Mi madre
Esta mañana descubrí otro lunar en su barbilla, y al ahuecársele el albornoz, tras ducharse, que en la piel de sus hombros aún vive el verano. Es deliciosamente perfecta incluso cuando me descubre, se enfada, y corre las cortinas con esa mezcla excitante de rabia y miedo en la mirada.
Me conmueve la reflexión que haces de una persona al mirar a su madre, ya mayor. Con esos lunares que van apareciendo, o que estaban y no los vimos. Un bonito homenaje.
ResponderEliminarUn beso.
Lo primero, gracias Olga por comentar, y por buscar el lado bueno que yo no he buscado... Este individuo no es precisamente adorable, qué va.
EliminarUn beso.
Paloma tierno relato dedicado a una madre, en el cual me veo también reflejado.
ResponderEliminarMe ha gustado Paloma, gracias por compartir tan bellas palabras.
Besos.
Es cierto, Javier, que las palabras tienen magia, solo hay que ver cómo has interpretado tú el texto. Gracias por descubrirme esa interpretación tan bonita y alejada a un tiempo de lo que yo pretendía.
EliminarBesos para ti también.
No he hecho la misma interpretación que los compañeros. Yo me he quedado con esa "mezcla excitante de rabia y miedo". ¿Por qué le excita su madre, por qué ella tiene además de rabia miedo?
ResponderEliminarDigamos que... les respuestas a esas preguntas, me inquieran un poco, un poco bastante.
Dos palabras en 50 que pueden cambiarlo todo.
Y no me fío de Paloma, tiene mucha intención casi siempre y es buena escritora.
Y has hecho bien en no fiarte de mí... Y también has hecho bien en poner el peso del texto en esas dos palabritas que, como bien apuntas, cambian todo. Me alegra que te cuestiones, y que busques tus respuestas con los indicios que yo te dejo.
EliminarGracias por el buena, otra palabra que cambia lo que toca.
Pienso que este chico está enamorado de su madre de una forma enfermiza. Ella es consciente de ello y se siente continuamente vigilada y controlada por él, que conoce al dedillo cada centímetro de piel de la madre, sabiendo hasta el número de lunares que tiene... ¿Podría ser algo parecido al Complejo de Edipo?. Muy enigmático e inquietante, Paloma. Un abrazo.
ResponderEliminarBuen análisis Juana, sí señora, por ahí van los tiros. En ese juego de enigmas e inquietudes se escribe la historia de alguien enfermizo.
EliminarUn abrazo y gracias por leer y comentar.
Inquietantes cada una de sus palabras en ese final... Enhorabuena!!!
ResponderEliminarCarmen, gracias por compartir tus sensaciones.
Eliminar:-)
Creo que en ese final se encierra un amor, más que maternal, casi enfermizo. Por un momento se me ha venido a la mente Norman Bates el de Psicosis. Estoy con Luisa en que esas dos palabras: rabia y miedo, dan un giro al relato, por otra parte excelentemente escrito como nos tiene acostumbrados Paloma.
ResponderEliminarun beso.
Pablo.
Así es Pablo, en esas dos palabritas hay algo más que letras, hay una intención de desmaquillar al hijo y dejarlo tal y como es ante el lector.
EliminarGracias por tu amabilidad, un beso.
Estoy 100% de acuerdo con Pablo. Yo también he visto en este relato, y antes de leer los comentarios, a un Norman Bates en ciernes, enfermizamente obsesionado con su madre. Por las dudas, las damas recuerden no alojarse en esa casa y mucho menos, tomar una ducha. Me ha encantado el relato, Paloma! Un saludo.
ResponderEliminarSilvina, me ha gustado tu recordatorio...el humor, que no falte! Gracias por aliñar tu comentario con él.
EliminarSaludos cordiales.
Enigmático cincuenta. Como bien cuestionan los compañeros, más allá de que se trate su madre, ¿por qué ha de parecerle excitante la rabia y el miedo de una mujer a este personaje? Hay algún trastorno por ahí.
ResponderEliminarInteresante micro, Paloma.
Saludos.
No es cualquier mujer Vicente, ahí radica la perversión, el trastorno, la enfermedad, llámalo cómo quieras, es su madre. Con todo lo que eso puede significar para una persona sana, normal...
EliminarMe alegro de que te resulte interesante
Saludos
Magnífico retrato, Paloma, de un hijo con mirada (y no sé si algo más) incestuosa hacia una madre que ya no sabe cómo atajar esa extraña e incómoda situación.
ResponderEliminarVa mi me gusta y mi admiración por tu historia que deja muchas puertas abiertas para ser interpretada al gusto del lector.
Un abrazo.
Leí en alguna parte que las historias con puertas abiertas se leen más veces: una por cada puerta que hay que cerrar.
EliminarMuchas gracias José Antonio, por comentar, y por hacerlo de ese modo.
Otro abrazo para ti.
Sí, es enigmática esta historia, se presta a jugar con la imaginación: es una madre abusada por su hijo o es alguien que se avergüenza y le molesta que su hija la vea desnuda y arrugada. Me gusta por la ambigüedad, puede ser un relato cruel o tierno.
ResponderEliminarSaludos.
Beto, has encontrado una nueva interpretación al texto, muchas gracias por compartirla conmigo. Yo me alegro de que esa ambigüedad del texto te resulte atractiva.
