acallar nuestra conciencia por un rato.
ResponderEliminarBuena descripción de esta injusticia social que lamentablemente se desparrama por todo el mundo.
Un beso.
Crueldad e indiferencia unidas de la mano y lo peor de todo, es un hecho muy real que sucede a diario.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Qué difícil,por lo doloroso, debe de ser explicarle a un niño que la vida es injusta y que él se encuentra en la parte más desfavorecida. Muy buen relato. Saludos y suerte.
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