Éxtasis
Turbados quedaron los visitantes del Museo del Prado que entraron en la sala 056B, al percatarse de que la delicada brisa que sentían en sus nucas no provenía de ventana alguna, sino del movimiento de unas enormes alas crecidas en sus espaldas al observar, ensimismados, La Anunciación de Fra Angélico.
Uno de los mejores cuadros del Prado, que cobra vida. Tempera y oro. Siglo XV. Si mal no recuerdo en esa misma sala está el Cristo muerto sujetado por un Angel, de Messina y algunos de Botticelli, entre otros. Me ha gustado tu forma de ver el cuadro.
ResponderEliminarUn beso Flor.
Si todos los cuadros tuviesen vida sería una aventura viwitar los museos.
ResponderEliminarBuen relato Flor y bienvenida a 50 palabras.
Un salueo.
Quise decir visitar.
ResponderEliminarEl arte cobra vida cuando lo admiramos y su poder es tanto que suele darnos una que otra sorpresa.
ResponderEliminarMuy ocurrente, Flor.
Saludos.
Gracias por vuestros comentarios. Es emocionante formar parte de 50 palabras. Un abrazo lleno de admiración para todos.
ResponderEliminarFlor
Una belleza leve, sutil, etérea. Evocadora y serena: tres pinceladas bien trazadas. Gracias por compartirla, Flor.
ResponderEliminarUn alado saludo.
Gracias, dipandra, por tus palabras y por tus alas.
EliminarUn saludo
Sin duda, a esos visitantes del Museo del Prado, les ha invadido el síndrome de Stendhal, y han sufrido una alucinación colectiva ante la gran belleza -por robarle el título de su película al director de cine Paolo Sorrentino- del cuadro de Fra Angélico.
ResponderEliminarQuizá, a partir de ese momento, con esas alas recién aparecidas, puedan sobrevolar las salas del Museo y disfrutar de algunas de la multitud de bellezas artísticas que hay en él.
Por mi parte, voy a disfrutar un rato de una reproducción del cuadro, a ver si se me limpia un poco el espíritu. Gracias por evocarlo. Un saludo, Flor.
¡Ajá! Un museo 4D.
ResponderEliminarSugerente historia, Flor.
Saludos cordiales.
A veces cuando contemplamos algo tan bello y sobrecogedor nos contagiamos de ello.
ResponderEliminarMuy bien contado Flor.
Besos
Eso sí que es arte interactivo.
ResponderEliminarUna historia muy bien imaginada.
Un saludo, Flor.
Quizá esas alas estaban esperando salir, y la belleza únicamente haya sido el detonante.
ResponderEliminarGracias a todos y cada uno de los que se han acercado a observar el cuadro y comentar.
Un saludo,
Flor
Flor, tu relato es de los que tienen una magia especial que la literatura fantástica nos invita a utilizar para dejar un relato tan redondo como el tuyo.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un beso.
Pablo.
Plena empatía entre cuadro (precioso, dicho sea de paso) y espectadores que se sintieron como Gabriel, el ángel anunciador...
ResponderEliminarVa mi me gusta, Flor, y aprovecho para darte mi cálida bienvenida (a pesar de esa delicada brisa) a la familia cincuentista.
¡Enhorabuena y mucha suerte! Un beso y que tu relato sea el primero de muchos.
Has hecho que regrese a mi niñez cuando contemplaba la lámina que tenía mi abuela de ese cuadro en su habitación. No es tan difícil, para los que nos gusta el arte, dejarnos acariciar por esas percepciones. Me ha gustado mucho, Flor. Un beso y bienvenida.
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