Amor filial
—Hijo mío, dime, por favor, ¿qué me está pasando? Me siento como rodeado por llamas y veo demonios a mi alrededor...
"Pobre padre mío, qué mal te han caído estos últimos diez mil años", pensó con pena Belcebú. Dos lágrimas cayeron de sus ojos y se evaporaron con un chirrido.
"Pobre padre mío, qué mal te han caído estos últimos diez mil años", pensó con pena Belcebú. Dos lágrimas cayeron de sus ojos y se evaporaron con un chirrido.
Bienvenido a 50palabras Esparvero.
ResponderEliminarComo tu dices muy mal le han sentado los años al demonio en el infierno que no recuerda ni donde está. Y Belcebú nos muestra su lado más sentimental.
Buen relato.
Un abrazo.
Ese chirrido de lágrimas merece un cálido aplauso, amigo Esparvero.
ResponderEliminarHasta los demonios tienen su corazoncito. Muy bueno el efecto de las lágrimas al final. Bienvenido a 50 palabras, Espartero. Un abrazo.
ResponderEliminarEsparvero, bienvenido a la familia!
ResponderEliminarHasta el diablo se ve afectado por el paso del tiempo. La última frase es genial!
Enhorabuena.
Besos
Pero bueno, si el demonio también llora... También me sorprende que el hijo sea tan tierno, igual es que no es el infierno y sus jefes como nos lo han contado.
ResponderEliminarBienvenido a esta casa, Esparvero.
Besos.
Malu.
Muy bien Esparvero, ya se sabe que hasta el bicho más inmundo ama a su progenie y los hijos a él. Está bien tratado el micro, hace sonreír, imaginado a un pobre diablo en su decadencia. Abrazos.
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