Ladrón de caramelos
Han pasado días sin que el ladronzuelo vulnere las defensas de mi pequeña confitería. Hoy he mantenido la vigilancia y el chaval se ha marchado triste. Al minuto llega una ancianita, señala a la distancia y dice: "Véndame dos dulces como el que iba descubriendo aquel niño, se veía delicioso".
Perfecto en su candidez, en su sabiduría y en su ingenuidad. Gracias, Óscar, por compartirlo.
ResponderEliminarGracias por el comentario tan animador, para mí es todo un privilegio divulgarlo.
EliminarJajaja ¡que ladronzuelo! La picaresca que viene de serie.
ResponderEliminarUn saludo Óscar,
Muy agradecido Raquel, eso es lo bueno de la minificción, permite compartir las picardías en paquetes pequeños. Saludos.
EliminarSólo por lo listo que es, habría que regalarle alguna vez unos cuantos caramelos. Muy bonito. Un beso.
ResponderEliminarGracias Olga, me alegra que te parezca un lindo cuento. Saludos.
EliminarDelicioso cuento, como la opinión de la ancianita.
ResponderEliminarMe ha dejado muy buen sabor de boca.
Suerte con el cuentito, Oscar
Gracias Maria Jesús, por tu estímulo. Mucho éxito para ti también. Saludos.
EliminarOscar, el dueño de la confitería no contaba con que la pobreza agudiza el ingenio.
ResponderEliminarSu lectura que me ha sacado una sonrisa.
Besos
¡Qué bueno! Cuanto me contenta producir sonrisas. Gracias Pilar y un saludo cordial.
Eliminar¡Maravilloso! Una de esas historias con las que es inevitable sonreír y que te devuelven a la ingenuidad mezclada con picardía tan propias de la infancia. La aparición de la ancianita acentúa el toque luminoso y dulce de la historia. ¡Un diez!
ResponderEliminarGracias Raquel, es bueno contar con tu opinión favorable. Un saludo cordial.
EliminarLa picaresca agudiza el ingenio y logra un merecido premio.
ResponderEliminarBuen relato Oscar.
Un abrazo.
Muchas gracias Javier por ese comentario animador. Un abrazo.
EliminarPobre y confiado confitero, tendrá que reorganizar sus defensas. Un micro suave y delicioso como los dulces que se ha metido entre pecho y espalda el pillastre. Me ha gustado mucho, Óscar. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Matrioska, por tan bien pensado comentario, hasta parece un complemento de la obra. Saludos.
EliminarSi es que no se puede uno confiar nunca. Como lectores, deberíamos estar inequívocamente junto al confitero, al ser el suyo el lado correcto, pero es difícil sustraerse a la habilidad y simpatía de este pilluelo, aunque roce la delincuencia.
ResponderEliminarNo dejes de plantar y compartir semillas como ésta. Un abrazo, Óscar
Hola, Ángel. Tu enfoque es correcto, estoy de acuerdo. Gracias por tus siempre sobrios comentarios. Estoy muy contento por tu éxito literario. Un abrazo.
EliminarLa ficción bien escrita, como es el caso, hace que nos pongamos al lado del pícaro. gran vuelta de tuerca en estas letras, igual que la que le dio el niño al confitero.
ResponderEliminarUn abrazo, Óscar.
Gracias Pablo, no siempre sale así, pero se hace el esfuerzo. Muy animador tu comentario. Un cordial saludo.
EliminarMe produce mucha ternura el ladronzuelo, sé que no debería estar de su lado, como bien dice Ángel, pero es inevitable después de saborear su dulzura con tus letras.
ResponderEliminarFelicidades Óscar.
Besos.
Malu.
Muy agradecido Malu, tus palabras son como esas que inspiran una continuación del microrrelato. Saludos.
EliminarMicrorrelato con un sentido del humor guardado, donde un acto de magia invisible se vislumbra en lo oculto de la trama, un acto que sólo lo descubre el lector, por la interlocutora femenina. !Excelente!
ResponderEliminarMuchas gracias doctor. Es el tipo de comentario especializado que hace pensar al autor que valió la pena pensar bien lo que escribía. Un abrazo.
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