El último viaje de la locura
Se tumbó en el baúl, plegó ambas piernas sobre el tronco, curvó el cuello, encajó la cabeza en el hueco y con los brazos estrechó firmemente su cuerpo. Finalmente, se sacudió provocando que la pesada tapa cayera inexorablemente.
"Me voy de viaje", decía la nota que encontraron en su puño.
M. Jesús, nos has descrito a la perfección el último viaje de tu protagonista. A mi me ha venido la imágen por la forma que elige para morir, como si quisiese volver al lugar del que vino, al útero materno, por su posición fetal. Igual estoy en un error.
ResponderEliminarMe ha gustado cuando dices que "la pesada tapa cayó inexorablemente". Me dice que no tuvo otra opción tu protagonista.
Enhorabuena!
Besos
Un protagonista que no tienen ninguna duda sobre cuándo y como emprender ese último viaje sin retorno. Los motivos no se conocen, pero sí que tenemos todo lujo de detalles de los últimos momentos. Seguro que no fue fácil localizarla. Como ves, y no sé por qué, doy por hecho que se trata de una mujer, quizá por la flexibilidad de contorsionista.
ResponderEliminarUn abrazo, María Jesús
Tu protagonista es consciente del viaje sin retorno que va a iniciar. En ese baúl no puede ir nada más que el o ella misma. Coincido en lo "inexorable" de la tapa que cae, que marca el comienzo del viaje.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato. Un beso.
Tu historia deja intuir un viaje hacia la muerte, pero también podría tratarse de uno desde la sinrazón, en el que la tapa del ataúd, como una razón demasiado pesada para ser soportada, cae sobre la penumbra de la locura dejándolo a merced de una muerte lenta y angustiosa.
ResponderEliminarEn cualquier caso, tu magnífica descripción del proceso de acoplamiento apunta a que el tipo era bastante peculiar.
Un saludo, Mª Jesús.
M. Jesús, el título me muestra que tu protagonista, en su locura, quiere viajar en el baúl a través del tiempo y el espacio con la información de dónde quiere ir en su puño. Con el tiempo, el viaje acaba siendo el último. Tengo que decir que me ha encantado cómo describes cada movimiento.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
Y, convertido en cóndor, voló sobre montañas nevadas y vio maravillas que nadie más ha visto, escuchó el canto de las estrellas que agonizan y durmió, al fin, en una vasija de barro... https://www.youtube.com/watch?v=b7Hm4xbZSDg
ResponderEliminarLa posición en el baúl me ha recordado esa canción. Tristísimo, pero precioso.
Un abrazo, tocaya.
Triste y precioso relato María Jesús, describes con tanto detalle como se va colocando en el,baúl que uno al leerte lo va viendo tal cual.
ResponderEliminarTu protagonista se nota que ha preparado con sumo detalle este último viaje, el cual tal vez sea la única forma de sentirse libre.
Me ha gustado mucho.
Besos.
Gracias, amigos, por vuestras distintas opiniones. Es de agradecer vuestro esfuerzo por dar una explicación de lo que os suscita el microrrelato. Pero en honor a la verdad he de decir que no se trata más que de la trasposición literaria de un extraño sueño que tuve tiempo atrás. A falta de explicación personal de tan extraña sensación onírica, lo llevé al papel en forma de microrrelato, con algunos retoques, eso sí, que hicieran más “digerible” la historia.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios, suerte y un abrazo.
En vista de tu aclaración sobre el origen del relato, parece más razonable buscarle interpretaciones como el sueño que fue que como historia. Sea como sea, lo cierto es que está muy bien contada, María Jesús, y que la sensación que deja es la de cierta serenidad dentro de esa ferrea determinación del personaje de acabar con sus días. Con todo, una imagen de las que permanecen en la cabeza mucho tiempo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Meterse dentro de la valija para emprender su viaje encierra la coherencia de los personajes más interesantes.
ResponderEliminarMuy bueno, Mª Jesús.
Un beso grande.
Desde un viaje astral, la vuelta de un alíen a casa, hasta la seca muerte; cualquier interpretación me parece interesante para un micro tan bien escrito.
ResponderEliminarFelicitaciones, Mª Jesús.
Un afectuoso saludo.
