...Al menos en esta vida
Al cruzarnos por la acera un sedal invisible engarzó nuestros ojos. Entonces recordé que la había amado como a nadie y, al volver la cabeza, ella me lo confirmó con una sonrisa nunca olvidada. Tras mirarnos de nuevo y con primigenia felicidad retomamos sonrientes nuestro camino seguros de no conocernos...
Maravilloso, Ignacio, me ha gustado mucho el momento y la sensación que captas.
ResponderEliminarPrecioso cruce de miradas, Ignacio. Van unidas a verdaderos sentimientos. Muy bien contado. Un abrazo.
ResponderEliminar¿Verdad que es posible? Mirar a alguien a los ojos, sin haberlo visto nunca antes, y saber que lo conoces desde siempre...
ResponderEliminarAy, qué bonito y cuánto se te echa de menos, Ignacio.
Besicos.
Ignacio, precioso reencuentro entre desconocidos. Una mirada, una sonrisa que no se olvidan.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Besos
Sobrenatural cruce de pasados dentro de un cruce de textos, donde el título es presentación e imprescindible final a la vez.
ResponderEliminarPerfectamente conseguida la impresión mutuamente causada entre esos antiguos amantes de otra vida o dimensión, que presienten un vínculo que les sobrevive.
Buen relato y muy original, Ignacio. Me ha gustado mucho.
Un saludo.
Miradas que no se olvidan, amores del ayer que prefieren seguir su camino, más vale recordar que volver a vivir.
ResponderEliminarBuen relato Ignacio, me ha gustado.
Un abrqzo.
Empiezas la casa por el tejado y no solo no se cae sino que apetece quedarse a vivir en ella y recordar el futuro.
ResponderEliminar¡Qué gusto!
Un saludo, Ignacio
Y siguieron su camino, cada uno por un lado? ay
ResponderEliminar"Cruce de miradas, con un solo gesto sobran las palabras"
ResponderEliminar"Los que de corazón se quieren sólo con el corazón se hablan" Francisco de Quevedo.
Muy bonito tu relato. Un beso.
Parece ser que aunque en esta vida no se conocían, sí tuvieron oportunidad de hacerlo y muy intensamente en otra vida anterior. Muy imaginativo, mágico y bien narrado, Ignacio. Enhorabuena y un abrazo.
ResponderEliminarEn los puntos suspensivos del título puede caber toda una vida anterior, o quizá la intuición de dos mitades que se han unido en sueños, que saben de la existencia del otro, pero que por algún motivo que ellos y nosotros desconocemos dejan pasar finalmente su oportunidad. Cuánto fondo puede llegar a tener una mirada.
ResponderEliminarPues qué bueno, Ignacio.
Un abrazo, artista
Señor Urtiaga, ¿puede haber una historia más bonita? Te dejo que vengas de tarde en tarde si es con estos regalos...
ResponderEliminarCreo firmemente en la existencia de esos sedales invisibles que engarzan miradas, en esas sonrisas nunca olvidadas y en historias que cuentan no solo una, sino infinitas vidas presentes, pasadas y futuras con tanto y tan buen estilo.
Por el bien de todos, señor Bueno, no tarde en volver.
Un beso grande.
Malu.
Para que luego digan que inflamos los comentarios contestando uno a uno, trataré de contestaros a todos. Lo primero, daros las gracias por comentarme cuando sabéis que soy un tirado que apenas si pone un "Enhorabuena" o un "Genial", y comenta uno de cada 50 (la cifra es corporativista, probablemente sean más) relatos. Gracias a Aurora, Carmen, Pilar, Javier, Luisa, Olga y Juana, espero que hayáis sentido alguna vez esa sensación, y si el relato os la ha hecho sentir, me alegro de corazón.
ResponderEliminarA Antonio y Margarita premio especial por captar mi intención: colarle a Álex un relato de 55 palabras, pero también plantear un estudio sociológico que bien pudiera ser encuesta "En www.cincuentapalabras.com qué lees primero ¿el título o el contenido?" Yo, como soy de los segundos, pues me pareció bien que el título fuera también final.
Y a Patricia, Ángel y Malu, pues como sois mi debilidad, besicos a la maña, que leyéndola casi la conozco desde siempre; un saludo afectuoso y toda mi consideración al "AS del Universo Micro", y un beso fuerte y la promesa de aparecer más y mejor si se puede para Malu.
Si te soy sincero, a mí precisamente por "trampa" no me gustó el título, pero tampoco lo puedo prohibir. Dejo que el público decida ;-)
EliminarQuítale los puntos suspensivos y ya no es trampa, jeje... En mi defensa decir que una buena parte de los relatos se apoyan en el título para terminar de contar algo.
EliminarMuy hábil,Ignacio. A mí me ha gustado el recurso del título, pero te digo que está tan bien escrito que no le hacía falta. Los puntos suspensivos y la historia ya sugiere lo que cuentas allá arriba.
ResponderEliminarMe reitero que me ha parecido muy hábil tu recuerdo. Y que el relato me ha gustado bastante, con título incluido y sin él.
Un abrazo.
Pablo.
Pues parece ser que, lamentablemente, todo quedó en ese cruce de miradas (a pesar incluso del sedal invisible y engarzante) y en un vano o inexistente recuerdo de haberse conocido en no se sabe dónde ni cuándo. Es una verdadera pena, porque parecía que podría haber terminado ese encuentro visual en algo más que uan sonrisa entre ella y él.
ResponderEliminarVa mi me gusta, Ignacio. Enhorabuena y espero que te prodigues un poco más por aquí con tus historias que aportan tanto a este rincón que es también el tuyo (desde luego la imagen te la debe, debemos).
Un abrazo.
He vivido varios de esos encuentros en los que nunca antes habías visto a una persona pero sabes con total seguridad que la conoces de siempre. Me ha gustado mucho cómo describes ese encuentro entre tus protagonistas, Ignacio. Un saludo.
ResponderEliminarRelato muy apropiado para esta época del año, en la que el amor está en el aire (o en el polen).
ResponderEliminarSaludos, Igancio.
Un saludo, Ignacio. Bonita historia la que has contado, como algo real, rítmico y poético que parece acontecer en la vida, pero luego pasa a ser algo cotidiano. Me gusto mucho, éxitos.
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