La mosca

Viajo en autobús con una mosca. Abro la ventanilla invitándola a marcharse, pero parece sentirse cómoda. De repente me invade el horrible deseo de aplastarla contra el cristal, sin conseguirlo. Me rindo a la evidencia de que no quiere irse. Así que la dejo en paz, y ella a mí.
Escrito por Olga Noya

31 comentarios :

  1. Olga, si no quería salir del autobús y dejó en paz a tu protagonista, no debe ser una mosca cojonera. Hay personas que sí lo son. El momento en que tu protagonista quiere aplastarla, define el interior violento que esconde el ser humano. Menos mal que no llegó la sangre al río.
    Un beso, Olga.
    Pablo.

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    1. Hola, Pablo.
      Las moscas son cojoneras todas, las personas, algunas... El interior violento lo tenemos todos, varía sólo la intensidad entre unos y otros. De todas formas te puedo asegurar que las moscas suelen sacar ese interior, y ya si son mosquitos, ni te cuento...
      Muchos besos y gracias por tu comentario.

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  2. Parece que tras ese tira y afloja llegaron a un acuerdo. Hay sitio para todos. Eso sí, guardando las distancias. Esa mosca, que era muy avispada, no se dejó cazar al vuelo, pero sí que supo coger el mensaje al vuelo. Imaginativo y divertido, Olga. Saludos.

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    1. Muchas gracias por tus palabras, Juana. Que lleguemos a un acuerdo con una mosca, no quiere decir que se salven todos, jajaja. ;)
      Un beso.

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  3. La moraleja que subyace en este relato podría ser aquella frase de "vive y deja vivir". Me ha recordado una película protagonizada por el gran James Steward, en la que encarna a Charles Lindbergh, cuando cruzó el Atlántico con su avión bautizado como el "Espíritu de San Luis", con una mosca como única compañía, algo que agradeció. Como dice Juana, hay sitio para todos, solo es cuestión de saber guardar las mínimas distancias, sin necesidad de dejarse llevar por el impulso destructivo al que alude Pablo.
    Un saludo, Olga

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    1. Hola, Ángel.
      Seguro que he visto esa película, pero no la recuerdo, pero me parece muy valiente hacer una película en torno a una mosca...
      Si la moraleja es "vive y deja vivir", al menos un rato más.
      Muchos besos y gracias.

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  4. Al final parece que hasta hacen "amistad". Como han comentado se cumple el vive y deja vivir.
    Buen relato Olga.
    Besos.

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    1. Ya se puede dar por contenta la mosca, la he dejado vivir unos días, o un rato más, hasta que otro le arreé un manotazo.
      Muchos besos, Javier y gracias.

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  5. Hola Olga, me gusta tu relato, es algo minimalista y sencillo, contando una historia cotidiana que quizás muchos hemos vivido, pero apenas ponemos atención. Y he ahí el gran valor que yo le veo.
    Un gran abrazo.

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    1. Hola, Jean. Muchas gracias por leer y comentar.
      Sí, es una historia que hemos vivido todos. Unos hemos matado la mosca y otros no. Pero pesadas, son.
      Un beso.

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  6. Cómo no recordar el poema de Antonio Machado, Las moscas. Ese insecto que es como uno más de la familia, tan presente en nuestra cotidianeidad, que se posa en todos los sitios, como dice Machado en su poema.
    Me viene ahora a la cabeza una anécdota de mi pasado lejano, de cuando estaba soltero y vivía en un piso compartido con dos compañeros de trabajo: Una vez compramos un pollo, pero no nos lo comimos, y se quedó dentro de un armario, pues no teníamos frigorífico. Era fin de semana y nos fuimos a pasarlo a nuestras casas que estaban en otras ciudades distintas de donde trabajábamos.
    El lunes, al volver, había un olor insoportable en el piso, y no solo eso, además, al abrir el armario donde estaba el pollo, salieron cientos de moscas, una pesadilla parecida a la de la película Los pájaros de Hictchcock, pero con moscas. Creo que sobra decir que el pollo estaba lleno de larvas.
    Así que muy apropiado el microcuento, porque todo tiene su historia en la vida, todo, hasta lo más nimio, tiene su importancia, y la mosca yo creo que la tiene, y mucha, y ha dado y dará mucho juego en la literatura y en el cine.
    A veces, son testarudas, zumbonas, y no quieren marcharse de nuestra casa por más que abramos la ventana de par y par e intentemos espantarlas con un trapo, se ponen pesadas y nos hacen perder la paciencia con fatales consecuencias para su integridad física.
    Así que nada más filosófico que ese pacto de no agresión establecido entre la mosca y la protagonista del microcuento.
    Mi enhorabuena y un saludo, Olga.

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    1. Hola, Enrique.
      Ante todo, gracias por comentar.
      Sobre lo de "tu pollo", hubiera sido un buen trabajo para el CSI, por lo del estudio de las larvas y eso... Nos hubieran contado de donde viene el pollo, edad, hora de la muerte... jajaja.
      Quise hacer un relato sencillo, cotidiano y realista. Espero haberlo conseguido.
      De todas formas he de decirte, que seguramente ésta, sea una de las pocas moscas que se han salvado de mis garras. Si hubiera sido un mosquito, ya podía darse por muerto.
      Muchas gracias.

