Espero llegar a tiempo
Por mucho que corría no lograba avanzar ni un milímetro. Mientras tanto el tren avanzaba hacia mí desde el otro extremo del túnel sin, al parecer, advertir mi presencia. Traté de vencer el pánico que me inmovilizaba y grité desesperadamente. En ese momento sonó el despertador y abrí los ojos.
Todos hemos sufrido alguna pesadilla de este tipo, que seguro que Freud sabría interpretar. Imágenes vívidas, que generan un terror cierto, del que nos sentimos aliviados al abrir los ojos. Por suerte, nunca llega la sangre al río y despertamos a tiempo.
ResponderEliminarUn saludo
Bienvenido a 50palabras Antonio.
ResponderEliminarCuantas veces nos hemos despertado y hemos dado gracias a que todo fuese una pesadilla, ya que los sueños nos parecian tan reales. Esos dias hemos agradecido que sonase el despertador.
Buen relato Antonio.
Un abrazo.
Algo similar habrán sentido los asistentes de aquella célebre y pionera función de cine, donde los hermanos Lumiere proyectaron la secuencia de una locomotora que avanzaba hacia el aterrorizado público.
ResponderEliminar¡Qué susto!
Saludos.
Bienvenido a esta familia cincuentista, Antonio. Las pesadillas nos torturan a todos en más de una ocasión. La imagen del tren en el túnel tiene fuerza. Y el despertar, con o sin ayuda de un agente externo, es inevitable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Antonio, bienvenido a esta familia!
ResponderEliminarHay pesadillas que aterrorizan. Menos mal que siempre conseguimos despertar a tiempo. En este caso, se agradece la ayuda del odiado despertador.
Bien contado.
Besos
Me has sorprendido, abuelo Antonio. No me esperaba el final. El título me despistó por completo. Te felicito.
ResponderEliminar¡Uy, salvado por la campana! ¡Qué angustia he sentido!
ResponderEliminarQue levante la mano quien no haya tenido ese tipo de pesadillas e incluso quien después de ese mal sueño no se haya despertado con taquicardias. Eso sí, hay que reconocer que al despertar se siente una inmensa alegría al descubrir que era un sueño...
Bienvenido.
Malu.
Cuando soñamos siempre tenemos pesadillas que, o bien nos paralizan, o bien, ralentizan exasperadamente nuestros pasos... Me ha encantado, abuelo Antonio. ¡¡Felicidades!!.
ResponderEliminar