EliminarSaludos y gracias por comentar.
Estoy de acuerdo con la versión más cercana y al complejo de Edipo. Aquí parece haber algo más que una relación usual entre madre e hijo, al menos por parte del protagonista. En todo caso, nos dejas en ascuas, Paloma, por lo que será bien recibida toda explicación de esa gran autora que vive en ti.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí Ángel, hay más que una relación normal, hay mucho más. Y no precisamente bueno. Ya lo he explicado antes y para no cansar a nuestros amables compañeros, te remito aguas arriba.
EliminarY te agradezco mucho mucho la generosidad con que valoras mi propuesta.
Un abrazo
Con lo bien que íbamos con ese verano alojado en sus hombros... Me has dejado helada con lo que escondes detrás de esa cortina de plástico.
ResponderEliminarTerroríficamente genial, Paloma.
Un abrazo
Jaja Margarita, me gusta eso de con lo bien que íbamos...gracias por leer, por tu humor, y por comentar.
EliminarUn abrazo
Leí el micro ayer y he de confesar que no llegué a comentarlo porque me chirriaban demasiado esas últimas palabras en las que aparece la excitación, la rabia y el miedo. Ahora al leer los comentarios he sido capaz de ver esa admiración desde otra perspectiva que nada tiene que ver con la que suele nacer sana y natural hacia una madre. Muy bien Paloma, me encantan estos micros en los que las cosas no son lo que parecen. Un beso.
ResponderEliminarEn cincuenta palabras hay que jugar al escondite si no se quieren dejar al lector más pistas de las necesarias, todo tiene que conducirle hasta un punto en las antípodas de lo deseado, para que la sorpresa surta ese efecto buscado. Qué te voy a decir que tú no sepas!!!Gracias por esta segunda relectura Matrioska
EliminarCreo que "excitante" es la principal palabra vuelve del revés toda esa aparente ternura inicial.
ResponderEliminarMagistral relato, Paloma.
Enhorabuena y un abrazo.
Una mínima escena cotidiana que, como en un análisis de sangre con respecto a la salud, nos desvela una relación inquietante, turbia, enfermiza, entre los dos protagonistas: madre e hija o hijo, el narrador o narradora del microcuento no lo aclara, aunque el contexto nos hace inclinarnos por un varón, de hecho, todos los comentarios que han incidido en ese aspecto –excepto el de Beto- van hacia ese lado, pero si pensamos en una chica observando a su madre en la ducha y expresándose de esa manera, la atmósfera de perversión toma un cariz de mayor sutilidad.
ResponderEliminarPor otra parte, la madre, a pesar de mostrar rabia y miedo, nos deja un fondo de sospecha, pues no parece que haya hecho mucho para cortar esas actitudes de su hija o hijo, y eso embrolla todavía más la madeja. Ya se sabe que, a veces, las relaciones humanas, y las familiares sobre todo, pueden ser de lo más retorcidas.
En definitiva, un microcuento que camina por arenas movedizas y sale reforzado de ellas. Mi enhorabuena, Paloma, y un afectuoso saludo.
Tu comentario Enrique, además de enriquecedor, por aportar esa nueva vía de interpretación, es un análisis de alta escuela. Mi enhorabuena. Me has dejado estupefacta.
EliminarSaludos cordiales para ti también.
Paloma, la clave de tu relato está en la frase "esa mezcla excitante de rabia y miedo en la mirada". Desde luego si asusta a una madre, el hijo no tiene nada de bueno. Pone el vello de punta...
ResponderEliminarMuy bueno Paloma!
Besos
Pilar, coincido contigo en que asusta, y en dónde buscar las claves para interpretarlo. Gracias por compartirlo conmigo.
EliminarBesos
Tengo que reconocer que hasta el primer punto, he pensado que se trataba de una madre que es mayor y tiene alzheimer. Pero después de ese punto he visto a un hijo malvado y con malas intenciones, lo que lleva a hacerme esta pregunta, ¿por qué este hijo tiene este amor enfermizo?
ResponderEliminarMuy bueno. Besos.
Malu.
Muy buena tu pregunta Malu, si alguna vez vuelvo a cruzarme con este hijo en algún cuento, intentaré preguntarle al respecto.
EliminarMuchas gracias.
Un beso
¡Glups! Qué peligro tiene el chico, y qué bien contada esa obsesión, Paloma, empezando por el título, porque este relato sólo podía titularse así.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Carles, me alegro de que te haya gustado mi forma de retratar al obseso.
EliminarBesos
Uff, me ha costado entenderlo. Debe ser que ya estoy torpe!Los años no perdonan.
ResponderEliminarUn beso amiga Paloma.
¿Tú torpe? No me lo creo, en absoluto. De eso nada. Será problema mío.
EliminarUn beso
El título no nos deja divagar sobre la identidad del personaje, y concentra toda nuestra atención en las últimas palabras que dan contenido a la cruda realidad de la historia. Me ha encantado, Paloma. Un abrazo.
ResponderEliminarLa desembocadura de algunos ríos se enturbia sí...Gracias por comentar Salvador.
EliminarUn abrazo
Tierno y agridulce, tu relato, Paloma.
ResponderEliminarMuy conseguido.
Besito virtual.