Transmigración
Odio las colas. Recuerdo la Place de la Concorde, en cuyo centro lucía la guillotina. La del 29, en la cola del comedor social, en un NY plomizo. La de la frontera francesa, en el 36, con mi niño en brazos.
No han abierto las puertas del INEM. Sigo esperando.
Escrito por Miguel Manrique
No han abierto las puertas del INEM. Sigo esperando.
Magnífico micro.
ResponderEliminarMuchas gracias, Plácido, me alegro que te guste.
EliminarEsto no mejora nada, ¿eh? Pero me pongo contenta en la cola para aplaudir este gran relato. ¿El último?
ResponderEliminarGracias, Patricia. Espero que no sea el último.
EliminarEn tu relato se aprecia con claridad que los tiempos siguen igual. Nada cambia. la tragedia continua para los que siempre la sufrieron. Es un buen retrato de la realidad
ResponderEliminarMi idea era esa y la has captado perfectamente. Muchas gracias.
EliminarMe ha venido a la cabeza la película de Richard Schenkman "el hombre de la tierra", pero en tu caso con una vida a través de los tiempos sobre el hilo conductor de la espera, y con la inmortalidad de fondo como una espera eterna frente a la muerte.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato. Un saludo
Muchas gracias, Antonio. Esperemos que la cola no sea eterna.Saludos.
EliminarEn sus sucesivas reencarnaciones, tu protagonista se encuentra siempre haciendo lo que más odia, esperar su turno en una cola. Y en todas ellas lo que encuentra es la injusticia.
ResponderEliminarEspero que la próxima cola que tenga que hacer sea más alegre.
Un saludo.
Muchas gracias, Asun. Las colas las sufren los de siempre. Esperemos que las próximas sean festivas. Saludos.
EliminarMagnífico relato de un tiempo pasado que sigue presente... Enhorabuenaaaaa. Sentí un escalofrío con cada ejemplo de un momento distinto que sigue siendo el mismo. Besitos
ResponderEliminarJoder, con perdón, qué bueno. La sociedad siempre tiene colas injustas y aunque evolucionen los tiempos, no aprendemos.
ResponderEliminarUn aplauso.
Pablo.
Antológico relato, tanto por su contenido como por la forma en que está narrado. Mis mejores deseos para la próxima reencarnación del protagonista y para su autor/a en la votación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esta claro que los tienpos pasan pero las realidades permanecen de una u otra forma.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos.
Espléndido. Las filas, pausas de la identidad, donde todo mundo espera por un turno igual a todos: reemplazable.
ResponderEliminarSaludos.
Las colas, esas tortuosas esperas que ponen a prueba nuestra paciencia. Y las del relato, las más fatídicas que se pueden encontrar.
ResponderEliminarMe encanta el micro y la forma tan directa y sencilla de contarlo. Enhorabuena a su autor/a.
Un saludo.
Bueno, pues me ha tocado el puesto doce en la cola de los comentarios. No quiero ni pensar qué sería tener que aguantar todas esas colas que nos cuentas. Más vale que una vida no da para tanto. Muy buen micro. Saludos
ResponderEliminarBuena idea y mejor ejecución.
ResponderEliminarConfío en que no nos hagas esperar mucho antes de leerte de nuevo.
Un saludo
Muy bien descritas las distintas épocas que ha ido viviendo el protagonista. Lástima que siempre esté entre los desfavorecidos que deben guardar cola. El mundo cambia aunquenhay cosas que siempre permanecen. Enhorahuena. Un abrazo
ResponderEliminarLa Historia podría definirse a través de esas colas, ejemplo del oprobio humano, de injusticia y dominación de unos semejantes sobre otros.
ResponderEliminarSaludos
Parece que el karma obliga a tu protagonista a experimentar distintas situaciones complicadas donde, guardar largas colas, es un mal menor. Me ha gustado mucho la originalidad del micro. Un saludo.
ResponderEliminarEs lo malo que tiene recordar las vidas anteriores, si ya los recuerdos de una sola vida suelen pesar lo suyo, tener presentes los de varias vidas debe de ser un peso que, para soportarlo, hay que haber logrado ser un superhombre o una supermujer. Así que si el destino del personaje es seguir reencarnándose y seguir sufriendo colas, no sé cuál puede ser la próxima a la que tenga que enfrentarse. Muy bien elegidos y encadenados los momentos históricos hasta llegar al triste momento actual de paro y precariedad en el empleo. Muy buen micro.
ResponderEliminarEs que las colas lo vuelven a uno viejo y gruñón. ¿Será que el secreto de la eterna juventud radica en un mundo sin colas?
ResponderEliminarMe gustaron muchos las descripciones de todas las épocas por las que fue pasando tu protagonista. Muy bueno.
Un beso.
¿Cual será la próxima cola en este siglo y esta Europa convulsa que nos ha tocado vivir?
ResponderEliminarGracias, Margarita. Seguro que me lees pronto. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Pablo. Es verdad, las peores colas de la historia han pillado siempre a los mismos. Esperemos que eso cambie. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Crispín. Bueno, ya hemos tenido un anticipo funesto. Esperemos que sea el último. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Sandra. Voy a ver si empiezo a colarme y se me alegra el carácter. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Enrique. Estupendo y acertado tu análisis. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Matrioska. Me alegro que te guste y lo califiques de original. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Javier por tu comentario. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Pilar. Es verdad, siempre toca a los desfavorecidos. Un abrazo.
ResponderEliminarBueno, Juana, el doce no está mal, peor el trece, si eres supersticiosa. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen por tus palabras. Que te hayas emocionado es el mejor premio para quien escribe. Besos.
ResponderEliminarGracias, Enrique Mochón por tus elogios. En cuanto a la reencarnación del protagonista, esperemos que no sea gafe. En cuanto a la votación, me pongo a la cola.
ResponderEliminarMuchas gracias, María Jesús por tu comentario. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ángel, no más colas ni más injusticias. Un saludo.
ResponderEliminarEspero que en su próxima transmigración de época salga de ese tedioso bucle. Me ha gustado. Un abrazo.
ResponderEliminarQué mala pata la de este transmigrante. Pero bueno, por lo menos, no está solo.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Los tiempos no cambian, sigue habiendo colas, hasta en los burger ...
ResponderEliminarMuy bueno, la historia contada basándose en las fatídicas colas.
Besos.
Malu.
Uff, y seguro que se nos ocurren unas cuantas colas más que se han hecho y no son para nada agradable.
ResponderEliminarA ver si en la próxima reencarnación tiene más suerte y le toca la cola de cobrar la lotería (por decir algo).
Saludos!
Gracias, Salvador. Imagina que ese destino fuera eterno, vida tras vida. Ufff!! Gracias por tu comentario. Un saludo.
ResponderEliminarCarles, sí, una cola compartida en las peores situaciones de la historia. Como habéis comentado, esperemos que las próximas colas sean más provechosas. Gracias y un saludo.
ResponderEliminarGracias, Malu, por tu comentario. Las colas no cambian, las personas, un poco. Desde Roma, algo hemos cambiado, pero es triste encender la tele y ver que las colas injustas siguen estando ahí. Queda camino. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, M. Carme Marí, me apunto a la de la lotería, que las del super y otras cuantas ya las probé. Gracias por tus palabras y un saludo.
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