Prisión
Preventivo, entre rejas, observa alejarse los pasos. Llega hasta los barrotes, detrás, ¿la libertad? Fija la vista en un punto. Clama. Silencio ensordecedor.
Desde hace un año vive esta injusticia: alimentación insípida, paseos al sol, guardianes abrumadores, soledad.
Intenta huir. Sortea los barrotes y arrastra su cuerpo hacia el chupete.
Escrito por María Jesús Briones Arreba
Desde hace un año vive esta injusticia: alimentación insípida, paseos al sol, guardianes abrumadores, soledad.
Intenta huir. Sortea los barrotes y arrastra su cuerpo hacia el chupete.
Qué ingenioso. Un final sorprendente y divertido a la vez.
ResponderEliminarUn saludo.
Pablo.
Me alegra que te haya parecido ingenioso, Pablo
Eliminar¡Qué gran final!
ResponderEliminarEsto de no saber el autor/a, me parece una idea genial.
EliminarGracias, Plácido
Desde el Conde de Montecristo no me había emocionado tanto con un preso. ¡Huye y cuéntanos tus aventuras!
ResponderEliminarTus respuestas, Patri, me parecen de lo mas originales y divertidas.
EliminarBesitos
Una buena descripción de la situación carcelaria, sobretodo del principio de presunción de inocencia, pero no entiendo el final, lo del chupete.
ResponderEliminarSaludos
Me parece que no has entendido del todo el relato.
EliminarTe agradezco tu punto de vista.
Me ha encantado. La verdad es que la vida de un bebé debe ser muy frustrante. Querer vivir cosas nuevas, tener autonomía y ni siquiera poder ponerse de pie. Pero es solo cuestión de tiempo. Una vez aprenden a salir de la cuna ya no hay nada que se le resista.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha encantado tu respuesta, Asun.
EliminarMuchas gracias.
Ay que bueno. Me encantó. Juro que imaginaba una cárcel perdida en el desierto y los paseos al sol como castigo Jajajajajaja. Enhorabuena. Abrazos
ResponderEliminarMe hace mucha ilusión que te haya abierto la imaginación hasta el desierto.
EliminarEspejismo Espejismo.
Gracias por leerme, Carmen
Excelente vuelta de tuerca final... Será que de verdad nos ven así de abrumadores? Felicitaciones!
ResponderEliminarHabrá que preguntárselo a un bebé, yo hace tiempo que dejé de serlo.
EliminarSilvina, agradezco mucho tu reflexión, y comentario.
Muy huen relato, me ha encantado con un final inesperado y genial.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Saludos.
Me alegra mucho que te haya gustado, Javier. Creo que has sido sincero.
EliminarSaludo afectuoso.
Muy buen final, sorprendente y muy verdad a un tiempo. Tendrá que esperar a que las piernas le sostegan; pero algo me dice que va a dar guerra, mucha guerra.
ResponderEliminar¡Qué bien que te haya sorprendido!. Es el mejor premio para un "micro".
EliminarMillonesímas gracias.
Un gran micro de principio a fin. Cuando ya estaba pensando que hablaba de un inocente encarcelado y esa palabra final "chupete" que lo cambia todo de repente. ¡Que dura la vida de un bebé!. Genial. Enhorabuena. Un abrazo
ResponderEliminarPilar, espero me hayas perdonado mi "astuta maldad", para tenerte en vilo.
EliminarTe mereces un homenaje.
Muy bien conseguida esa sorpresa final. Ingenioso y divertido. Saludos
ResponderEliminarMe hace feliz saber que un relato mío te haya parecido ingenioso y divertido, Juana.
EliminarSólo tiene que tener un poquito de paciencia: si ya ha cumplido un año de condena, no le queda nada para salir en libertad condicional.
ResponderEliminarUn saludo
Millones de gracias por tu tiempo en comentar, Margarita.
EliminarEste bebé promete, tiene madera para convertirse en un gran líder, un mítico libertador que guía el pueblo.
