Semana 40: maniobras
Cambian su dirección de vuelo cuando el líder lo indica. Basta el movimiento de una de sus piernitas y la bandada entera rectifica el rumbo, esbozando contra el cielo un garabato. La comunidad científica no sale de su asombro. La cigüeña ha perdido su empleo. Los bebés tienen alas propias.
Un pasaje de ensoñación. El cielo se ha tecnificado y cada vez tiene más tráfico.
ResponderEliminarBuena maniobra.
Muchas gracias, Ricardo. Es cierto, el cielo luce cada vez más saturado.
Eliminar¡Doblemente fantástico tu relato!
ResponderEliminarMe encanta la expectación que generas desde el principio y el regusto de ensoñación del final. Además de lo intrigante que resulta, la existe de un líder y unos seguidores que lo obedecen al milímetro siendo bebés. Signos de inteligencia, ¿ de maldad quizás también? Es que tanta organización me inquieta jajaja :D
Un saludo Vicente
¡Mil gracias, Raquel!
EliminarEs verdad que este escuadrón en pañales tiene una estampa que asustaría a cualquiera y muchas preguntas qué responder. Sin embargo, yo confío en sus buenas intenciones, je, je.
Te saludo con afecto y, de nuevo, muchas gracias por tus palabras.
Vicente
Bueno y el detalle del garabato infantil también me ha chiflado Vicente. En serio que me ha convencido totalmente tu propuesta de este mes
ResponderEliminarUn abrazo
A ver si se soluciona de una vez lo del gobierno en funciones y alguien le busca trabajo a la pobre cigüeña.
ResponderEliminarMe ha gustado. ;)
Ojalá tus palabras sean de profeta José Ramón, que el trabajo digno no abunda en estos tiempos.
Eliminar¡Gracias!
Vicente sorprende tu final ya que hasta entonces pensabe en una bandada de pajaros, pero imaginar a los bebes volando y salirme una sonrisa ha sido todo umo. Lo siento por las cigueñas.
ResponderEliminarBuen relato Vicente, me ha gustado.
Un abrazo
Qué bien que mi texto haya conseguido caminar sigiloso y evadir por un instante las habilidades de un lector tan experto como tú, Javier. Si además te ha hecho reír: ¡misión cumplida!
EliminarMuchas gracias por tu generosidad de siempre.
Un fuerte abrazo.
Vicente
Ya mismo me estoy trasladando a ese mundo de fantasía que has imaginado, Vicente. Miro al cielo despejado y veo pasar una de esas bandadas de bebés alados haciendo sus piruetas y sus garabatos, y me quedo como extasiado ante tan hermoso espectáculo.
ResponderEliminarSupongo que cada bebé sabe cuál es su destino, supongo que se irán quedando a lo largo del ancho mundo en diversas casas, ciudades y países.
No sé si llamarán a las puertas de las viviendas de sus futuros padres y, cuando les abran, dirán: “Hola, mamá, papá, soy yo, he nacido”.
Lo siento por las cigüeñas, pero ellas seguro que encuentran otras ocupaciones, incluso pueden hacer algún vuelo conjunto con esos bebés a los que tantos lazos les unen. También podrían dedicarse a crotorar en los más altos edificios amenizando con esos sonidos la ajetreada vida de los transeúntes. A mí, particularmente, me gusta escucharlas.
En cuanto a la comunidad científica, que se dedique a estudiar el fenómeno a fondo, quizá sea el comienzo de una nueva era más humana, quizá esos bebés ya llevan en sí los gérmenes del cambio.
Así que a ver si acaban pronto esas maniobras y se inicia una regeneración de la humanidad.
Encantador microcuento que demuestra lo necesitados que andamos siempre de fantasía. Mi enhorabuena y mis saludos más afectuosos, Vicente.
Desde luego, Enrique, sería increíble contemplar un cielo así, colmado por las alas de la próxima generación.
