La mirada que condena
Érase una mirada. Tan suave y tierna, que hechizaba. No necesitaba palabras, ni necesitaba nada. Hablaba por sí misma, contenía las palabras más dulces que se pueden haber leído. Ni una gota de trivialidad ni de arrogancia. Encantaba a todo aquel que osara mirarla, destinándolo así, a una dulce muerte.
Un relato muy potente Diani. Suerte con las votaciones.
ResponderEliminarUn saludo,
Gracias Raquel.
EliminarDiani despues de tan bellos calificativos a esa mirada, llegas con tu frase final y esa mirada justifica el titulo de tu relato.
ResponderEliminarMe ha gustado Diani.
Un abrazo.
Gracias Javier, a veces no sabe uno que pretenden ciertas miradas.
EliminarUn abrazo para ti también.
Diani, hay miradas que esconden sus verdaderas intenciones y no nos dejan escapatoria.
ResponderEliminarSaludos
Muy de acuerdo contigo Pilar. Hay miradas que nos someten sin darnos cuentigo.
EliminarGracias por tu comentario
Unos ojos poderosos capaces del mayor hechizo, como a la vez de un desenlace fatal, albergan todo el poder y son la más letal de las trampas.
ResponderEliminarUn saludo
Que nadie subestime el poder una mirada.
EliminarHay miradas, como palabras, que matan y tu lo has descrito perfectamente en tu relato.
ResponderEliminarSaludos, Diani
Gracias Maria Jesús. A veces las palabras y las miradas hieren más que una bala.
EliminarDiani, la mirada de la muerte, engañándonos o hipnotizándonos con buenos propósitos y dándonos el tiro de gracia.
ResponderEliminarUn saludo.
Pablo.
Gracias Pablo, al menos sabemos que esta mirada produjo una muerte dulce, sin Agustín ni dolor.
EliminarHay miradas que matan y que no se las ve venir de lejos, ni de cerca.
ResponderEliminarBesos Diani.
Malu.
Gracias Malu. A veces solo uno sabe de las verdaderas intenciones de una mirada cuando ya está completamente sometido a ella.
Eliminar