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    2. Yo también soy impiadoso con los mosquitos, pues no sé qué tiene mi sangre que como haya uno tengo el picotazo asegurado.

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  7. Yo también me rindo a la evidencia, pero a otra muy distinta: después de lo que habéis comentado, me acabo de dar cuenta de que una de mis múltiples personalidades es violenta, psicópata, asesina y sanguinaria porque soy incapaz de dejar en paz a una mosca que se encuentre dentro de mi ángulo de visión, incluido el periférico.
    Hasta me he puesto nerviosa con solo imaginar a la de tu historia...
    Creo que eso significa que la has contado muy bien, Olga.
    Un saludo.

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    1. Sí, Margarita, las moscas tiene esa cualidad, la de sacarte los nervios. Creo que esta mosca, es también la única que se ha salvado de mis garras, sólo por estar en mi imaginación.
      Muchos besos y gracias por comentar.

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  8. Me gusta el modo en que muestras esta sencilla escena; describiendo lo que ocurre pero sin hacer juicios de valores sobre ninguno de los personajes. Haciéndonos pensar.
    Enhorabuena, Olga, y un beso.

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    1. Muchas gracias, Enrique.
      Eso pretendía que fuera, una escena cotidiana y sencilla.
      Un beso.

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  9. Muy buen micro, Olga. No lo olvidaré. Me será útil cuando la inspiración se ausenta El mundo está lleno de pequeñas historias, sólo hay que prestar atención para verlas. Claro que además hay que narrarlas tan bien como lo haces tú.

    Enhorabuena y un gran beso

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    1. Muchas gracias, George.
      Hay cantidad de escenas diarias que pasan por nuestra vida, sin pena ni gloria. Esto me pasó en el autobús, en verdad. La dejé viva porque la vi como se frotaba las dos patas delanteras. Me tuvo una rato como una tonta observándola... jajaja.
      Un beso

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  10. Olga, parece que al final ambas han coseguido lo que querían, aunque me parece que ha salido ganando la mosca...
    Enhorabuena,
    Besos

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    1. Esta vez si ha salido ganando la mosca, pero no puedo prometer que no volveré a intentar cargarme otra si es molesta.
      Muchas gracias por comentar. Un beso.

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  11. Pues confieso que yo siempre he sido incapaz de matar una mosca, aunque eso no quiere decir que sea una mosquita muerta, ya que me molesta bastante ese incómodo aleteo del citado insecto.
    Bien contado Olga. Vive y deja vivir, así de fácil.
    Besos.
    Malu.

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    1. ¿En serio que nunca has matado una mosca?
      ¡Con lo a gusto que te quedas! Jajaja.
      Gracias Malú. Un beso.

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  12. Además de lo que han comentado los compañeros, y poniendo el foco en la mosca, a mi el relato me ha hecho pensar en lo cerca que estamos muchas veces de la tragedia, encarnada en ese humano que decide aplastarnos simplemente porque le molesta nuestra presencia. ¡Es todo tan frágil, tan provisional!
    En fin... Buen relato, Olga.
    Saludos cordiales.

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    1. Veo que te has puesto en la piel del insecto. Bravo por tí, pero no te transformes que este indulto es de los pocos que hago a moscas, mosquitos, arañas... y demás insectos.
      Muchas gracias, un beso.

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  13. Está muy bien reflejado ese momento de cojonera interrupción que todos hemos padecido alguna vez, en el que el mundo parece detenerse para enfocar su atención en ese duelo a muerte entre hombre y minibestia.
    Tu historia tiene un final feliz, y eso me gusta, pero sobre todo porque es una historia de aparente sencillez contada con verdadera maestría.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias por tus palabras, Antonio. Y también por tu lectura.
      Un beso

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  14. La tiranía y el despotismo del poderoso, aplastar al débil, se transforma en equilibrio de fuerzas y tolerancia. Como la vida misma, jajaja. Muy original. Un abrazo.

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  15. Me hace gracia el micro porque describes las mismas reacciones que tengo ante el incordio de estos cansinos animalitos. Primero abres ventanas e intentas dejar que salgan, pero muy rara vez encuentran esa salida y siguen paseándose una y otra vez delante de tu cara. Es entonces cuando decides empezar la cacería con el trapo de cocina o a manotazo limpio, pero te lo ponen difícil porque no llegan a posarse nunca, total, que al final piensas: ¡Qué te den! Muy bien narrado ese momento mosca, Olga. Un beso grande.

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  16. Les dejo en paz, !pero les tengo una mania!...
    Muy bueno, nos has obligado a descubrirnos y creo que debo de intentar ser un poco más...Por favor ¿lo dices por mí?
    Besos.

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  17. Original historia de cotidianidad que describe muy bien cómo se puede pasar de un estado a otro, de ese perdón inicial al frustrado "animalicidio" (o "moscacidio") posterior, antes de acabar en un mutuo respeto entre los dos protagonistas. Por cierto, de igual a igual: ¿Pagó la mosca el billete? ¿Se bajó en la misma parada que tú?
    Aparte de las bromas, Olga, va mi me gusta y mis felicitaciones por tu simpática historia, perfectamente narrada.
    Besos.

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