EliminarJosé Martí decía que «Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre lo tiene». Imagínate si además un regalo como este llega por la comodidad que brinda la vía aérea.
A los niños de otras épocas se les decía que a los niños los traía la cigüeña, a manera de revancha he querido escribir un cuento infantil... ¡para adultos! No sé si lo he conseguido.
Muchas gracias, Enrique, tus comentarios, igual que tus relatos, son magistrales, únicos.
Un abrazo.
Vicente
No debe ser fácil salir del vientre de mamá y encontrarse con este mundo tan complicado. Menos aún cuando nada mas aparecer te sacuden en el trasero para hacerte llorar. Has tenido una gran idea, un primer vuelo, de reconocimiento, desde los cielos observar todo lo que sucede y decidir si merece la pena aterrizar.
ResponderEliminarMaravilloso relato, Vicente. Un abrazo.
Has descrito a la perfección los razonamientos que me inspiraron este relato, José. Que no hay aventura más grande que nacer y sí, creo que vale la pena.
EliminarMil gracias por tu lectura e impresiones.
Otro abrazo de vuelta.
Con un punto de entrañable surrealismo, esta bandada de acrobáticos querubines llegan para hacernos esbozar una sonrisa tan grande como ingenioso es el relato sobre el que planean.
ResponderEliminarCada vez que desembarca una nueva generación parece más autónoma y precoz que su antecesora, pero parece que ésta se lleva la palma al acaparar las funciones de la mismísima cigüeña, con mutación genética incluida.
Me ha gustado la idea, la historia y la entretenida manera de contarla.
Un gran relato, Vicente. Enhorabuena.
Un abrazo grande.
Así es, estimado Antonio, la precocidad de estos querubines, como tú los llamas se ha destacado sobre la de sus antepasados. No puedo ni imaginar qué nuevo truco dominarán sus descendientes.
EliminarQué bueno que te haya agradado, magnífica señal. Muchas gracias.
Un abrazo y un apretón de manos.
Saludos.
Vicente
Finalmente, las pobres cigüeñas podrán descansar; demasiado peso y responsabilidad llevar a buen puerto a los bebés. Entrañable y muy original relato, Vicente, me imagino a las madres con los brazos en alto esperando a que su vástago aterrice en su regazo, jajaja. Un abrazo.
ResponderEliminarEntrañable es tu comentario, Salvador, que la imagen de las madres expectantes es espléndida y nunca se me va a olvidar. ¡Genial!
EliminarUn gran abrazo.
Antes se decía que los niños vienen con un pan debajo del brazo, pero los tuyos no se conforman con eso, sino que antes de llegar al que será su destino ya apuntan maneras: cuentan con la facultad de volar, saben organizarse y actuar con disciplina. Estos pilotos precoces tienen los ingredientes para capitanear una nueva generación aún más preparada, casi darían un poco de miedo si no formasen parte de un relato tan simpático y original.
ResponderEliminarUn abrazo, Vicente
También me intriga un poco que haya tanto orden y disciplina en estos peques. Sin embargo, sospecho que sólo tratan de causarle una buena primera impresión a sus afortunados padres.
EliminarMil gracias, Ángel.
Otro abrazo de regreso.
Este relato es muy bueno, Vicente. Cuando la imaginación es la que reina en el relato, tomando un tema tan original, y se lleva con tan buena pluma a su fin, lo que queda es un gran relato como el tuyo.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Pablo.
Muchas gracias, Pablo. Para buena escritura la tuya, sin duda.
EliminarUn abrazo.
Sublime relato, Vicente. Me ha encantado la mezcla de estilos un contiene. En un principio esa referencia al líder me ha trasladado a un relato de ciencia ficción o futurista. Después la alusión al vuelo me ha hecho creer que se trataba de una descripción naturista de una bandada de pájaros y, por último, ese final tan emotivo que me ha tocado hondamente porque hace poco fui madre. Imaginarme a mi pequeño rebelándose contra las cigüeñas y emprendiendo su primer vuelo hacia el mundo real me ha emocionado.
