Pie de patera
Sediento y fatigado, navegué sin rumbo entre gente moribunda. Finalmente, un hombre blanco me arrastró hasta la orilla de mis sueños. Y, aunque me abrazaron con mantas y curaron mis heridas, aún me siento a la deriva, con esta sensación permanente de mareo que me espanta más que el oleaje.
Esa sensación permanente de mareo, debe ser por despegarse de los estrechos vínculos forjados con la tierra que le vio nacer. Aunque siendo una tierra inhóspita crea una gran sensación de apego a las raíces.
ResponderEliminarUna buena visión de la inmigración que huye de la falta de esperanza.
Un beso.
Un gran relato, María José. Un título que adquiere todo su significado al final y que me ha hecho pensar en el naufragio que también nosotros, si reflexionamos un poco, tenemos que superar al ver lo que vemos, impasibles y volviéndonos hacia el lado que no huele a mar.
ResponderEliminar¡Bravo!
Una persona con la mala estrella, de entrada, de haber nacido en el lado desfavorable, que arriesga todo para intentar cambiar de frontera, que a pesar de haber logrado sobrevivir al peligroso tránsito nunca le abandonará esa sensación de deriva, de tenerlo todo en contra, de falta de aceptación. Lo vemos cada día, sigue sucediendo, quienes deberían remediarlo miran para otro lado, escurren el bulto. Nosotros seguimos con nuestra vida, acostumbrados a ese drama diario, en el camino equivocado.
ResponderEliminarUn abrazo, María José
Buen relato MJosé, con tus 50palabras nos cuentas una realidad que no deja de tener actualidad. Esa sensación de tu protagonista nos la haces llegar.
ResponderEliminarMe gusta.
Besos.
Buen microrrelato y de enorme actualidad, María José, con el que nos acercas las vivencias de quienes llegan a nuestra realidad, que son sus sueños, y de cómo esta no es ese paraíso que pensaban cuando lo dejaron todo detrás de si (algunos incluso dejan su vida).
ResponderEliminarVa mi me gusta por el tema elegido y por lo bien que nos lo cuentas, empezando por ese contundente título. ¡Enhorabuena!
Un fuerte abrazo.
Me ha gustado el micro, María José. Has logrado describir muy bien esa sensación de confusión tras el desarraigo del emigrante. Un saludo.
ResponderEliminarM. José, he sentido con tus 50 palabras la desesperación y la sensación de estar perdido del protagonista. Cruel realidad a la que se le da la espalda.
ResponderEliminarMuy buen contado.
Besos
Hay fríos que no los templa ninguna manta.
ResponderEliminarMe gusta tu relato, María José.
Un saludo
La suya es una travesía que nunca acaba y que tu has sabido describir a la perfección con pocas palabras.
ResponderEliminarMagnífico relato, María José, con intensidad creciente hasta el final.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Coincido con los anteriores compañeros. Estupendo relato y crítica de la indiferencia del mundo ante la deriva de tantos pueblos. Saludos.
ResponderEliminarBuen micro y de rabiosa actualidad, aunque efectivamente, para unos es más actualidad que para otros. Lamentable.
ResponderEliminarSaludos María José.