La receta de la abuela
Había encontrado el sobre amarillento dentro del libro. En el papel rescatado, borrones, manchas de tinta de mil colores, notas musicales, restos de barro, purpurina, azúcar y sal.
Ahí estaban las claves para cocinar con éxito, solo había que descifrar los ininteligibles garabatos para entender la receta de la vida.
Escrito por Malu
Ahí estaban las claves para cocinar con éxito, solo había que descifrar los ininteligibles garabatos para entender la receta de la vida.
Mezclar a gusto de cada uno, añadiendo una pizca de originalidad, y… ¡listo!
ResponderEliminarMuy bueno, querido anónimo.
Un saludo
Esa receta de la abuela habrá que llevarla a un grafólogo para que la descifre. Que bien has hizo desgranando cada detalle de esa receta que lleva descansando dentro de ese libro tantos años.
ResponderEliminarUn saludo.
Pablo.
La abuela sabía lo que hacía. Anotó los ingredientes, pero la receta debe improvisarla cada uno para acertar.
ResponderEliminarMuy bonito.
Lástima que las claves más valiosas en la vida sean siempre las más difíciles de descifrar. Sin duda, la abuela había tenido una vida muy rica, a juzgar por las huellas que de ella había dejado.
ResponderEliminarPrecioso relato lleno de sabiduría y de magia.
Enhorabuena y saludos.
Ya conocemos los ingredientes, ahora lo dificil es saber las cantidades para que la receta salga bien.
ResponderEliminarMuy bonito.
Besos
Seguro que esta abuela, bendita como casi todas, ha dejado otra receta aún más deliciosa: su ejemplo.
ResponderEliminarMuy bonito.
Saludos, anónim@.
La receta de la vida, ojalá nos la dieran al nacer.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos.
Ojalá todos tuviéramos a mano la receta de la vida, mucho me temo que para cocinarla bien hay que equivocarse alguna vez que otra.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Muy bueno este micro. Los ingredientes que todos deberíamos añadir a nuestra receta para dejarla completa al final de nuestra vida, incluidos esos borrones. Me ha gustado mucho. Un saludo.
ResponderEliminarLas claves de una receta que nadie podrá descifrar salvo su autora, pues cada uno debe escribir las suyas, con la aportación de sus propios errores en forma de manchones, momentos brillantes de purpurina, instantes dulces como el azúcar, o restos de barro como prueba de la necesidad de caer al suelo muchas veces para aprender a levantarse.
ResponderEliminarSaludos
Mil gracias a todos por vuestros comentarios, creo que sabéis muy bien cuál es la receta y que la estáis cocinando divinamente.
ResponderEliminarBesos mil.
Malu.