ResponderEliminarDefinitivamente has conseguido un maravilloso cuento para adultos.
¡Para ti mi diez!
Un saludo
Antes que nada, ¡muchas felicidades, Raquel! Un milagro como la maternidad es para celebrarse siempre. Qué gusto.
EliminarPasando a cosas menos trascendentes, mi relato es algo híbrido, como bien describes, y es que la vida es así de variopinta.
Qué bueno que te ha gustado y me favoreces con una calificación tan alta. No sé si la merezco. ¡Muchas gracias!
Un saludo afectuoso y te reitero mis más sinceras felicitaciones por la llegada de tu bebé.
Vicente
Un cuento envuelto en fantasía y belleza. Estos nuevos bebés alados son el estadio más alto de la evolución humana. Esperemos que los científicos no les encuentren ningún reparo y podamos confiar en nuestros maravillosos descendientes.
ResponderEliminarAún estoy embobada mirando a lo alto. Gracias por tan hermoso relato, Vicente. Un abrazo.
Al igual que tú, Carmen, confío en que las futuras generaciones tengan mejores respuestas que nosotros y el mundo se vuelva cada vez mejor.
EliminarGracias por regalarme tu tiempo y palabras tan gentiles.
Abrazos.
Tu originalísimo relato me ha recordado la preciosa canción de Pablo Guerrero "Dulce muchacha triste" en la que un fragmento de la letra dice: "Hace tiempo le dije que cortaron al hombre una antigua costumbre de volar que tenía. Sólo seremos nuestros el día que consigamos ver nacer a los niños con alas...". Pues eso, si llega un día en que los bebés vuelan como en tu micro, que sea en pro de una mayor libertad. Aunque me temo que si van en bandada, sincronizados, y dirigidos por un líder, no sé yo dónde quedará la libertad individual. Bueno, Vicente,interesantísimo el tema que planteas. ¡Quién sabe cómo serán los bebés del futuro! Felicidades y un abrazo.
ResponderEliminarMil gracias, Juana. Te confieso que no conocía esa maravillosa canción (ahora sí que la he escuchado) y me ha encantado. El aspecto que resaltas es clave y me preocupa igualmente, ojalá la sincronía y disciplina de los bebés no devenga en despotismo.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Qué hermoso, Vicente! Me imagino a cientos de mujeres risueñas, abriendo las ventanas al amanecer, para saludar a los niños voladores con la esperanza de que alguno, por fin, aterrice en sus brazos.
ResponderEliminarEste relato es todo un soplo de aire fresco. ¡Gracias!
¡Gracias a ti, Patricia! Al imaginar una escena tan bella le has dado un brillo generoso a este cincuenta. Hermoso comentario.
EliminarAbrazos.
Vicente, un bello cuento nos traes lleno de fantasía y que viendo como están cambiando las cosas, algún día puede producirse una mutación y se puede convertir en una realidad. Estos niños cada vez nacen más listos!
ResponderEliminarMe ha gustado.
Besos
En efecto, Pilar, un día van a nacer hasta con título universitario. Al tiempo.
EliminarMuchas gracias por leer y comentar.
Un abrazo.
¡Precioso, Vicente! Despertarse con el gorjeo de los bebés y contemplar la puesta de sol llena de garabatos.
ResponderEliminarMe imagino a los prematuros en cabeza enseñando a los más remolones a usar sus alas hasta que manejan el vuelo a la perfección, con cabriolas incluidas y, en sus ratos de ocio, es fácil ver cómo se divierten lanzándose trocitos de nubes y jugando al escondite entre las estrellas.
¡Precioso!, ¿te lo había dicho ya?
