Las squaws
Pillamos a los indios totalmente desprevenidos. Los masacramos sin piedad. Fue una victoria tan fácil que resultó incluso indigna. Les quitamos sus armas e intentamos llevarnos a sus squaws, pero éstas se defendieron a mordiscos y arañazos. Cuando regresé a casa, mamá me preguntó si me había atacado un gato.
Lo que comenzó como un juego infantil termina por tener consecuencias reales en forma de marcas en la piel. Los hábitos de juego de los niños actuales han cambiado mucho, ya no ven películas del Oeste como antes, ahora los indios ya no son tales sino nativos americanos, han pasado de salvajes hostiles a víctimas, algo más cercano a la verdad; con todo, este relato que evoca otra infancia reciente tiene algo muy actual y ahí radica la esencia que transmite: el debido protagonismo femenino. Los fieros guerreros son vencidos, pero ellas oponen una resistencia inesperada.
ResponderEliminarUn saludo
Ja, ja, ja. Era de esperarse. Ninguna chiquilla/squaw de este siglo iba a resignarse a su "destino" sin luchar y qué bueno que así sea.
ResponderEliminarOriginal y divertido, Juan Pedro. Me ha gustado mucho.
Saludos.
Me has hecho recordar cuando de pequeño jugaba a indios y vaqueros, pwro tu protagonista lo ha vivido intensamente.
ResponderEliminarMe ha gustado Juan Pedro.
Un abrazo.
Juan Pedro, a las mujeres siempre se nos infravalora, aunque sea en un juego. Bien hecho por las squaws, por defenderse conunas y dientes!
ResponderEliminarBuen relato con sorpresa al final.
Enhorahuena!
Besos
A la tierna edad a la que se juega a indios y vaqueros, las fuerzas físicas entre chicos y chicas son parejas, pero a empuje y valentía son las chicas las que llevan las de ganar. Simpático ese cambio de escena bélica a un juego de críos. Me ha gustado. Un saludo, Juan Pedro.
ResponderEliminarLas chicas son guerreras.
ResponderEliminarMe ha gustado, enhorabuena.
Besos.
Malu.
Es que las squaws son muchas squaws. Bien narrado desde el principio para al final ir desvelando de donde parte la historia: de nuestra infancia.
ResponderEliminarSaludos, Juan Pedro.
Gracioso relato. Me ha recordado a las divertidas historias de "Le Petit Nicolas et ses copains".
ResponderEliminarMuy bueno. Me gusta.
Un abrazo.