Pues para ser un sueño, me parece bastante real, mi querida Mª Jesús. Quiero decir con esto que, antes de leer tu comentario ya estaba yo dando vueltas a ver dónde mandaba al protagonista.
ResponderEliminarY también me ha venido a la mente aquello de "viajas más que el baúl de la Piquer".
No sé si estas dos pinceladas que te dejo aclaran un poco esa sensación onírica.
Un beso fuerte, amiga.
Malu.
Liberarse de la locura en un último viaje sacando el billete a la propia muerte. Muy bueno, Mª Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarPensaba que era un truco de magia, pero era una triste despedida. En este "último viaje de la locura", el viajero y el equipaje son uno. Triste, como siempre es la locura, pero imaginativo y muy bien contado, Mª Jesús. Un beso.
ResponderEliminarCreo que el título lo dice todo. Un último acceso de locura en el que tu protagonista se auto embala en un baúl en un viaje que solo le puede conducir a otro mundo más allá. Me ha gustado mucho porque has sabido describir de forma muy visual la acción del encierro, dejándonos además esa puerta posterior a la imaginación del macabro encuentro. Muy bueno, Mª Jesús. Un beso.
ResponderEliminarDe entrada, el protagonista del microcuento creo que es un contorsionista, un émulo de Houdini, la mayoría seríamos incapaces de doblar nuestros cuerpos de esas maneras para meternos dentro de un baúl.
ResponderEliminar¿Qué ha pasado para que haya tomado esa decisión? No lo sabemos, así que cada cual puede imaginar lo que le plazca, y dado que me he imaginado que es un contorsionista, debe de trabajar en un circo, y siguiendo con mis elucubraciones, imagino que ama locamente a la trapecista, la cual, ha decidido aceptar las propuestas del director del circo, puesto que tal unión va a dar una mayor solidez económica a su vida.
Tras esa dolorosa frustración y ese sangrante desengaño, el contorsionista ha decidido quitarse la vida. Me lo imagino en su caravana, sacando con desesperación las ropas que tiene dentro del baúl, y tras escribir la nota, meterse dentro y darle una patada a la tapa para que caiga sobre el como la losa de una tumba. ¿Quién encontró la nota? Sea quien fuere, alguno de los componentes del circo siguiendo con mi propia bifurcación de la historia. ¿Sintió algo la trapecista al saberlo?...
Excelente microcuento con multitud de ramas, yo he elegido una para trepar por ella y darme un garbeo por los desvanes de mi imaginación. Un saludo, María Jesús.
Juego con ventaja ahora que sé que es un sueño. Y teniendo en cuenta lo absurdos, irracionales y complicados que son los sueños, me parece todo un arte que hayas sido capaz de traducirlo al mundo de la vigilia.
ResponderEliminar¡Felicidades!
Un abrazo, María Jesús
Espero que tu viajero haya tenido la precaución de llevarse consigo una colección de tus relatos y una lucecita para ir leyéndolos.
ResponderEliminarBuenísima historia, Mª Jesús.
Besos
Gracias, Carles. Me alegra que te gustara la historia.
EliminarUn abrazo.
¡Me encanta, María Jesús, cómo has sabido dar estructura literaria a tu extraño sueño (algo que sé por tu comentario)!
ResponderEliminarMe quedo con la primera impresión que me sugirió tu historia, antes de leer ningún comentario, ni siquiera el tuyo. Y esta fue la del suicidio de un (o una) contorsionista que, original y profesionalmente hablando, optaba por esta extraña manera de quitarse del mundo, de abandonar esta vida, de emprender un viaje de ida pero no de vuelta. El párrafo de cierre, ¡genial! Esa sacudida que hace para provocar el cierre de la tapa del baúl/ataúd es tan gráfica como todos los movimientos de su cuerpo hasta encajar en el espacio disponible.
Va, por supuesto, mi me gusta y con este mi asombrada admiración por tu enorme imaginación y tu perfecta manera de narrárnosla.
¡Enhorabuena y un beso! Nos seguimos leyendo.
Cuando se atasca la máquina de elaborar relatos hay que echar mano de cualquier cosa, en este caso de un sueño que, como ya estaba en mi cabeza, no tuve más que contarlo. Muchas gracias, José Antonio, por tus palabras. ¡Claro que nos seguimos leyendo!
EliminarUn abrazo.