Visita dominical
Era domingo, día de su cumpleaños, y tenía la esperanza de que sus hijos, por fin, vinieran a visitarlo.
Se peinó, arregló su estrecho recinto lo mejor que pudo y se acostó a esperarlos.
Pero justo aquel día hubo huelga y los empecinados empleados no quisieron abrir el viejo cementerio.
Miguel muy bueno, un final inesperado, antes de leerlo pensaba que estaba en una residencia, y con tu final hasta me has sacado una sonrisa de decir que bueno.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Miguel.
Un abrazo.
Ainsssssss, hasta después de muerto espera una visita. Un relato conmovedor Miguel. Enhorabuena.
ResponderEliminarMiguel, has escondido con maestría hasta el final que tu protagonista está muerto. Te ha bastado una palabra para descubrirlo.
ResponderEliminarGenial!
Enhorabuena.
Besos
Ese guiño último, por inesperado, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSaludos
Mancantao, y me da pena de haberme gustado porque da penita. Pero mancantao. Gracias, Miguel, por compartirlo.
ResponderEliminarMiguel: gran relato, muy bien contado y con ese giro final que te deja con la boca abierta. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Relato con sorpresa final... muy bueno. No esperaba para nada que estuvieras hablando de un cementario. Te felicito, Miguel. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminar«No es serio este cementerio», Miguel. Ja, ja.
ResponderEliminarSi algo positivo hemos de sacar de esta curiosa situación que tan magistralmente nos describes es que el difunto tiene toda la eternidad para esperar visitas.
Un micro con gran encanto y sensibilidad. Enhorabuena.
Saludos.
Vicente
La verdad es que me he quedado muerta con la última frase. Se ve que había sido (y seguía siendo) muy apañadito el hombre. Espero que en el próximo cumpleaños reciba la tan ansiada visita. Muy imaginativo. Saludos.
ResponderEliminarBuen micro e inesperado final,lo mejor sin duda. Saludos.
ResponderEliminarUn relato cuyo mayor mérito, aparte de la sorpresa final, es que en lugar de incitar a la compasión, parece conducir más al lector hacia el humor negro.
ResponderEliminarUn saludo
No sé si reír o llorar. De lo que no tengo duda es de darle al me gusta.
ResponderEliminarBien hecho, Miguel.
Un enfoque totalmente original, Miguel. No sé en qué caerá el cumpleaños de tu protagonista, pero va a tener que seguir esperando acostado, por lo menos, hasta todos los santos. Me ha gustado mucho. Un saludo.
ResponderEliminarRelato muy bien contado y con giro inesperado en su remate. También es mala suerte que vaya a recibir esa esperada y ansiada visita (¡por fin!) y la misma tenga que verse aplazada por reivindicaciones laborales. Tampoco debería immportarle mucho: ¡Tiene toda la vida para recibir otra y la huelga no va a ser indefinida!
ResponderEliminarVan mi me gusta, Miguel, y mi enhorabuena por tu historia, con dosis de tristeza y de humor negro a partes iguales.
Un saludo.
Bueno mientras solo sea la huelga, no pasa nada pues tiene toda la eternidad para seguir esperando. Lo malo es si, víctimas de un ERE -es la moda- se despide a los empleados del cementerio y entonces se entenderán mejor las palabras de G.A. Bécquer ¡Qué solos se quedan los muertos!
ResponderEliminarBuen relato. Un abrazo Miguel.
Caramba... vaya sorpresa final!
ResponderEliminarPues no creo que puede celebrarlo mucho el cumpleaños... quizá otro año, quien sabe.
Saludos!