El fuego de la memoria
Se sentó frente al fuego. Esperó a que toda la ciudad se quedase callada para evocar, como todas las noches frente a su chimenea y ante los ojos de los retratos empolvados, el recuerdo de sus días felices junto al ruido del mar y el olor fresco del agua salada.
El fuego, como metáfora del pulso perdido con la existencia que se consume lenta en el interior de esas miradas empolvadas. El agua, evocación líquida del vaivén de la añoranza disuelta entre aromas salobres. Y el aire, que trae el silencio, como un umbilical elemento que despacio se va desprendiendo de la tierra.
ResponderEliminarUn triste y bello, relato, Diani.
Saludos.
Gracias Antonio, me ha gustado el sentido que le ha dado a mis palabras, sin perder ese toque de nostalgia que evoca el pasado, me ha llenado aún más de la nostalgia.
EliminarLindo
Un micro bello y evocador, que destila nostalgia por lo dejado largo tiempo atrás. Me ha gustado mucho, Diani. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Matrioska
EliminarBonito relato que parece una fotografía, es leerlo y verlo.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Saludos Diani.
Gracias Javier, las fotografías evocan recuerdos.
EliminarEn estos tiempos convulsos en los que vivimos no resulta fácil sentarse con tranquilidad, sin interferencias de ningún tipo, para evocar el pasado; quizá no sea positivo recrearse en él, pero sí recordar de donde venimos, algo útil para valorar donde estamos y orientarnos hacia donde vamos.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Ángel.
EliminarDicen que sentarse frente al fuego es una terapia, mientras miras el revoloteo de sus llamas. Puede quitarte la depresión, la tensión, darte energía y relajación... cuando se combina con buenos pensamientos, claro. Esto he oído.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu micro. Un beso.
Gracias Olga.
ResponderEliminarMirar el fuego suele tener efectos hipnóticos, y luego, si a uno le acompañan algunas gratas experiencias sensoriales, como un calor agradable -sobre todo si en la calle hace frío-, el silencio de la ciudad, el ruido del mar y el olor de sus aguas, pues todo es propicio para dejarse bambolear por la memoria.
ResponderEliminarPor lo que deduzco, el personaje ya tiene su vida hecha, pues son los retratos empolvados –de sus seres queridos, supongo- los que le hacen evocar esos días felices.
Dicen los psicólogos que hay que vivir el presente, pero el presente, a veces, sólo ofrece unas escasas monedas y es en el pasado donde están nuestros mayores tesoros, sino que se lo digan a Marcel Proust que hizo de la recuperación –literariamente hablando- del tiempo perdido la razón de su existencia. Así que si el pasado puede ofrecernos cosas que ya no nos puede ofrecer el presente, pues bienvenido sea el pasado.
Así que, aprovechando la lectura del microrrelato, voy a recrearme con algunos de mis más gratos recuerdos.
Mis saludos y enhorabuena a Diani que lo ha escrito.
Gracias Enrique
EliminarA veces la memoria de un pasado feliz puede llenar el vacío de un presente poco grato. Me gusta mucho tu relato; creo que has descrito perfectamente ese momento buscado de conexión en todos los sentidos con un tiempo mejor.
ResponderEliminarEnhorabuena, Diani. Saludos.
Gracias! Que mejor que los sentidos acompañen al recuerdo. Aunque como todo recuerdo, sea fugaz.
EliminarPrecioso relato sobre lo necesaria que es la nostalgia cuando no tenemos nada más. Al protagonista le hacen feliz sus recuerdos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Diani.
Enhorabuena!
Besos
Gracias Pilar.
EliminarDiani, es un relato lleno de nostalgia, muy bien escrito y que describe a la perfección la imagen de un solitario que vive de los recuerdos.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Pablo.
Gracias Pablo. Es un solitario que se acompaña de sus recuerdos diría yo. Así estar solo no es un problema.
EliminarBuena metáfora sobre el recuerdo, sobre la potencia de la memoria, que como un fuego, arde en nosotros durante toda nuestra vida. A cierta edad, uno vive, mejor, convive con su pasado, que le calienta como ese fuego que describes en tu micro. A tu protagonista sólo le falta una cuartilla en blanco y seguir echando leña al fuego. Felicidades y saludos.
ResponderEliminarGracias Miguel. Esperemos que este protagonista tenga deseos de seguir escribiendo su historia, y que no se satisfaga solo con sus recuerdos.
ResponderEliminarQuizá esos ojos de los retratos empolvados le miraban hace un tiempo, cuando el aire se llenaba risas al lado del mar.
ResponderEliminarEl relato transmite tristeza y una quietud, que con el tiempo puede dar sosiego al protagonista para encontrar más risas en su camino.
Un saludo.
Gracias M. Carme
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