Precisión
El lanzador de puñales se plantó nervioso al frente de la hermosa equilibrista de la cual había estado enamorado en silencio y lanzó el puñal.
Ella se desplomó un segundo después, con su pecho sangrante.
Se lo había advertido hacía tiempo: algún día, él también iba a partirle el corazón.
Precisas son las cincuenta palabras, todo una historia, que se pueden incrustar en tantos escenografías que pueda crear el lector.
ResponderEliminarHay personas que no se resignan y deciden que o ellos o nadie. Fria la venganza del protagonista.
ResponderEliminarMuy bien contado.
Enhorabuena!
Besos
Bueno, bueno. Precisas y preciosas tu s palabras para construir un relato redondo que de principio a fin, incluido el título, no le sobra ni le falta nada. Soberbio, Daniel. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Hay personas que no perdonan los desaires y los rechazos, algunos, por desgracia lo llevan hasta la última consecuencia. No al maltrato, siempre. Buen micro Daniel. Abrazos.
ResponderEliminarUna metáfora muy visual. Me ha gustado Daniel.
ResponderEliminarUn saludo,
Aquí se cumple con exactitud, con precisión, aquella consabida frase de "Hay amores que matan".
ResponderEliminarVa mi me gusta, Daniel, y con ese clic también un saludo muy cordial.
Las venganzas por amor son ñas peores.
ResponderEliminarBuen relato Daniel, escrito con precisión.
Un abrazo.
Un aprendiz de Cupido que no fue nunca a clase.
ResponderEliminarBien contado.
Saludos, Daniel.
Bueno, eso de que se había enamorado... más bien se había encaprichado de ella. Era un tipo de esos muy posesivos, de los de "o eres para mí, o no eres para nadie". Tema duro, pero estupendamente contado, Daniel. Saludos
ResponderEliminarLo último que haríamos con lo que amamos es destruirlo, por eso, en este caso, parece que ha predominado más algo que se podría tildar de amor propio herido. No ha sido un accidente, no, sino una acción muy precisa. De una forma o de otra, se trata de unos personajes bien llevados dentro de un contexto en el que prima el espectáculo.
ResponderEliminarUn saludo
Un título que engloba tanto la trama como el desenlace del micro. Me ha gustado, Daniel. Un saludo.
ResponderEliminarEl protagonista del microcuento es un representante típico del machismo imperante a lo largo de la historia. Los lances de honor que había que lavarlos con sangre, y que tanto juego han dado en el cine y en la literatura. Es aquello de la canción: La maté porque era mía. Patrice Leconte también tituló así una película.
ResponderEliminarCuando amamos a una persona nos cuesta asimilar que a ella le podemos importar un comino. Ante eso, muchos hombres reaccionan de forma violenta, cada poco tenemos algún suceso trágico en las noticias. El del microcuento hubiese hecho correr mucho tinta y dado para muchos comentarios en las televisiones.
Así que si a uno le parten el corazón -y nadie sale libre de heridas en los lances del amor- no queda más remedio que lamerse las heridas. La vida continua, que se dice, habrá otras oportunidades, o no.
Lo que sí que espero es que haya otras oportunidades de leer microcuentos tuyos, Daniel. Un saludo.
Trágica decisión la del hombre de amor contrariado. Pero muy bien contado, con puntería. Un abrazo.
ResponderEliminarDramáticas imágenes las que nos dejas, Daniel. Relato contado gran concisión y precisión.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos
Pues le ha partido el corazón literalmente. La imagen produce miedo. Yo no me pondría nunca delante de un lanzador de cuchillos.
ResponderEliminarBuen relato. Un beso.
Espléndida exposición del micro.
ResponderEliminarLo malo hubiese sido que sus últimas palabras fueran una declaración de amor al lanzador de cuchillos.
Un abrazo.