Rodeos
Todas las tardes sale a la terraza para verla pasar. No sabe que ella se ha dado cuenta. Aún menos que sueña con él. "La mujer de mi vida", piensa, pero no se atreve a bajar. El día que lo hace, ella sube a su casa y no se cruzan.
Escrito por Gabriel Pérez Martínez - Web
El destino es así de esquivo y el amor es aveces esquivo, pero estoy seguro que tendrán una segunda oportunidad y se encontraran.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos.
Y ella se llama María...
ResponderEliminar¡Qué bonito! ¿Me dejas? ¿Puedo? Por fa, por fa, que tengo la banda sonora perfecta. Señoras y señores, todos en pie, a cantar con este precioso relato.
https://www.youtube.com/watch?v=ty7YOT7G_mE
Genial este relato en el que la casualidad hace que los protagonistas se crucen sin encontrarse. Ojalá terminen juntos.
ResponderEliminarUn saludo.
Pablo.
El miedo al rechazo impide a cada uno dar el paso, hacer rodeos en lugar de tomar un camino recto. Tan conjuntados están que cuando se deciden lo hacen al mismo tiempo, lo que confirma que han nacido para encontrarse, cosa que sucederá antes o después, porque seguro que no se van a desanimar tan fácilmente.
ResponderEliminarSaludos
Pues sí, Ángel. Yo también estoy seguro de que la historia no termina aquí.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pablo y Javier, por vuestros comentarios y especiales para Patricia. ¡Uf!, ¡ojalá estuviese este micro a la altura de esa preciosa canción de Cómplices...!
Un abrazo para los cuatro.
Bueno, al final puede que se crucen "a la vuelta" (cuando ella baja y él vuelve a su casa).
ResponderEliminarEn cualquier caso, a pesar de los rodeos, los queremos juntos al final ;-)
Saludos.
Todos deseamos lo mismo, que se encuentren. Una pareja como esta está predeterminada a compartir sus vidas. Muy bello micro. Un beso de Gloria
ResponderEliminarEl amor no es para cobardes. Si no se tiene el valor de iniciarlo, menos se tendrá para mantenerlo. En tu triste relato de desamor, desconocid@ 29.1, el destino quizá atienda a alguna razón para provocar este desencuentro.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Saludos.
Cuando el destino no ayuda, por algo será. Tendrá que tomar la iniciativa si quiere cambiarlo.
ResponderEliminarBonito rerelo.
Enhorabuena!
Besos
Dice Antonio que el amor no es para cobardes, desde luego. Pero también es cierto que el amor nos hace dubitativos y hace que nos flojeen las piernas, al menos, en esos primeros momentos de máxima ignición en los que no sabemos si somos correspondidos, en los que todo está en juego y tememos dar un paso en falso; algo que suele ocurrir, porque cuando deberíamos disponer de la mejor versión de nosotros mismos el ego se achica, balbucea, se muestra torpe... No viene de más recordar aquí el famoso soneto de Lope de Vega que comienza: “Desmayarse, atreverse, estar furioso...”
ResponderEliminarLuego, el destino también juega sus cartas como en el microrrelato y cuando, después de muchas peleas contigo mismo te decides a dar el paso, resulta que la persona amada se va a hacer un Erasmus a miles de kilómetros, o encuentra un trabajo y se marcha a vivir a otra ciudad.
Aunque en la historia que nos atañe, espero que todo acabe bien, que el encuentro se produzca, que, entre timideces y sonrisas sepan decirse el uno al otro que se aman y comiencen una bonita historia de comer perdices escabechadas y ver volar a los colorines en algún parque.
Mi enhorabuena a la autora o autor de un tema que acompañará siempre a la humanidad.
El amor y sus dudas, sus miedos, sus indecisiones y sus decisiones atropelladas. Perfectamente descrito en este "Rodeos".
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Carme, Antonio, Pilar, Enrique y Malú: Muchas gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarSaludos.
El título ya nos sugiere que tarde o temprano acabarán encontrándose. Me ha gustado. Un saludo.
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