El nombre del pueblo
Yo sé cómo se llaman, escrito queda. Hombres en la zanja de la nacional, mujeres, hombres en la cuneta de la comarcal, abuelos de nietos, maridos de esposas, padres de hijos huérfanos. Emprenden el viaje por la memoria. Por la carretera que llega hasta el pueblo que aquí dejo dicho.
Sentido relato Carmen, nos hablas de la Memoria Histórica. Como indicas en una frase de tu relato "emprenden el viaje por la memoria" y que duro está resultando para muchos ese viaje, sin ayudas oficiales, mal vistos, en ocasiones solos, nadie quiere ver su dolor, sus sentimientos. Cuantos nombres hay perdidos por esas carreteras, esas cunetas, pero pienso que no hay que rendirse y luchar tan solo por que tengan el reconocimiento y que descansen en un lugar con nombres y apellidos.
ResponderEliminarCarmen me has emocionado con tu relato, me ha gustado mucho.
Besos.
¡Gracias por tu emoción!
EliminarJavier, tantas y tantas noticias de este tema "pendiente" Inspiran.
Besicos
Carmen, nos traes un doloroso relato de una herida histórica que no puede cicatrizar hasta que no se recuperen los restos de los muertos, hasta que sus familiares no los puedan enterrar dignamente, hasta que no se les honre y sean reconocidos públicamente.
ResponderEliminarMuy bien contado. Un abrazo.
Cuánta verdad hay en tu comentario.Así es.
EliminarGracias y besicos tocaya
Verdaderamente son los muertos los que claman por ser enterrados en las tumbas donde descansan los restos de sus familiares sin ser olvidados en el limbo de la barbarie.
ResponderEliminarMuy buen relato, Carmen.
Un beso.
Pablo.
Es verdad, esa barbarie la ocultó la historia reciente.
EliminarGracias Pablo me encanta que te haya gustado.
Besicos
Peor que la muerte es el olvido, la caída final. Carmen, tu relato es una demanda de justicia para aquellos deambulan buscando volver a la cuna que les pertenece.
ResponderEliminarSaludos.
Vicente
Sí, el olvido es lo peor por mucha tierra que tengan encima, es de justicia que la quiten.
EliminarBesicos Vicente
Dicen que remover el pasado no conduce a ningún sitio, pero existe una dignidad perdida que merece restablecerse. Nadie debería morir por pensar diferente. Esas cunetas son cicatrices abiertas, heridas en canal cerradas en falso. No se trata de venganza, no es revancha, sólo restablecer un equilibrio que un día fue arrancado de cuajo.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
Eso es lo que merecen las familias, dignidad. Ángel que bonito comentario...
EliminarBesicos
Relato que reivindica que nunca olvidemos los nombres de quienes son, fueron y serán parte del pueblo.
ResponderEliminarMuy sentido cincuenta el tuyo, Carmen.
Va mi me gusta.
Un saludo muy cordial.
Desde todas las aristas que quedan sin cicatrizar hay que ser reivindicativo, amigo José Antonio.
EliminarGracias
Besicos
Me has hecho imaginar a la Muerte, encapuchada con su hábito negro y su guadaña al hombro, como narradora de un relato en el que, también ella, expresa la amargura que el mismo olvido se niega a arrinconar.
ResponderEliminarPrecioso, Carmen.
Muchísimas gracias Patricia, tantas y tantas familias que no se han podido quitar todavía el hábito de esas muertes injustas.
EliminarBesicos
Un viaje espeluznante que recorren nuestros antepasados cada vez que se les niega la dignidad que exigimos. Felicidades, me ha gustado mucho
ResponderEliminarUn viaje de final horrible para ellos y las familias
EliminarGracias Cuarta Lobo
Besicos
Dignidad para los que ya no están y para los que están y recuerdan las injusticias de sus antepasados.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.
Muchas gracias por tú lectura, Malu
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Magistralmente contado este pasaje de nuestra historia con una imagen que está en la memoria de todos. Un abrazo, me ha encantado leerte.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Belén y a mi me gusta que me leas y comentes...
EliminarBesicos
Parece mentira que todavía hoy tengan que utilizarse palabras (cincuenta, o una siquiera) para reivindicar la memoria de los muertos desterrados a una cuneta.
ResponderEliminarParece mentira que un mismo país sea cuna de tales infamias y, al mismo tiempo, albergue a personas, como tú, Carmen, capaces de rendir un homenaje al recuerdo de esas personas olvidadas en forma de relato de cincuenta palabras.
Parece mentira.
Saludos cordiales.
...Y es verdad, Carles nunca debió ocurrir y todavía está sin resolver ¡Parece mentira!
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Carmen, con que fuerza relatas la situación que después de tantos años siguen sin recibir el descanso y el reconocimiento que se merecen. Es la gran Deuda con la Memoria Histórica, que todavía sigue pendiente, sin cerrar las heridas.
ResponderEliminarMuy bueno. Me ha gustado.
Besos
Muchas gracias Pilar por tu comentario
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Voces que no amordaza el paso del tiempo. Solo el reconocimiento y la justicia podrán dejarlas reposar en paz. Me gusta mucho cómo lo has narrado. Enhorabuena, Carmen. Un beso.
ResponderEliminarMe alegra que te guste mucho mi narración...
EliminarMuchísimas gracias por tu comentario
Besicos, Matrioska
Qué bien has tratado este asunto, Carmen. Cuesta mucho entender la oposición feroz que mantienen aquellos que se sienten herederos de los artífices de semejante barbarie a que tal injusticia sea reparada en la medida de lo posible. La indignación que ello produce no ayuda mucho a que esas dos españas que decía Machado, y que aún existen, se acerquen aunque sea un poco.
ResponderEliminarGran relato, comprometido y lleno de dramatismo y poesía.
Un fuerte abrazo.
Es un relato de esos que surgen ante la injusticia y la desidia cuando leemos noticias al respecto...
EliminarUn montón de gracias por tu magnifico comentario, Enrique
Besicos, amigo
Siento la duplicidad en las respuestas a los dos últimos comentarios...
ResponderEliminar¡No tengo ni idea de por qué!
Creo que la duplicidad de comentarios se produce al pulsar la tecla del explorador 'retroceder página' después de haber publicado el comentario (aunque es posible que esto dependa del tipo de navegador que cada uno use. A mí también me pasa y uso Chrome.
EliminarA veces es necesario gritar bien alto la memoria del olvido, y tú lo has hecho, Carmen, de una forma contundente y emocionante. Las vidas sesgadas en tierra de nadie, en esas cunetas que no son ni camino ni monte, son el vergel de la infamia, el fracaso de la conciencia, el festín de las bestias.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la forma en la que lo has contado, enhorabuena.
Un abrazo
¡Gracias Antonio, por ambos comentarios.
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