Tus ojos
Algunas noches, cuando me encuentro inquieto y la fealdad del mundo parece contagiarme su melancolía, contemplo tus ojos.
Lentamente, siento renacer en mí la paz y la alegría y mi mundo se ilumina de nuevo.
Entonces, los guardo de nuevo en su hermética caja de cristal y cierro el congelador.
Miguel, precioso texto, que un principio parece romántico y en la ūltima frase das un giro macabro inesperado. Me ha sorprendido.
ResponderEliminarMuy bien contado. Me ha gustado.
Enhorabuena.
Besos
Imagen impactante la de los bellos ojos congelados. No deja indiferente tu relato. Enhorabuena. Un abrazo. Gloria
ResponderEliminarTerrofifico micro, amigo Miguel, impacta sobre todo por su inesperado final. Me ha gustado mucho. Abrazos.
ResponderEliminarEl título, el ritmo, y ese gran final, hacen de tu relato una obra de arte.
ResponderEliminarMe ha encantado, Miguel.
Pablo.
Miguel espléndido relato, con un final que impacta.
ResponderEliminarTanto romanticismo y de repente esa caja y ee congelador.
Me ha gsutado mucho.
Saludos.
Y yo pregunto, ¿de quién son esos ojos? ¿Quién es él? Príncipe, asesino, dependiente de carnicería,... Las respuestas múltiples y variadas engrandecen este fantástico relato.
ResponderEliminarAbrazo rapidito, por si acaso.
Inquietante por cuanto uno puede (o tiene que) imaginarse de quién eran esos ojos, que debemos pensar que eran muy bellos.
ResponderEliminarGran microrrelato, Miguel. Vaya mi me gusta y un cordialísimo saludo. ¡Enhorabuena!
Un escalofriante relato de terror que se mece sobre el dulce fraseo de la narración poética. Es la degeneración de una evasión que dirige su visión enferma de la belleza hacia unos ojos muertos. Seguramente se cruzaron en su camino repletos de vida, pero que ya no miran en igualdad de condiciones.
ResponderEliminarEnhorabuena Miguel, tu micro está escrito con un encanto sobrecogedor arropado por una redacción impecable.
Un saludo.
Yo creo tu protagonista, además, conserva varias lenguas para hablar.
ResponderEliminarUn fragmento escalofriante que encaja en las diversas historias que formula nuestra mente al leerte.
Muy bien.
Que ojos serán aquellos! Que cuando los mira tu protagonista, se olvida de la fealdad del mundo y de su melancolía!
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, una historia de contrastes.
Un beso
Los ojos no sólo son un soporte orgánico con una serie de células que captan estímulos, interpretados por el cerebro como imágenes. También son una ventana al alma, al espíritu, al interior de su portador. En este caso, el protagonista se ha quedado con un cristal tapiado, una maravilla de la naturaleza que ha perdido toda su función, pues ya no refleja nada, ni a nadie. Se aferra de forma fetichista a estas cáscaras va´coas. qie seguramente sean el último vestigio de su dueña, de cuya desaparición puede que sepa más de lo que cuenta.
ResponderEliminarInteresante relato.
Un saludo
¡Brutal!
ResponderEliminarSaludos, Miguel
Genial!!! Simplemente... Enhorabuena. Besitos
ResponderEliminarJope!! Buenísimo. Pasa del romanticismo puro y duro, a lo macabro. Me ha sorprendido e impactado.
ResponderEliminarMuy bueno, Miguel. Un beso.
Terrible e inesperado final.
ResponderEliminarBien jugado el factor sorpresa, Miguel.
Saludos cordiales
Cuando estás tristón te recomiendan que veas el mundo con otros ojos, tu protagonista, además, lo ve con los ojos de otro. Excelente giro final, Miguel. Felicidades y un saludo.
ResponderEliminarMuy bueno, Miguel. Un psicópata melancólico que esconde un secreto en su congelador. Me ha gustado.
ResponderEliminarGran maestría la tuya, Miguel. Otro ejemplo de esos que me hacen recapacitar sobre lo importante que es dar la mejor y mas bella forma posible a nuestras ideas.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Ay ay ay! Debo decir que me quede congelada. Primero pensé que se trataba de un simple y cursi cuasi relato, pero el final me movió el piso. Muy bien!
ResponderEliminarQué fuerte sensación produce la lectura del final. Creo que a menudo pensamos en poder congelar imágenes o miembros de cuerpo que por su especial belleza o recuerdo, nos gustaría que traspasasen la línea de la vida, pero...
ResponderEliminarA mí me gustaría congelar el tiempo. ¿Será posible?
Buen relato. Un abrazo.
Es tremendo, vaya relato tan bien hilvanado...
ResponderEliminarMucha suerte
Besicos
Bueno, que comentar... ya sabéis que me encanta un asesino en serie (de ficción Clarooo) y toda la parafernalia que conlleva, el fino humor negro...
ResponderEliminarMi felicitación y suerte con las votaciones.
De entrada, he recordado el inicio de la canción de Juanito Valderrama, El emigrante: “Tengo que hacer un rosario / con tus dientes de marfil / para que pueda besarlo / cuando esté lejos de ti”.
ResponderEliminarNo sé si se los arrancó cuando estaba viva o muerta ni cómo hizo el rosario para llevárselo por esos mundos de Dios. Claro está que los dientes son simbólicos, pero la imagen que deja la letra da un escalofrío, lo mismo que el que da el personaje psicópata del microcuento, fetichista de unos ojos, ajeno y feliz en su mundo propio al horror que ha creado. Cuando tiene un bajón, cuando se le tuerce un poco el día, pues nada, saca los ojos, los contempla y la vida cobra todo su sentido.
Quizá un día se vaya la luz o se le estropee el congelador y los ojos se le pudran, entonces, será el llanto y el crujir de dientes. O no, quizá vaya tan pimpante en busca de otros ojos, es lo que tienen los psicópatas, que no hay quién los entienda. ¿Sólo los psicópatas?
Excelente microcuento en el que no se pasa, como en la película de Summers, del rosa al amarillo, sino del rosa al negro. Saludos y enhorabuena.
Jajaja. Lo que me he reído con su comentario, señor Angulo. Y eso que la historia no invita a la risa precisamente.
EliminarSaludos cordiales (con el corazón alegre).
Celebro mucho esas risas, Margarita, recibo esos saludos y se los devuelvo, también con el corazón contento, dentro de un orden, claro; pues hay noticias más amargas que la hiel que uno filtra como puede.
Eliminar¡Jo..! Tan dulce y amoroso que era el relato, hasta que llega la última frase y nos tira la sonrisa al suelo hecha pedazos.
ResponderEliminarMuy bueno!
Saludos.