Veintiún poetas de fiesta un sábado por la noche
Sentados alrededor de una mesa redonda. Cada uno leía un verso. Cada dos vueltas, leíamos tres sonetos. Uno de religión, otro de política, otro de amor.
Faltaba solo un terceto. Me tocaba leer su segundo verso: "Tus vidas, muertas. Y mis muertes, vivas".
Y paramos. Nos miramos. Recordamos. Y lloramos.
Faltaba solo un terceto. Me tocaba leer su segundo verso: "Tus vidas, muertas. Y mis muertes, vivas".
Y paramos. Nos miramos. Recordamos. Y lloramos.
Poética, bella y triste decadencia de poetas malditos.
ResponderEliminarConmovedor, Javier.
Como los caballeros del rey Arturo, esos veintiún poetas han decidido sentarse alrededor de una mesa redonda para leer versos. Mientras eso ocurre, seguro que por las cabezas de todos rondan muchas historias, muchas horas compartidas, muchas conversaciones y, por lo que parece, alguna que otra relación sentimental, quizá ya rota, la cual, vuelve a las mentes de los interesados con esos dos escalofriantes oxímorones dentro de un endecasílabo. Brillante microcuento. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarUn grupo de creadores unidos por la poesía y también por algo más que todos ellos conocen, sobradamente emotivo, tanto que hace que todos al unísono, sin más palabras, se detengan, se miren y lloren. Estoy de acuerdo con Enrique, ese segundo verso tiene mucha fuerza y dice mucho sin contarlo de forma explícita.
ResponderEliminarUn saludo
Recordar tiempos pasados, y tal vez mejores, ademas de forma poética aún da más nostalgia y tristeza.
ResponderEliminarBuen y poético relato Javier.
Saludos.
¡Oh! ¡Qué no muera nunca la poesía! Bello de principio a fin.
ResponderEliminarFelicidades Javier.
Besos.
Malu.
"(...) poesía necesaria
ResponderEliminarcomo el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,(...)".
(Gabriel Celaya, "La poesía es un arma cargada de futuro").
¿Sabes lo que te digo, Javier? ¡Que me gusta tu relato! Y que me gusta también ese verso endecasílabo, corazón y alma, creo, de tu historia.¡Enhorabuena!
Saludos cordiales.
precioso relato combinado la mesa artúrica con sonetos y culminando co0n un verso que, a todos emociona.
ResponderEliminarMe ha gustado, Javier.
Pablo.
Una construccion literaria prolija. Bien determinados los parrafos. Un desenlace exquisito. una gran historia contada pequeña.
ResponderEliminarAunque terminen llorando, sigue siendo una bonita manera de pasar un sábado por la noche.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Tu relato me ha parecido una ruleta rusa emocional que juega perfectamente con el tópico del poeta como un ser abstraído, que se divierte a su manera pero siempre con la sensibilidad por delante de todo y ante todos, atrapado en esa especie de niebla de la melancolía que es a la vez su cielo y su infierno.
ResponderEliminarY me ha gustado, además, tu forma de contarlo.
Un saludo.
Me parece muy bueno tu relato. Además me recuerda a un cuadro de Esquivel del Siglo XIX, en el que se encuentran los poetas contemporáneos, encabezados por Zorrilla. Claro, que en el cuadro hay más de 21.
ResponderEliminarUn beso.
Aunque sean malos tiempos para la lírica, siempre habrán poetas que no permitan que desaparezca y la recuerden con una tierna nostalgia.
ResponderEliminarMuy bonito.
Enhorabuena!
Besos