Eternamente tuya
Estaba allí, en su estantería, sutil, perfecta. Abrí delicadamente la cajita. Tenía los ojillos cerrados, la boquita provocadora. Me incliné, le susurré al oído:
—He vuelto, Linda, eres el regalo que nunca creí conseguir.
Noté el pinchazo doble en mi cuello. Sus dientes ensangrentados ya no me producían ningún temor.
—He vuelto, Linda, eres el regalo que nunca creí conseguir.
Noté el pinchazo doble en mi cuello. Sus dientes ensangrentados ya no me producían ningún temor.
Inicio estos comentarios con mi deseo de darte suerte, por tu simpático cuentito, de esta tierna criatura vampirica, que muerde por amor.
ResponderEliminarSaludos
Gracias Mª Jesús, es tan tierna, quién se puede resistir a ese dulce bocado.
EliminarPepe, igual me equivoco. Yo veo en esta criatura a una serpiente que tiene enamorado al protagonista. Podría ser una metáfora de una adicción. El relato se presta a diversas interpretaciones. Ojalá te sirva la mía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Carmen, me has descubierto, necesito una sobredosis de camello, o de vampiresa.
EliminarPepe no sé que tipo de criatura hay en esa cajita, no sé quién es esa Linda, pero lo que es cierto es que tiene abducido a tu protagonista.
ResponderEliminarOriginal relato Pepe.
Un abrazo.
Javier, es una muñeca diabólica. Ella, lleva esencia sutil de azahar, está Linda la mar y el viento.
EliminarTu relato padece la misma extraña enfermedad que mister Hyde y el doctor Jekyll, tan dulce, tierno y sutil en su primer párrafo para terminar todo pringoso de sangre al final. Uff.
ResponderEliminarSaludos, Pepe.
Por cierto, por la parte que me toca, ejem, yo le hago una lectura mucho más bucólica a Rubén Darío ;)
Como ya suenan los claros clarines, linda Mar garita, hoy te quiero contar un cuento:
Eliminar-Dr.Jekill, rápido, termine la operación, que le va a hacer efecto la pócima.
-Todo está controlado Dra.Marvel, bisturí... Oh, no, ... Argh!, serrucho...!
Aclaro que soy de los que cuando gota veo redondo caigo.
Eternamente tuyo.
Hay barreras que nunca dejaremos de cruzar por peligrosas que sean y aunque estemos prevenidos sobre su carácter letal. No queremos o no podemos dejar de hacerlo. Bienvenidos los mordiscos cuando son buscados.
ResponderEliminarUn saludo
Es cierto Ángel, además estaba tan apetitosa con su carita de porcelana.
EliminarUn abrazo.
A mí lo que me llama la atención de tu historia, Pepe, es la sumisión con la que actúa tu protagonista. Ello me da que pensar, coincidiendo con el comentario de Carmen Cano, en que podría tratarse, y esa también es mi opinión, de algo que le causa cierta adicción, cierta atracción inevitable (¿una droga, tal vez?).
ResponderEliminarEn fin, que nos narras una historia que tiene distintas interpretaciones. Además, nos la cuentas muy bien.
¡Enhorabuena! Y un saludo.
José Antonio, gracias por tu comentario, en realidad siempre nos queda un pequeño recuerdo de la infancia, algo con sabor a fetiche, y en esa catarsis, un zapato, un olor, el sabor de una madalena, una muñeca de porcelana, pueden ser la droga que se convierte en un asunto trascendental y perenne. Yo no sé qué haría si me encontrara con un alucinógeno semejante. Un saludo.
EliminarPepe, que bien contado este amor entre humanos y vampiros, bueno, desde el mordisco, ahora vampiros los dos. Original y espléndido trato del micro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Pablo, algo tan sencillo como una muñeca puede convertirse en el ser más perverso. Si no fuera porque hay precedentes Stephen King lo habría convertido ya en Best seller. Un abrazo.
EliminarPepe, creo que tu protagonista está acostumbrado a los mordiscos de la extraña criatura y además los recibe con placer. Por el titulo parece que van a estar juntos eternamente.
ResponderEliminarIntrigante relato. Y por tus comentarios creo que no sos vas a sacar de dudas...
Besos
Pilar, gracias por comentar, uno de los personajes más entrañables es el "mordisquitos" de Futurama. Pero en cuanto a lo de la pareja solo tienes que esperar, creo que el personaje le estaba poniendo la cornamenta a su pareja la Barbi, uy, quién ha dicho nada de Kent.
EliminarBesos.
Pues yo había pensado que lo que había en la cajita era una araña, pero ya veo que es una delicada y en principio, inofensiva muñeca de porcelana, que de repente se convierte en una malvada vampiresa que ha ido directa a la yugular del protagonista.
ResponderEliminarPues mira que nunca me han gustado esas muñecas, pero a partir de ahora, ya ni te cuento.
Intrigante e interesante relato. Un beso, Pepe.
Malu.
Yo tampoco querida Malú, creo que a partir de ahora me conformaré con las manufacturadas de goma eva, las famosas fofuchas. Un beso.
EliminarGenial, Pepe. Al leerte, he recordado la película «Ensayo de un crimen» de Luis Buñuel, donde el protagonista enloquece por una pequeña caja de música en cuyo interior danza la figura de una bailarina.
ResponderEliminarhttp://1.bp.blogspot.com/-KImEWmZDZ9Q/VBg0OmEHgAI/AAAAAAAAJRc/5BkHf7Zt2dw/s1600/ensayo%2Bde%2Bun%2Bcrimen7.jpg
¡Felicitaciones!
Un abrazo.
Vicente
Don Vicente, la verdad es que soy un fiel seguidor-admirador de Buñuel, aunque en general en España se olvida a menudo que la mayor parte de su producción se realizó en México. En Belle de jour, y creo recordar que también en El Ángel Exterminador, aparece también una cajita misteriosa pero se le oculta al espectador su contenido, yo creo que por ahí andan esas reminiscencias infantiles del genial aragonés. Te dejo el enlace por si quieres ver un microrrelato en mi particular homenaje al gran Luis Buñuel:
ResponderEliminarhttp://www.sttorybox.com/stories/5053-el-perro-de-bunuel
Un abrazo, compñero.
¡Magnífico!
EliminarSutil y perfecta esta adicción íntima que nos presentas, Pepe. No sabemos nada de sus efectos secundarios, pero sospecho que, como casi todo lo que nos gusta...
ResponderEliminarMuy buen relato.
Saludos.
Gracias, Enrique, es imposible resistirse. Cuando el regalo es perfecto, lo merece. Abrazos.
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