Indiferencia
Aguantó con estoicismo que lo limpiaran y vistieran con su mejor traje. No le gustaba que otro lo peinara pero esta vez no tuvo reparos, quedó completamente acicalado. Familiares y amigos empezaron a elogiarle, resaltando sus virtudes, aunque sabían que no lo agradecería. Entonces lo cargaron, para llevarlo a enterrar.
Como escribió el compositor mexicano Salvador "Chava" Flores en una de sus canciones:
ResponderEliminar«Cuando vivía el infeliz, ¡ya que se muera!,
y hoy que ya está en el veliz*, ¡qué bueno era!»
*Veliz:Caja o cofre empleado para transportar el equipaje y que puede llevarse en la mano En este caso se utiliza como eufemismo de ataúd.
Muy bueno, Beto.
Saludos.
Lo que aprende uno contigo, Vicente.
EliminarSólo repito lo que escucho, apreciada Margarita.
Eliminar¡Gracias!
Me recordaste a Ajuar funerario, de Iwasaki, con tu ilustración. Un saludo.
EliminarMe recordaste a Ajuar funerario, de Iwasaki, con tu ilustración. Un saludo.
EliminarIndiferente no me ha dejado tu relato, Beto. Hurgando bajo las frases emerge toda una historia cargada de amarguras. La del anciano impedido que sufría por depender de personas, seguramente indiferentes. La de los familiares que aguantaron su trato indiferente durante toda su vida. Y la de sus más íntimos, que no derramaron ni una lágrima cuando les tocó transportarlo indiferentemente.
ResponderEliminarMi humilde enhorabuena.
Después de muerto es cuando recibe la atención de sus familiares y amigos, cuando antes solo recibía indiferencia.
ResponderEliminarMuy bueno Beto. A las personas hay que cuidarlas en vida y no cuando mueren.
Enhorabuena!
Besos
Hay un punto abierto en tu relato que no me deja en absoluto indiferente y que me da hasta miedo pensar, y es que en ningún momento tengo la seguridad de que el hombre que van a enterrar esté muerto. Y eso lo hace aún más interesante.
ResponderEliminarSaludos, Beto
Buen relato Beto.
ResponderEliminarA tu protagonista no le queda más remedio que aguantar, incluso los elogios, aunque él en vida tratara con indiferencia a los demás.
Me hq gustado Beto.
Un abrazo.
Muy bueno, Beto.
ResponderEliminarConsigues transmitir las ideas con mucho realismo, como la mortaja que hoy nos presentas.
Saludos desde Allende de los mares.
Coincido completamente con Margarita. El relato parece moverse con palabras vivas entre el proceso de amortajamiento y la circunstancia del velatorio, sin quedar definida la muerte ni acabada la vida, tras el punto final.
ResponderEliminarEs por igual un relato costumbrista, filosófico y de terror.
Muy inquietante, Beto. Enhorabuena.
Un abrazo.
Un 50 que no deja indiferente. Todo un ritual que nos despista hasta llegar a ese final amortajado que a todos nos espera.
ResponderEliminarVida en tus palabras e imágenes y muerte en la realidad del broche final de tu relato.
Estupendo Beto. Besos y abrazos.
Beto, me ha gustado mucho. Te hace imaginar la vida anterior de ese hombre al que no le gustaba ser atendido y que ahora, que ve su muerte, fuera de su cuerpo ya NPO le molesta que lo retoquen pues ahora es un espíritu observador y libre.
ResponderEliminarMuy bien narrado.
Un abrazo.
Pablo
La indiferencia en vida crea un halo de tenue protección; los demás no existen. La muerte rompe esta protección dando paso, paradojicamente, a la indiferencia eterna. Me ha gustado mucho, Beto. Un abrazo.
ResponderEliminarLos elogios después de muerto no tienen demasiado valor, ademas de que no dejan de sonar como lo que son, frases estereotipadas, con algo de miedo por lo que tiene de recordatorio de lo que nos va a suceder. El problema es la indiferencia hacia los vivos, no sólo la que se puede intuir por parte de esos familiares que le están enterrando, sino también por el mismo protagonista, que parece que no se dejaba ayudar en sus últimos momentos. "Indiferente" es un título que le sienta como un guante a tu relato, pero que a nivel de lectura habría que cambiar por "Interesante".