Un abrazo
¡Gracias, Margarita! Así es, has adivinado, los bebés pájaro juegan tanto con las nubes que a veces se quedan dormidos sobre ellas y comparten los sueños con sus padres. En cuanto a la pericia en el vuelo, he de decirte que algunos son tan buenos que no me extrañaría que pronto fueran contratados por alguna empresa de mensajería. Son mejores que los drones.
Eliminar¡Gracias!, ¿te lo había dicho ya?
Otro abrazo de vuelta.
Los pequeñines ya no vienen colgando del pico de una cigüeña, ahora afloran con sus propias alas. Eso sí, espero que el origen siga siendo París. Lo que me preocupa un poco es lo del líder. Un micro muy ocurrente y original, Vicente. Felicidades. Un beso.
ResponderEliminar¿Quién sabe, Matrioska? Tal vez ahora los bebés sean 'made in China', je, je.
EliminarMuchas gracias por leer y comentar.
Un fuerte abrazo.
Vicente
Original planteamiento el que nos presentas, Vicente, este mes. Me encanta esa imagen de bebés con alas de serie que se agrupan para volar por el cielo y buscar cada uno el cobijo que le corresponde. Lo siento por la tradicional cigüeña, pero los tiempos avanzan que es una barbaridad.
ResponderEliminarVa mi me gusta y con este mi enhorabuena por tu relato, muy bien estructurado y narrado.
Un fuerte abrazo. ¡Ah! Y nos seguimos leyendo...
Me honra que lo encuentres original, José Antonio. Por este sitio hay tanto ingenio que es casi imposible serlo.
EliminarGracias por tus palabras y claro que nos seguimos leyendo.
Abrazos.
Vicente
Los tiempos cambian. En esta época nuestra de drones y de robots, los antiguos oficios desaparecen. Por fortuna, como tu relato lo atestigua, aún tenemos unas buenas reservas de fantasía.
ResponderEliminarBien hecho, Vicente.
Saludos cordiales.
Muchas gracias, Carles. Hay que tenerla por estos lares.
EliminarSaludos.
Poderosa imagen en movimiento para una entrañable, original y simpática historia. Supongo que una vez en casa los recién nacidos perderán sus alas como los renacuajos su cola. Sea como sea tu relato sí que tiene ya la forma adulta de obra de altura. Enhorabuena, Vicente, por mostrarnos una vez más el poder de la imaginación al servicio de la literatura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Enrique. Es fácil contagiarse de imaginación leyendo autores tan buenos como tú. En cuanto a las alas, espero que le duren a los niños por lo menos varias décadas.
EliminarOtro sentido abrazo desde México.
Vicente
Gran relato, Vicente con mucha imaginación y muy bien narrado. Me chocó la palabra líder, hasta que recordé que en las formaciones de aves el líder es quien debe realizar el mayor esfuerzo físico (lo contrario de lo que sucede en las organizaciones humanas) por lo que las aves se van turnando en ese puesto (ídem).
ResponderEliminarUn placer leerte.
Cordiales saludos
Excelente apunte, Georges. Así es, según la RAE, 'Líder' también significa:
Eliminar«Persona o entidad que va a la cabeza entre los de su clase, especialmente en una competición deportiva».
Muchas gracias.
Estas nuevas generaciones vienen pisando fuerte, deciden dónde y cuándo nacen y hasta eliminan de un plumazo profesiones de toda la vida. Tendremos que prejubilar a la cigüeña,que por otra parte, bien merecido tiene su descanso.
ResponderEliminarGenial, Vicente.
Beso fuerte.
Malu.
Merecidísimo descanso para la cigüeña, je, je.
EliminarMil gracias por leer y comentar, Malu.
Qué linda imagen la de los bebés volando en bandada. Aunque espero que no repartan cigüeñas a los futuros papás.
ResponderEliminarMuy original, Vicente.
Un beso.
Ja, ja, ja, no lo había visto así. Espero que las leyes naturales no se trastoquen.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Abrazo.