ResponderEliminarSimpático y con sorpresa final
Saludos
Crucemos los dedos para que así sea. Un "micro-lider".
EliminarSaludos cordiales, Angel.
Muy bien guardada la sorpresa final (hasta la última palabra), y muy bien contado. Una prisión de alta seguridad, aunque seguramente este preso tiene desde el primer día a sus guardianes a su merced.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Excelentemente comentado. Enrique, eres un crack.
EliminarAfectuosamente
Mientras leía el micro me iba imaginando a un anciano recluido en una residencia, así que el chupete no me lo esperaba para nada. Muy ingenioso y muy bien resuelto. Un saludo.
ResponderEliminarMe encanta que el micro os haya suscitado diferentes interpretaciones. Creo que eso es riqueza literaria.
Eliminar¡Que horror, con vuestros comentarios, me estoy subiendo a la parra y me está invadiendo la soberbia.
Bajo, pues a la tierra.
Abrazo.
Me gusta ese oxímoron de silencio ensordecedor. Creo que el pobre bebé es demasiado precoz, que muy pronto se ha dado cuenta de las incoherencias y las limitaciones de la existencia. Sea como fuere, se agarra a su chupete como náufrago a una mano salvadora. Y, además, como suele decirse, aún tiene toda la vida por delante y multitud de mundos por descubrir. Muy bien llevado el micro hasta su final.
ResponderEliminarA ti también mi agradecimiento por tus palabras y comentario sobre el "silencio ensordecedor"
EliminarUn saludo cordial, desde el anonimato de autores
Desde que nacemos conocemos el dolor del encierro y el sacrificio que implica alcanzar una meta o un chupete.
ResponderEliminarExcelente relato.
Un beso.
Muy profunda y filosófica tu reflexión, Sandra. Estoy plenamente de acuerdo con ella. Somos presos del ambiente y de nosotros mismos, desde que nacemos.
EliminarUn beso
Muy bien construido con unas gotas de humor digno de agradecer.
ResponderEliminarEn mi quiniela de anónimos creo que adivinaré el autor(a)
Me gusta.
Un abrazo o un beso (It depends)
Gracias por tu halagador comentario
ResponderEliminarIsidro, Este sistema "invisible", es genial. Una máscara que nos confunde y acaba con los prejuicios.
EliminarMe atrevo a llevarte la contraria en lo de la quiniela de autores. Apuesto a que no has acertado. El dos de Febrero, me darás la razón.
Mientras tanto, una sonrisa.
Lo que define al niño no son los barrotes, es su lucha por conseguir ese chupete tan preciado.
ResponderEliminarSí, un niño luchador y guerrero, al quien nadie la hace caso.
EliminarGracias por tu lectura, Crispin
Estupendo final para un micro divertido. Ojalá fuera esa nuestra primera y única cárcel. Saludos.
ResponderEliminarEsa es la primera, introducción a todo lo demás.
EliminarBuena observación Miguel Angel.
Me encantó. Muy bueno; ese final inesperado. Me pareció divertido.
ResponderEliminarMe ilusiona que el "micro", te hay encantado.
ResponderEliminarSaludos
Original y divertido, con el tiempo se dará cuenta de que hay barrotes invisibles en su vida que le harán realmente prisionero. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Salvador, tan halagador como siempre.
ResponderEliminarAbrazo
Pobres bebés, la verdad es que yo siempre lo he visto como una prisión, pero es que no hay otra forma de hacerlo.
ResponderEliminarOriginal y muy bien contado, felicidades.
Yo también tengo candidat@ para este micro, jijijiiii.
Besos.
Malu.
Muchas gracias Malú por tu comentario y tu risita. ¡Se siguen admitiendo apuestas! Ji, Ji...
EliminarSorprendente final!
ResponderEliminarY ciertamente hay bebés que deben pasar unas cuantas horas "entre barrotes", pobres... Otros con más suerte (ellos y sus padres) tienen más opciones de exploración.
Original micro.
Un beso
Desde el anonimato, te envio mi agradecimiento por tu lectura, Carme.
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