ResponderEliminarUn abrazo, Beto
Entre el estoicismo y la indiferencia, me he quedado "muerta" muy bien, muy bien contado.
ResponderEliminarBesicos, Beto
Siento inquietud por este hombre que no supo agradecer nada a los suyos. ¿Está realmente muerto? Parece observar el ritual desde afuera. Un relato muy inquietante y muy bien contado. Un abrazo.
ResponderEliminarComo dice Carmen, "inquietante". Nos dejas con la impresión de que a lo mejor está vivo pero una vez más se niega a agradecer sus cuidados. Buen texto. Un abrazo de Gloria
ResponderEliminarMuy buen relato, enmarcando, en cierta manera, la belleza que puede dar la muerte, pasando por la indiferencia que tuvo en vida.
ResponderEliminarEn este texto Beto lograste una visión en diversas perspectivas.
Muy bien.
Suscribo las palabras de mis compañeros precedentes, Beto, especialmente las de Patricia, y subrayo, además, el "Entonces lo cargaron", que podría denotar que, en vida, el muerto (¿porque está muerto, verdad?) representaba una carga para sus familiares.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Un micro sobre la fugacidad de la vida. Interesante verlo desde el punto de vista del muerto. Abrazos.
ResponderEliminarEsa indiferencia que siente el protagonista de tu micro es la primera de una serie q se extiende a todo y todos. Felicidades y un saludo.
ResponderEliminarPienso que sí, que está muerto "del tó". Y de ahí su indiferencia, es decir ese estado de ánimo de no sentir ni inclinación ni rechazo hacia algo o alguien. El protagonista no tiene ya nada que hacer. Es lo que significa haber muerto, porque la indiferencia también es frialdad (como la propia muerte). Y displicencia.
ResponderEliminarEspléndido microrrelato que se merece mi más que modesto me gusta.
¡Enhorabuena, Beto, y con esta mis saludos y reconocimiento!
Supongo que llegando a esa situación a todos nos resultará indiferente lo que puedan hacer con nosotros. La pena es que esos cuidados y reconocimientos no lleguen antes. Aunque en este caso da la impresión de que el protagonista era muy autosuficiente. Muy interesante para la reflexión. saludos.
ResponderEliminarMe encanta que el punto de vista sea el del muerto. Muy original. Un beso.
ResponderEliminarCreo que tu título viene a subrayar la actitud plenamente consecuente (obligada, dadas las circunstancias) del protagonista, aunque también la de alguien que está de vuelta de todo, cosa que también justifica sobradamente su situación. Muy bien contado, situando el objetivo muy cerca para meternos en su piel, aunque solo sea durante estas 50 palabras.
ResponderEliminarEnhorabuena, Beto.
Un abrazo.
Yo aquí veo a un hombre huraño al que nunca le importó nadie, viendo indiferente, una vez muerto y desde fuera de su cuerpo, cómo sus familiares y amigos se ocupan de él ahora que no puede hacer nada para impedírselo. Me ha gustado mucho, Beto. Felicidades y un saludo.
ResponderEliminarCómo decía mi abuela... Las cosas hay que hacerlas en vida jeejje. Muy buen relato. Besitos
ResponderEliminarEstimados amigos: Vicente, Margarita del Brezo, Miguel. Patricia, Pilar, Javier, María Jesús, Anto-nio, Mª Belén, Pablo Núñez, Salvador, Ángel, Cabopá (Carmen Marín), Carmen Cano, Gloria,
ResponderEliminarRicardo, Carlés Quiles, Carmen Hinojal, José Antonio, Juana Igarreta, Sandra, Enrique, Matrioska, Carmen Martagón, pido me excusen por no contestar a sus comentarios de manera individual, como me gustaría hacerlo, en estos días estoy como tres en un zapato. Gracias por la lectura y sus gentiles comentarios. Me encantan las diferentes interpretaciones que hacen del relato y sobre todo el perfil que algunos plantean sobre el personaje, complementado con lo que dicen sobre el título. Muchas gracias.
Saludos.